miércoles, 28 de junio de 2017

Nuestra agenda

Ayer se celebró un día que nos interpela. Interpela a todos los comunicadores, no sólo a esos que tienen número de CNP. Interpela a quienes trabajan en un medio de comunicación. Interpela a los líderes políticos. Interpela a todas y todos quienes tenemos “cuentas” en las redes sociales. Interpela a millones de personas. Hoy es un día en el que debemos preguntarnos qué hacemos para evitar que el odio sea el que mande. Los ejemplos sobran. Pero si no tiene tiempo, ponga Ruanda en cualquier buscador y entérese.
El poder de los medios de comunicación es infinito. Se construyen a diario “realidades”, “verdades” y mentiras. Inventan, tergiversan, manipulan. ¿Debemos decir que también inventamos, tergiversamos, manipulamos? Pues sí. Los medios no actúan solos. Algún dedo los activa. Y ese dedo puede azuzar la violencia o ayudar a apaciguarla. La agenda violenta tiene autores. Tal vez esos se rían de este post. Su objetivo (el de los violentos) rebasa esta reflexión. No es su agenda. Pero sí es la nuestra.
Hoy quiero entonces que nos interpelemos los demás. Que somos la gran mayoría que vive en este país. Esa mayoría que quiere la paz debe hacer un buen uso de los medios de comunicación y, sobre todo, de las redes sociales, esta herramienta que puede hacer mucho bien y mucho mal. Esta herramienta con la que todos comunicamos, decimos, hacemos… Y en ese hacer podemos promover una guerra fratricida. Y algunos hasta llegar a creerla necesaria cuando, en realidad, una guerra es el principio del fin.
No seamos parte del ejército de la agenda de los violentos. Cuando insultamos, cuando difundimos información falsa, cuando difundimos mensajes violentos, cuando desconocemos al otro, a la otra, nos convertimos en soldados de una guerra que no queremos.
Este día es de celebración, pero también pensemos en la responsabilidad y en el poder que tenemos. No lo usemos para desconocernos. Seamos soldados de la paz, de la solidaridad y el amor. Aislemos a los violentos. No más crímenes de odio. Sigamos.

Autor: 

Mercedes Chacín

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