lunes, 18 de octubre de 2010

Conversación en la Catedral.

Roberto Malaver


Cuando el gobernador del estado Táchira, César Pérez Vivas, llegó al aeropuerto internacional Jorge Chávez, en Perú, al tomar su equipaje y salir vio que un hombre lo estaba esperando con un cartelito: “Bienvenido César Pérez Vivas”. Se acercó al hombre y le dijo “Yo soy Pérez Vivas”, y el señor le contestó “Y yo soy Tancredo Montiel, el chofer de Manuel Rosales, quien me envió a esperarlo”.

Tancredo Montiel cargó el equipaje y arrancó rumbo al hotel Marriot, donde se hospeda su jefe. En el trayecto, Pérez Vivas le preguntó la hora, y Tancredo le dijo que eran las 3: 20 pm, y “este reloj me lo regaló mi jefe hace poco y es exacto, no como esos relojes piratas que regala otra gente, este es pura calidad”. El gobernador sonrió y preguntó cómo estaba la cosa y si sabía quiénes lo estaban esperando y el chofer le dijo que “seguramente usted es una persona muy importante, porque allí lo está esperando un gentío, hasta un fotógrafo contrató mi jefe para que la foto la envíen a todos los medios del mundo y que se sepa que usted estuvo al lado de esa gente luchando por la libertad y la democracia”. “Y se puede saber quiénes me esperan”.

“Claro, allí está Carlos Ortega, quien ya montó un sindicato en el hotel y él es el jefe, está también Nixon Moreno, un politólogo que se las sabe todas, está Oscar Pérez, quien ahora está manejando un taxi y quería venir a esperarlo, pero mi jefe le dijo que le estaba cobrando muy cara la carrera, y también está un señor que siempre está atento a todo lo que dice mi jefe, ese se llama Timoteo Zambrano, lo que le quiero decir es que usted será bien recibido”.

Llegaron al hotel y allí se bajó Tancredo Montiel del vehículo y le abrió la puerta al gobernador y rápidamente se acercó otro personaje para llevarle el equipaje y “no se preocupe, yo trabajo para doctor Manuel Rosales y él me envió a atenderlo, y le llevo el equipaje a su cuarto y después lo llevo a la reunión en la suite del doctor”.

Después, el gobernador llegó a la reunión con el Comité de Luchas por la Libertad y la Democracia, un nombre que le había puesto el politólogo Nixon Moreno, pero que todavía no había sido aprobado por Timoteo Zambrano porque “consideraba que le faltaba fuerza y expresión de convocatoria”. Todos se pusieron de pie y uno por uno abrazaron al gobernador, y el fotógrafo contratado tomó la foto que luego saldría para todos los periódicos del mundo y las páginas web y los blogs.

Tomó la palabra Manuel Rosales y dijo que “es para nosotros un honor darle la bienvenida a un luchador por la libertad y la democracia y a un luchador contra la corrupción, ese mal que carcome a toda nuestra sociedad y que es impulsado por el régimen dictatorial. Queremos decirte, compañero, que Pablo, nuestro gobernador en el Zulia, no pudo venir, pero ya estará con nosotros. Se trata pues de hacerte saber personalmente que estamos contigo y contamos contigo para salir del régimen chavecista. Y eso lo puedes tomar como una especie de conversación en la Catedral, es decir, de secreto entre nosotros”. Tancredo Montiel interrumpió aplaudiendo el discurso y Rosales le dijo, “todavía no es la hora de aplaudir, Tancredo, yo te aviso”.


robertomalaver@cantv.net



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