Aurelio Gil Beroes
Las relaciones entre los gobiernos de Colombia y Venezuela están en punto crítico.
El 22 de Julio pasado, el Gobierno del presidente, Álvaro Uribe, quien en pocos días terminará su mandato, acusó a Venezuela, por intermedio de su elocuente embajador en la OEA, Luis Alfonso Hoyos, de dar abrigo en su territorio a guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), enfrentados al Gobierno de Bogotá.
El embajador colombiano presentó pruebas de utilería y dijo que en territorio venezolano se encontraban 87 campamentos de guerrilleros colombianos.
En respuesta a esta afrenta, pocas horas después, el presidente venezolano Hugo Chávez, anunciaba la ruptura de relaciones con Colombia.
Uno y otro hechos coparon la escena mediática internacional y se impusieron sobre otros acontecimientos continentales, especialmente sobre uno registrado en Colombia: las macabras evidencias del cementerio militar de La Macarena, una fosa común donde habría “ aproximadamente 2.000 cuerpos” sin identificar.
Hechos para ocultar
El cementerio militar de La Macarena, como ahora se le conoce, es una área de unos 6.500 metros cuadrados, ubicada en el municipio del mismo nombre, contiguo a la base militar que ocupan las Fuerzas de despliegue Rápido (FUDRA) del ejército colombiano, en el Departamento del Meta, unos 450 kilómetros al sur de Bogotá.
De acuerdo con el testimonio del investigador Camilo Lizarazu (“El cementerio clandestino de La Macarena”, Web Telesur), el sitio “Se compone de cientos de fosas identificadas con pequeñas tabletas de madera que tienen inscripciones de las fechas en las que fueron enterrados los cuerpos y que datan desde 2004 hasta el 2010.
Lizarazu cuenta que asistió a una audiencia de Derechos Humanos, en la semana comprendida entre el 12 y el 17 de Julio de 2010, convocada por la senadora Gloria Inés Ramírez en el municipio de La Macarena, Departamento del Meta, en la que participaron además la senadora Piedad Córdoba, la presidenta del Polo Democrático, Clara López, y una delegación compuesta por nueve parlamentarios europeos, así como diversas organizaciones internacionales.
“Escuchamos los testimonios de los representantes de ochocientos campesinos que llegaron de distintos municipios de la región”, dijo el testigo.
Señala que las exhumaciones, que están comenzando ahora, son realizadas por la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía y que según testimonio de los lugareños, en un comienzo los militares amontonaban los cadáveres en bolsas negras, pero luego el sepulturero oficial de la municipalidad se encargó de enterrarlos.
En un oficio fechado fechado el 12 de Febrero de 2010, la directora nacional de investigaciones Especiales de la Procuraduría, Alexandra Valencia, afirmó que en el cementerio habría “aproximadamente 2000 cuerpos” y que era necesario iniciar de inmediato las labores de identificación.
Durante el Gobierno de Uribe
De acuerdo con los campesinos de la zona, esta macabra práctica comenzó en el 2004, año cuando Uribe ejercía el segundo año de su primer gobierno, y daba inicio a su famoso Plan Patriota, una versión perfeccionada del Plan Colombia, que se inscribía plenamente dentro de los postulados de la Nueva Estrategia de Seguridad Nacional del Gobierno de George Bush.
La Cancillería colombiana ha reconocido, oficialmente, que en el cementerio militar de La Macarena, habría 449 cadáveres “de personas abatidas por el Ejército, en combates ocurridos en la zona”.
Sin embargo, según organizaciones de Derechos Humanos, se han documentado decenas de expedientes de jóvenes de la región desaparecidos y luego enterrados en el cementerio del ejército.
Los activistas de derechos humanos han denunciado también, que las familias que divulgan situaciones similares, han sido constantemente amenazadas.
