Maryclen Stelling.- En un complicado ambiente político nacional e internacional para el Gobierno, irrumpe el decreto emitido por la ANC que ordena al Consejo Nacional Electoral realizar las elecciones presidenciales para el primer cuatrimestre del año 2018.
El Gobierno toma la ofensiva en un complejo momento en el que enfrenta un fuerte y concertado cerco internacional, mientras que en el plano interno pretende paliar la grave la crisis económica, afronta el delicado caso Oscar Pérez y apuntala el incierto proceso de diálogo, entre otros desafíos.
El Gobierno toma la ofensiva en un complejo momento en el que enfrenta un fuerte y concertado cerco internacional, mientras que en el plano interno pretende paliar la grave la crisis económica, afronta el delicado caso Oscar Pérez y apuntala el incierto proceso de diálogo, entre otros desafíos.
La oposición política, fracturada, y hasta hace poco deshojando la margarita en torno a primarias, lucha por marcar el rumbo de la confrontación política. Sin embargo, ante el reto electoral luce desorientada y se debate entre llamados a no participar, vencer la desesperanza, defender la tarjeta de la Unidad e ir con un candidato unitario, aun cuando hasta el momento tres se han postulado.
El Gobierno realiza una acertada lectura de las circunstancias, al igual que de sus propias debilidades y fortalezas coyunturales, y decide “atacar” por sorpresa al enemigo político interno, por lo demás apuntalado internacionalmente. Jugada de alto impacto político que procura trasladar la batalla al escenario electoral con oponentes desconcertados y colocados en una encrucijada que, paradójicamente, los confronta con sus reiterados llamados a elecciones, conminándolos a aceptar el reto.
De acuerdo a vocero oficial, la decisión responde también a las sanciones impuestas contra Venezuela y varios de sus funcionarios por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Jugada política que quizá pretende “matar dos pájaros de un solo tiro”.
A partir de este momento las narraciones del proceso político-electoral, en tanto concepción competitiva de la democracia, estarán centradas fundamentalmente en la lucha “a muerte” y obtención del poder. Relatos que correrán de la mano de los propios actores políticos; medios tradicionales y redes sociales; analistas, encuestadores y sondeos de opinión, quienes generarán sus propias narrativas contradictorias sobre el proceso electoral. Así el discurso político, el transmediático y el experto, darán cuenta, desde dos frentes políticos, del impacto de la jugada política del Gobierno en el desarrollo del proceso y de los resultados electorales.
Emboscada política o guerra avisada, las cartas están echadas.
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