martes, 20 de julio de 2010

Ofensiva general de los fascistas contra la Revolución Bolivariana.


Hernán Mena Cifuentes

Como esos tahúres que, pese a jugar con cartas marcadas lo han perdido casi todo, deciden apostar lo poco que les queda, el fascismo reincidente y desesperado vuelve a sacar de la manga la carta de la conspiración, lanzando una ofensiva general desde varios frentes en su trasnochado afán de destruir a la triunfante Revolución Bolivariana y a su líder Hugo Chávez.

Su objetivo inmediato es el proceso comicial del 26 de septiembre en el que 17,5 millones de venezolanos están convocados para elegir a sus representantes en el Parlamento Nacional y, convencidos como están de la derrota que les espera, lo cual ha ocurrido en todas las elecciones realizadas en los últimos once años, decidieron hacer lo que siempre han hecho, sabotear los comicios, denunciando desde que habrá fraude y desatar actos de violencia una vez confirmado su nuevo fracaso.

Sus planes desestabilizadores van más allá de atentar contra esos comicios, pues su meta final es la destrucción de la Revolución Bolivariana y del mecanismo integrador latinoamericano y caribeño conocido como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), conformado por ocho países cuyos progresistas gobernantes también son blanco de la conjura de los conspiradores, ya que su arrollador avance constituye una seria amenaza contra el imperio estadounidense y sus vasallos de las oligarquías criollas.

Contra Venezuela, por mandato de Washington, vienen conspirando desde antes y después del triunfo electoral de Chávez, y contra el Alba colocaron la primera piedra asestando el artero golpe de Estado en Honduras, el cual derrocó hace poco más de un año a su legítimo presidente, Manuel Zelaya, restándole con ello a uno de sus miembros, calculando erróneamente que debilitarían al proceso integrador que hoy sigue avanzando ininterrumpidamente.

De allí que desde Washington, Bogotá, San José de Costa Rica, Santiago de Chile y otras capitales de América Latina y de Europa, donde gobiernan los fascistas, se ha orquestado una campaña de calumnias y mentiras contra Venezuela con apoyo de la jerarquía eclesiástica católica, de los medios mercenarios, de algunos parlamentarios del viejo continente y de esos políticos criollos, cadáveres insepultos que aún sueñan con volver a gobernarla.

La más reciente de esas maniobras contenida en la ofensiva fascista contra Venezuela es orquestada desde Bogotá por el agónico régimen de Álvaro Uribe Vélez, quien, sumiso y obediente al mandato de Washington, ha denunciado la presencia en territorio venezolano de efectivos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Ejército Popular (FARC-EP) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

La acusación está apoyada por la presentación de las coordenadas donde supuestamente se ubicarían los campamentos de esas dos agrupaciones guerrilleras, argumento que ha sido esgrimido como prueba en otras oportunidades similares por las autoridades colombianas, estableciéndose que eran falsas, ya que los lugares señalados se hallaban en territorio colombiano.

Bogotá se vale para hacer esta nueva denuncia de la situación que presenta una frontera común de 2.216 Km. de extensión, bordeada de selva que hace virtualmente imposible su efectivo control, lo que facilita el auge del tráfico de droga y otros delitos, así como la presencia de los paramilitares que, según Human Rights Watch, sobrevivieron al falso proceso de desmovilización diseñado por el régimen de Uribe.

Se trata de una zona donde es difícil saber dónde comienza o termina la frontera, como lo es también establecer la línea que separan a Colombia de Brasil, Ecuador y Perú, por lo que el ejército colombiano, que ha fallado en su misión de derrotar a la guerrilla en el resto de su territorio, mucho menos puede hacerlo en esa zona incontrolable y como pretexto de su fracaso culpa a Venezuela de permitir la presencia de las FARC-EP y el ELN en nuestro país.

¿Qué autoridad moral tiene un régimen fascista como el de Uribe para hablar de invasión de guerrilleros de las FARC-EP y del ELN a territorio venezolano, cuando ha sido el ejército colombiano, negación y deshonra del honor militar, el que invadió a Ecuador, un país hermano para asesinar al mítico comandante Raúl Reyes, a 20 de sus compañeros, a tres estudiantes mexicanos y a un ciudadano ecuatoriano; y violó la soberanía de ese país y de Venezuela para secuestrar a Simón Trinidad y a Rodrigo Granda".

Las andanadas conspirativas también son disparadas desde Chile, donde un grupo de 15 parlamentarios fascistas, legítimos herederos del genocida Augusto Pinochet, en un acto imperdonable e ilegítimo de injerencia en los asuntos internos de un país soberano, han tenido la osadía de solicitar a los organismo internacionales “una actitud más vigilante con el cumplimiento de las normas básicas que aseguren la integridad y la transparencia del próximo proceso electoral”.

