jueves, 15 de junio de 2017

De la esquizofrenia discursiva a la agudización de la crisis de hegemonía

 

Se necesitan muchas cosas para cambiar el mundo:
rabia y tenacidad. Ciencia e indignación,
una iniciativa rápida, y una larga reflexión,
una fría calma y una perseverancia infinita,
la comprensión del detalle y del conjunto,
solo las lecciones de la realidad
pueden enseñarnos a transformar la realidad.
Bertolt Brecht

Nos encontramos en la actualidad venezolana de frente a dos movimientos que actúan en la misma dirección, los cuales perfilan la posibilidad del fracaso de una experiencia político social iniciada en diciembre de 1998.
Por más de cuatro años, desde la muerte del Comandante Chávez, el 5 de marzo de 2013, la situación venezolana, en una suerte de desconcierto aparente, ha venido combinando de manera perversa, cierta y casi irremediable, un doble proceso, en la forma, caracterizado por un discurso esquizofrénico por parte de la dirección del gobierno, junto a un contenido poderoso: la agudización de una crisis de hegemonía que plantea profundas contradicciones al interior del movimiento popular venezolano, poniendo en peligro inminente lo que fue un proceso institucional iniciado luego del triunfo electoral y el inicio del gobierno el 3 de febrero de 1999.
A la ausencia de autoritas de un sector que colaboró en el proceso de cooptación de la mermada salud del Comandante Chávez, una vez hecha pública la grave enfermedad que lo estaba afectando, posiblemente desde el año 2010, pero conocida de manera pública y evidente a principios del año 2011, y los sucesivos eventos de difíciles operaciones en junio del 2011 y a principios del 2012, se agregaron los dramáticos anuncios del 8 de diciembre de ese mismo año, eventos que permitieron la consumación de un proceso de encerramiento del poder en una cúpula que no ha podido sustituir el liderazgo de Chávez, por un lado, y cuya entera responsabilidad, producto de ese doble movimiento, formal en el discurso, y con un contenido involutivo en los hechos, han permitido e incluso acelerado, la situación que se vive en Venezuela en este año 2017, donde la derecha opositora, junto a sus aliados externos y bajo la dirección del gobierno norteamericano, han aplicado una tenaza político comunicacional incluyendo en el mes de abril del 2017, la decisión de incendiar al país, con una violencia desatada, sin consideración alguna, provocando muertes a diestra y siniestra, en conjunción con la acción de los voceros en el exterior, en una verdadera guerra de quinta generación, a nombre de la supuesta democracia occidental, particularmente en USA y en Europa, con el avance en esos países de fuerzas neoconservadoras y neo fascistas.
El debilitamiento y aislamiento de quienes acompañaron al Comandante Chávez en el gobierno en el período 1999-2012, tanto en el campo civil como militar, por un lado, junto a la búsqueda de un pacto de salvación del gobierno actual con los sectores de la socialdemocracia nacional e internacional, por el otro, han sido superados como fuerzas, por la ofensiva y la embestida política en el año 2017, culminando en la supuesta radicalización del gobierno a partir de la llamada a un proceso constituyente, en condiciones de extrema debilidad del mismo gobierno y del propio PSUV, que apoyan sin quererlo, a la opción más eficaz y trágica para Venezuela como es la aparición del personaje funesto, el llamado Pinochet bolivariano.
La dinámica acelerada del cambio de escenarios en pocos meses, con la creciente debilidad de un gobierno, desconcertado, esquizofrénico en su discurso, incapaz de actuar hegemónicamente ante sus verdaderos aliados por un lado, y por el otro, contradictoriamente con sus adversarios, cediendo posiciones en lo económico, teniendo como referencia la entrega de más de un 10% del territorio a empresas e intereses foráneos en el ¨Arco Minero del Orinoco¨, y una devastadora política económica con una casi situación hiperinflacionaria, desabastecimiento permanente de bienes y servicios de primera necesidad, aliñado con los fenómenos de corrupción, nepotismo e inseguridad ciudadana, negación de los procesos electorales de gobernadores de los estados en diciembre de 2016; han terminado auspiciando las condiciones para una ofensiva de la derecha, particularmente fascista, que ha llevado a este colofón, como muestra de debilidad extrema en unión a esa esquizofrenia discursiva, vacía, cansona, de estar con el pueblo, hasta llegar al cinismo de hablar de camino al socialismo, cuando no se asume ni siquiera la profunda crisis en que se debate la mayoría del pueblo venezolano.
Doble dinámica perversa, la de la esquizofrenia discursiva por un lado, al agravamiento de la crisis de hegemonía por el otro, en una dirección donde es el pueblo quien paga los platos rotos de la miseria, la muerte, en la cotidianidad de la vida, junto a una danza mortuoria de un baile de salsa fuera de lugar, ante un pronóstico reservado, con una dirigencia, esquizofrénica discursiva del lado del gobierno, como de la oposición fascista del otro, violenta y asesina, ambas que deben ponerse de lado, si es que se quiere tratar de salir del laberinto donde nos encontramos. Pero esto no se resuelve por decreto de unos u otros, sino con la real conformación de un nuevo bloque revolucionario que surja de la base del pueblo venezolano, en conjunción con su Fuerza Armada patriótica bolivariana.
 
 
Ex-ministro de Planificación.
 
Jorge Giordani

 

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