La Seguridad Democrática
En diciembre de 2009, una delegación de ONG británicas visitó el cementerio militar de La Macarena y se entrevistó con el Coronel del Ejército, Alfonso Yunda, quien les aseguró que el cementerio “daba cuenta de uno de los mayores éxitos de la política de Seguridad Democrática del presidente Uribe, puesto que allí yacían guerrilleros dados de baja en combate”, relata Lizarazu.
Agregó que Johnny Hurtado, el defensor de los derechos humanos que guió a la delegación británica en su visita al cementerio, fue asesinado en su finca el 15 de Marzo de 2010.
La política de la Seguridad Democrática, fue presentada por Uribe en Junio de 2003 y es otro complemento del Plan Colombia que, según el mandatario colombiano, persigue “recuperar el orden y la seguridad, requisito cardinal para vigencia real de las libertades y los derechos humanos, preocupación central de este gobierno”.
El presidente Uribe estuvo el pasado domingo 25 de julio en La Macarena, y proclamó a ese Municipio como “ejemplo de su proyecto de recuperación y consolidación del territorio”.
La denuncia de Córdoba
En la Macarena, Uribe atacó a la senadora liberal, Piedad Córdoba, y al representante del Polo Democrático Alternativo, Iván Cepeda, quienes han denunciado el hallazgo del cementerio, como una atrocidad del Gobierno del
actual mandatario y de su ex-ministro de la defensa, hoy presidente electo, Juan Manuel Santos.
En su arremetida, Uribe los calificó de “voceros del terrorismo que buscan desacreditar la fuerza pública”.
El presidente visitó la zona con el objetivo de “felicitar y agradecer”a las tropas del ejército por las tareas desempeñadas.
Córdoba manifestó: “El terrorismo disfrazado del Presidente nos persigue hasta La Macarena, para tapar los horrores del gobierno más sanguinario de la historia”.
Y acusó al presidente de tratar de “esconder la atrocidad que cometió en la región de “La Macarena”, donde denunció la existencia de una fosa común con más de 2.000 víctimas.
Por su parte, Cepeda señaló que el presidente Uribe” está buscando ocultar una situación muy grave de violaciones masivas de derechos humanos en La Macarena”.
Y Agregó: “El presidente no podrá ocultar con ataques personales un hecho que hay allí, que ha sido comprobado por una comisión del Congreso de la República, que hizo presencia en el Municipio de La Macarena y que constató
que allí, en los terrenos aledaños a la base militar hay un cementerio”.
Una misión y un escándalo
El Gobierno de Uribe llega a su fin con una misión pendiente, inscrita en los planes desestabilizadores de Washington: tensar las relaciones con Venezuela y desprestigiar al Gobierno del presidente Chávez, nacional e internacionalmente, en la víspera de las cruciales elecciones parlamentarias del 26 de septiembre próximo.
Por esos urde el trenzado de mentiras y calumnias presentado en la OEA por el embajador Hoyos.
Uno de los objetivos tácticos es colgar un yunque en el cuello de la opción electoral bolivariana, para que sea derrotada en las elecciones del 26S.
Ni tan Santos
Entre tanto, el presidente electo , Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa de Uribe, opta por no pronunciarse sobre las falacias presentadas en la OEA, para, eventualmente, poder presentar una posición negociadora a su vecino Venezuela.
Y ante el macabro escándalo del cementerio militar de La Macarena, ha solicitado el cambio del alto mando militar.
Desea comenzar su mandato sin los oficiales que, bajo su mando, sembraron a La Macarena de víctimas de la “exitosa” política de la Seguridad Democrática del presidente Uribe.
En La Macarena, de acuerdo con la directora nacional de investigaciones Especiales de la Procuraduría, Alexandra Valencia, habría aproximadamente 2.000 cuerpos.
Las reacciones de asombro y repudio que en Colombia y el mundo esta generando este acontecimiento se agigantan cada día.
Una pregunta deja Lizarazu en el aire: “ ¿Cuantos cementerios clandestinos creados por las fuerzas militares, como el de La Macarena, habrá en los municipios de Colombia"
Ojala no sirva ese lugar para enterrar la paz entre Colombia y Venezuela.
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