“Cualquier reclamación que sea sin membrete.
Buenas noches, amigos y enemigos”. Silvio Rodríguez
El resurgimiento –no surgimiento, porque la idea nueva no es-, de un diario dedicado a las caraqueñas y caraqueños, nos trajo en primer lugar alegría y lo saludamos sinceramente; por ser éste un proyecto en el que, de alguna manera, estamos presentes otros soñadores, y al que deseamos larga vida, en los amaneceres y en las auroras que nos regala la serranía del valle caraqueño.
Hace unos meses, un buen amigo me adelantó la buena nueva de la próxima edición de una publicación novedosa que resumiría los hechos cotidianos de la ciudad, de sus gentes, sus costumbres y sus historias. En ese momento me pareció una quimera, algo muy difícil de garantizar, y un reto eso de recabar noticias diariamente sin que fueran éstas “refritos o caliche” de otros órganos.
Hoy llega a mis manos un ejemplar del diario y después de haberlo revisado minuciosamente, me agradó encontrar en él aquel espíritu revolucionario que animó a Caracas a la Vanguardia, quincenario que a partir de mayo de 2006, reseñaría todo el acontecer de la gestión de la Alcaldía y del entonces representante del poder popular municipal; con la diferencia de que, por ser aquella publicación de carácter institucional, reflejaba exclusivamente el trabajo de las direcciones de la Alcaldía de Caracas reflejado en sus obras. Caracas a la Vanguardia se encartaba en el diario VEA y fue acogido con beneplácito por los amigos, y apatía por los seudo revolucionarios.
Recuerdo y guardo además lo redactado en su primera Editorial, frases tan preocupantes y determinantes como: “Tenemos mucho que mostrar y no lo hacemos” planteándose además, que por encima de las dificultades se habían logrado muchas cosas, porque la Alcaldía sí trabajaba, “pero lo que se hacía no se daba a conocer”
Han pasado tres años del nacimiento de Caracas a la Vanguardia y quienes lo conocieron, trabajaron o colaboraron en él se verán reflejados en este Ciudad CCS, que nuevamente rompió el hielo comunicacional municipal, con otra dinámica y diferente estructura en cuanto a maqueta y diseño. Muchos compatriotas se preguntarán qué fue de ese periódico, por qué dejó de salir, dónde está el equipo que lo formaba.
Detrás de Caracas a la Vanguardia existía un gran equipo de profesionales que, partiendo de la idea y el profesionalismo del filólogo, lingüista y periodista Ángel Cristóbal García, autor intelectual y director de este proyecto, y acampanándose por la tropa formada por Tulio Camacho, Julio Ramón Torres, Sonimar Ordaz, Luis Alayón, Miriam Santacruz, Morela Rodríguez, Raúl Rico, Vilma Pineda y esta redactora, le dieron vida a la nueva iniciativa municipal, como publicación que planeaba dirigirse hacia y las comunidades, para dar a conocer lo que se hacía pero no se decía.
Por complicidades internas de carácter poco democrático, y menos aún revolucionario y todavía mucho menos socialista, alcanzamos a editar apenas 5 números, para un total de 200 mil ejemplares, pues las aves de rapiña de las ambiciones personales, y los malos ejemplos que aún sobreviven como “derecha endógena” del chavismo, destruyeron esta actividad, la cual puedo argumentar que estaba plena de pasión y entrega profesional, de amor por lo resultados de la labor comunitaria, pues había compañeros que se dedicaban a reportear desde el propio cerro, llevando al periódico el testimonio recogido en las intensas jornadas barrio adentro, acompañando la información de la foto adecuada del testimoniante.
Las bajas pasiones fueron desatadas como caja de Pandora; el equipo fue desintegrado al sustituirse al compañero director por motivos inexplicables y desconocidos hasta el momento: ¿acaso pesaba mucho la nacionalidad del compañero venido de una querida isla que es ejemplo de dignidad? Algunos de los periodistas salimos “en comisión de servicios” y otros fríamente fueron echados, o salieron a la desbandada como pájaros que abandonan el territorio porque se acerca el crudo y despiadado invierno. Todo esto muy incomprensible para esta cronista que todavía confía en el mejoramiento humano y en un verdadero cambio de gobierno.
Caracas a la Vanguardia fue un hito y un reto que marcó pauta para todos los que colaboramos en él, pues aunque el director de facto cambió el nombre originario por Caracas Avanza, en realidad era una reedición de aquél, con la misma maqueta y la misma diagramación que respondía al estilo del primero.
Ahora, después de haber leído este Ciudad CCS que de buena manera también apela a una nueva realidad comunicacional, lo considero una alternativa excelente para los ciudadanos que habitamos dentro de esta gran urbe, sobre todo si va a ser guiado por los propios voceros de las parroquias, quienes serán los protagonistas de las pautas que día a día conformarán este noble proyecto “quijotesco”, al buen decir de su director y colega Ernesto Villegas.
Cuando escribo estas líneas aún ignoro el destino laboral de aquellos compañeros y compañeras, pero puedo hablar del mío, que es muy triste y sin utilidad práctica: agotándome en un proyecto intelectual que a nadie importa y entregando por voluntad propia informes de trabajo que son engavetados en algún desteñido escritorio de la Alcaldía, muy lejos de mi perfil ocupacional.
A veces me pienso que no formo parte de un gobierno socialista, que seguimos en la vieja escuela partidista o que tal vez, por ser de donde vengo, sea éste motivo para una incomprensible xenofobia en pleno siglo XXI.