No satisfechos con ese exabrupto acordaron, de manera unilateral, anunciar el envío a Venezuela de un grupo de senadores chilenos como observadores electorales de los comicios parlamentarios del 26 de septiembre. Demás está decir que, en digna respuesta a ese intento de atentado contra la soberanía del país, la Asamblea Nacional y el Consejo Nacional Electoral acordaron inhabilitar a los senadores chilenos para cumplir las funciones que pretendían realizar en esas elecciones.

La cancillería chilena, donde aún sobreviven remanentes de la dictadura pinochetista, avaló la decisión de los injerencistas senadores protestando en un comunicado el legítimo rechazo venezolano a su injerencia, adoptando como es práctica común de los fascistas ocultar su rostro de ofensores colocándose la máscara de ofendidos, por lo que en nuevo acto de dignidad y soberanía Caracas respondió a ese nuevo intento de ultraje.

El Parlamento Europeo se sumó a la ilegítima e injerencista decisión adoptada por sus colegas chilenos al aprobar una resolución que pide al Gobierno venezolano que, “con miras a las elecciones legislativas del 26 de septiembre, respete las reglas de la democracia y los principios de la libertad de expresión, reunión, asociación y elección, y que invite a la Unión Europea y a organismos internacionales a actuar como observadores en dichas elecciones”.

Los miembros del Parlamento Europeo viven en el pasado, cuando Venezuela y demás países latinoamericanos y caribeños eran colonias de Europa que los invadió y conquistó a sangre y fuego, llegando casi a exterminar a los pueblos originarios, saqueando sus riquezas, destruyendo sus dioses y culturas, y parecen olvidar que un día se liberaron y que hoy son libres y soberanos, por lo que la Revolución Bolivariana no acepta injerencia ajena alguna, provenga de donde provenga.

A la ofensiva se unió la “Malinche” Laura Chinchilla, presidenta de Costa Rica, quien suscribió el vergonzoso convenio que autoriza la ocupación del país centroamericano por 7.000 marines yanquis, con el apoyo de una flota de 45 buques de guerra y de una flotilla de aeronaves de combate, con el burdo pretexto de la lucha contra el narcotráfico, cuando la verdad es que convierte a la nación, como se ha hecho con Colombia, en una cabecera de playa para invadir en cualquier momento a Venezuela.

Ni qué hablar de los jerarcas criollos de la Iglesia católica, devenidos en políticos y generales mercenarios con sotana, que han dejado a un lado el Evangelio que habla de la paz entre los hombres de buena voluntad y de las enseñanzas de humildad que divulgó Cristo, para lanzarse a una guerra sin tregua ni cuartel contra todos los procesos libertarios surgidos en la región a partir del triunfo de la Revolución Bolivariana, cuyos líderes al igual que Chávez persiguen la utopía de un mundo posible.

Como hace dos siglos, cuando conspiraron contra Bolívar y su gesta libertaria, hoy conspiran contra Chávez, Lula, Evo, Correa, Lugo, Ortega, Mujica y contra cualquier gobernante que se niegue a ser vasallo de Washington, pero contra Chávez su odio visceral se hace más profundo por tratarse de un líder que usa las verdades contra sus mentiras y demás calumnias que lanzan contra él, siguiendo órdenes del imperio yanqui, como ayer lo hicieron de español.

Los jerarcas de la Iglesia católica en Venezuela se aprovechan de esta acción desestabilizadora, tratando de desviar la atención de la opinión pública internacional del escándalo y repudio mundial que ha generado la perversa práctica de la pederastia por parte de muchos de sus sacerdotes que arruinaron las vidas de miles de niños, adolescentes y jóvenes en todo el planeta y que el Vaticano trató de ocultar ordenando silenciar ese crimen de lesa humanidad.

Los medios mercenarios nacionales e internacionales al servicio del imperio ocupan las trincheras de avanzada de esa ofensiva fascista, como puede leerse, escucharse y verse en cualquier espacio informativo y de opinión de esos diarios, emisoras y televisoras que difunden a los cuatro vientos el veneno de sus calumnias contra Chávez, mientras que desde la SIP, sus dueños lo acusan falsamente de atentar contra la libertad de prensa.

Y desde Washington los estrategas de la guerra sucia, la cual se adelanta contra ese proceso inédito y pacífico que es la Revolución Bolivariana y contra el proceso integrador de América Latina y el Caribe que el Alba, continúan presurosos, aportando ideas y recursos a esos gobernantes, parlamentarios, sacerdotes, propietarios de medios e insepultos cadáveres políticos que por un puñado de dólares traicionaron a sus pueblos.

Ignoran tanto el amo como sus vasallos que en Venezuela y en el resto de América Latina y el Caribe está en marcha un irreversible proceso revolucionario e integrador avalado por el Alba, bajo el liderazgo de Chávez y de otros gobernantes progresistas apoyados por sus pueblos, decididos a ofrendar sus vidas por su libertad, como lo hicieron sus antepasados hace 200 años luchando contra otros imperios que como el yanqui hoy pretendieron convertirlos en esclavos.

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