lunes, 18 de agosto de 2008
¡Esto es cosa de hombres!, el cáncer es la segunda causa de muerte de los varones en Venezuela
Ciudad de México, 17 Ago. ABN.- En Venezuela la tercera causa de muerte en hombres son los homicidios; de acuerdo con el Ministerio del Poder Popular para la Salud, sólo en 2006 murieron 8,324 varones. “Murieron” no es la palabra correcta a emplear en estos casos, pues no es suficientemente descriptiva. Estos hombres no “murieron”: se balearon, acuchillaron, golpearon, etcétera, uno a otro, unos con otros, otros a uno, hasta perder la vida. La cuarta causa de muerte en hombres, son los accidentes de tráfico de vehículos de motor; en el mismo año murieron 4,923 varones. En la mayoría de estos accidentes, el conductor cometió algún grado de imprudencia; iba alcoholizado o a exceso de velocidad o ambas cosas. Estos más de 13,000 hombres dejaron de existir por razones hasta absurdas; se mataron entre sí o uno mató a otro (como sea, se usó violencia que terminó en muerte), o no hicieron caso a “el que maneja no toma” o simplemente conducían demasiado rápido. Las cantidades y las maneras del cómo pierden la vida los hombres nos obligan a analizar el tema, pues se pone en evidencia que los varones mueren en gran medida por reproducir un comportamiento que es socialmente aceptado y avalado en diferentes culturas. Existe una Masculinidad hegemónica, es decir, una conducta típica en los hombres, donde ser varón significa asumir los siguientes “mandatos”: activos, jefes de hogar, proveedores, nunca rebajarse, ser fuertes, no tener miedo, no expresar sus emociones, tener cierto permiso para usar la violencia, entre otros. Hágase la pregunta ¿será así? Analizando los resultados que deja este comportamiento hegemónico encontramos que estamos ante un problema serio, en Venezuela durante el 2006 por las causas homicidios y accidentes de tráfico de vehículos motor, murieron 15,000 personas en total (suma de hombres y mujeres), de esas defunciones, como ya vimos, 13,000 eran de varones. Es decir, los hombres morimos por miles al comportarnos como “debemos”. Hemos aprendido desde niños y reproducimos casi toda nuestra vida como algo común y normal, el resolver los conflictos utilizando la violencia o a liberar adrenalina de alguna manera. En todas las sociedades de América Latina el escenario es similar, las principales causas de muerte en hombres son las mismas (sólo varían en su ubicación en la lista), y tienen que ver con el comportamiento: homicidios, accidentes de tráfico, enfermedades del hígado (como cirrosis) y cáncer de próstata. Aquí, otros datos estadísticos que nos revelan más motivos de preocupación; la segunda causa de muerte en hombres en el país es el cáncer. Existen varios tipos de esta enfermedad, pero una de las clases de cáncer que más mata es el de próstata. Sólo en 2006, perdieron la vida casi 2,000 varones por este padecimiento. Pues bien, resulta que ningún hombre debería morir por este cáncer ya que es totalmente prevenible. Es necesario que periódicamente los varones se revisen sus propios testículos para estar seguros de que no tienen ningún abultamiento, que suele ser la primera señal de cáncer testicular. Este cáncer es más común en hombres mayores de 45 años, sin embargo, es importante inspeccionarse de manera regular desde los 15, precisamente para prevenir su desarrollo. Cada varón está familiarizado con el tamaño y la forma de sus testículos, por lo que si se auto-detecta algo diferente o anormal debería ir al médico. Aquí topamos con otros comportamientos clásicos masculinos: normalmente a los hombres no nos duele nada, no necesitamos de un doctor o doctora a menos que sea una situación extrema. Conocemos mal nuestro cuerpo, por lo tanto no podemos descubrir situaciones anómalas a tiempo y hablamos poco o nada de los padecimientos físicos que nos afectan -el que se queja es marico, oyó- se dice. Y viene la prueba de fuego, asumamos que el varón va al doctor pues ha notado algo extraño en sus genitales; la única manera de determinar médicamente si un abultamiento en los testículos es un posible cáncer, es haciendo una revisión directamente en la próstata. ¿Cómo se hace esto? con un examen de tacto anal. Aquí el drama; los hombres prefieren morirse –y se mueren, cinco por día al año- a ser revisados de esta manera. Cabe hacernos una pregunta ¿por qué será que los hombres preferimos dejar este mundo a hacernos este examen médico? Recordemos que estamos hablando de ¡evitar morir! A modo de conclusión; se revela que hay varios factores por los que los hombres mueren por causas prevenibles, respondiendo a aprendizajes y a conductas aceptadas y reproducidas sin cuestionamientos. Es hora de revisar de manera crítica nuestros comportamientos cotidianos pues resulta que los datos estadísticos visibilizan una realidad cruel. Los “mandatos” que dicta la masculinidad hegemónica, donde el uso de la violencia es mucho más permitida para los varones, nos hacen mucho daño. Se podría argumentar que tales actitudes “han sido siempre así” y difícilmente podrían cambiar, que éste es un “orden natural”. Falta en la sociedad, pero especialmente en los hombres, atrevernos a tener una mirada distinta, desde el entendimiento de la realidad y con apertura mental, para darnos cuenta de que lo que parece “ser así” o “lo natural”, nos está haciendo mucho daño. Estos comportamientos no han sido obra de ni de “Dios”, ni de la naturaleza; lo que han hecho los seres humanos, también puede ser modificado por los seres humanos. Si bien estamos dentro de un sistema dominante capitalista-occidental y la pobreza genera violencia, es importante distinguir de la realidad los diferentes factores que la provocan. Se hace manifiesto que el ser violento es un comportamiento generalizado sobretodo en hombres y claro está, alentado por componentes económicos. Este artículo pretende proporcionar información para la reflexión, el análisis del resultado del comportamiento humano, la cantidad de muertos y sus causas, es parte del debate revolucionario crítico. Las actitudes violentas, reproducidas mayormente por actores masculinos provocan consecuencias graves a la sociedad; a las mujeres (violencia doméstica, entre otras), a los niños y niñas (paternidad irresponsable), a otros hombres (homicidios) y al propio varón. Dicen que cada hombre tiene una revolución interior pendiente, podríamos por lo menos pensarlo, dejo aquí la invitación.
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