Trabajando sin las herramientas necesarias para toda periodista, escritora e investigadora; incluso sin escritorio y sin asiento fijo donde sentarme; me doy a la tarea de no “rajarme”, de seguir hacía adelante: porque estoy formada por una ética profesional y revolucionaria que no me permiten hacer un alto para descansar en esas sillas que siempre esperan al borde del camino; porque mis principios y mi dignidad, esa dignidad de un ejército de hombres que siempre nos enseñó y demostró que sólo los cristales se rajan: que el ser humano comprometido permanece siempre de pie y sin enojos. Como dice la prosa de una canción de Silvio:
No he estado en los archivos ni en las papelerías y se me archiva en copias y no en originales / No he estado en los mercados grandes de la palabra, pero he dicho lo mío a tiempo y sonriente.
Filóloga, periodista y escritora
feliprensaparla@yahoo.com
Buenas noches, amigos y enemigos”. Silvio Rodríguez
El resurgimiento –no surgimiento, porque la idea nueva no es-, de un diario dedicado a las caraqueñas y caraqueños, nos trajo en primer lugar alegría y lo saludamos sinceramente; por ser éste un proyecto en el que, de alguna manera, estamos presentes otros soñadores, y al que deseamos larga vida, en los amaneceres y en las auroras que nos regala la serranía del valle caraqueño.
Hace unos meses, un buen amigo me adelantó la buena nueva de la próxima edición de una publicación novedosa que resumiría los hechos cotidianos de la ciudad, de sus gentes, sus costumbres y sus historias. En ese momento me pareció una quimera, algo muy difícil de garantizar, y un reto eso de recabar noticias diariamente sin que fueran éstas “refritos o caliche” de otros órganos.
Hoy llega a mis manos un ejemplar del diario y después de haberlo revisado minuciosamente, me agradó encontrar en él aquel espíritu revolucionario que animó a Caracas a la Vanguardia, quincenario que a partir de mayo de 2006, reseñaría todo el acontecer de la gestión de la Alcaldía y del entonces representante del poder popular municipal; con la diferencia de que, por ser aquella publicación de carácter institucional, reflejaba exclusivamente el trabajo de las direcciones de la Alcaldía de Caracas reflejado en sus obras. Caracas a la Vanguardia se encartaba en el diario VEA y fue acogido con beneplácito por los amigos, y apatía por los seudo revolucionarios.
Recuerdo y guardo además lo redactado en su primera Editorial, frases tan preocupantes y determinantes como: “Tenemos mucho que mostrar y no lo hacemos” planteándose además, que por encima de las dificultades se habían logrado muchas cosas, porque la Alcaldía sí trabajaba, “pero lo que se hacía no se daba a conocer”
Han pasado tres años del nacimiento de Caracas a la Vanguardia y quienes lo conocieron, trabajaron o colaboraron en él se verán reflejados en este Ciudad CCS, que nuevamente rompió el hielo comunicacional municipal, con otra dinámica y diferente estructura en cuanto a maqueta y diseño. Muchos compatriotas se preguntarán qué fue de ese periódico, por qué dejó de salir, dónde está el equipo que lo formaba.
Detrás de Caracas a la Vanguardia existía un gran equipo de profesionales que, partiendo de la idea y el profesionalismo del filólogo, lingüista y periodista Ángel Cristóbal García, autor intelectual y director de este proyecto, y acampanándose por la tropa formada por Tulio Camacho, Julio Ramón Torres, Sonimar Ordaz, Luis Alayón, Miriam Santacruz, Morela Rodríguez, Raúl Rico, Vilma Pineda y esta redactora, le dieron vida a la nueva iniciativa municipal, como publicación que planeaba dirigirse hacia y las comunidades, para dar a conocer lo que se hacía pero no se decía.
Por complicidades internas de carácter poco democrático, y menos aún revolucionario y todavía mucho menos socialista, alcanzamos a editar apenas 5 números, para un total de 200 mil ejemplares, pues las aves de rapiña de las ambiciones personales, y los malos ejemplos que aún sobreviven como “derecha endógena” del chavismo, destruyeron esta actividad, la cual puedo argumentar que estaba plena de pasión y entrega profesional, de amor por lo resultados de la labor comunitaria, pues había compañeros que se dedicaban a reportear desde el propio cerro, llevando al periódico el testimonio recogido en las intensas jornadas barrio adentro, acompañando la información de la foto adecuada del testimoniante.
Las bajas pasiones fueron desatadas como caja de Pandora; el equipo fue desintegrado al sustituirse al compañero director por motivos inexplicables y desconocidos hasta el momento: ¿acaso pesaba mucho la nacionalidad del compañero venido de una querida isla que es ejemplo de dignidad? Algunos de los periodistas salimos “en comisión de servicios” y otros fríamente fueron echados, o salieron a la desbandada como pájaros que abandonan el territorio porque se acerca el crudo y despiadado invierno. Todo esto muy incomprensible para esta cronista que todavía confía en el mejoramiento humano y en un verdadero cambio de gobierno.
Caracas a la Vanguardia fue un hito y un reto que marcó pauta para todos los que colaboramos en él, pues aunque el director de facto cambió el nombre originario por Caracas Avanza, en realidad era una reedición de aquél, con la misma maqueta y la misma diagramación que respondía al estilo del primero.
Ahora, después de haber leído este Ciudad CCS que de buena manera también apela a una nueva realidad comunicacional, lo considero una alternativa excelente para los ciudadanos que habitamos dentro de esta gran urbe, sobre todo si va a ser guiado por los propios voceros de las parroquias, quienes serán los protagonistas de las pautas que día a día conformarán este noble proyecto “quijotesco”, al buen decir de su director y colega Ernesto Villegas.
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Filóloga, periodista y escritora
feliprensaparla@yahoo.com
2 comentarios:
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