Astrid Colomine.
Ahed Al Tamimi, hija Palestina
Ahed Al Tamimi, 16 años,
Ahed Al Tamimi, hija Palestina,
Ahed Al Tamimi, frágil figura de gacela
y fiero corazón de león,
el viento cálido del desierto
me ha traído tus contundentes palabras
enzarzadas a una de las hebras doradas
de tu indómita cabellera de dunas
abundante, larga, y ondulada.
Has hecho de mi pecho un lacerante foso,
un grito seco y agudo libertario,
un deseo ciego de sostener firme
a tu alzado y apretado puño pequeño
frente a la fuerza desmedida ocupante,
a tu cabeza altiva de adolescente azucena
haciéndole frente a los que usurparon tu tierra,
a tu voz que resuena insistente en los cinco continentes
pero que es acallada por los poderes malsanos
que te detienen y te amarran de pies y manos
como cordero de Dios en sacrificio.
Materializas el peligro de la rebelión,
y por eso pretenden acallarte.
enterrarte en vida en una sucia mazmorra
como sus corrompidas almas de averno,
juzgándote por una docena de delitos
ante un burdo tribunal militar farsante
cuando tu único pecado mortal fue hacerles frente
a dos asesinos armados hasta sus fauces
impidiéndoles que mancillaran tu hogar y tu gente...
Quisieron borrar el perfume penetrante
de tu intuitiva mirada de mirra antigua,
tu expresiva raíz árabe de triunfadora amada,
como concepto puro de cómo te llamamos,
quisieron desarraigar los venerables nombres
asentados en las calles de tu aldea Nabi Saleh,
quisieron derribar los cimientos de tu autoestima caudilla,
de tu orgullo patrio, de tu soberanía innata de olivo
y no pudieron...ese nido de escorpiones no entendieron
porqué nunca tuviste miedo ante su deformación aberrante e incisiva,
tú, la de ojos de gélidos topacios tallados en dolor,
tú, el símbolo viviente de lo irreductible, de lo genuino y del honor.
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