domingo, 31 de agosto de 2008

El costo de los errores.

Mariadela Linares

Al chavismo le salen muy caros los errores, tanto cuando peca por exceso como cuando lo hace por omisión. Una exagerada muestra de magnanimidad, generosidad y amplitud, puesta de manifiesto el 13 de abril de 2002, terminó convirtiéndose en una pesadilla, en la larga noche del paro petrolero de ese mismo año y comienzos del siguiente. Una oposición no dispuesta a transigir, ni a dejarse conmover por un crucifijo, dejó al país en la carraplana, luego de disfrutar de la indulgencia presidencial. Entendieron como debilidad el sobrado gesto presidencial. Nadie se hubiese atrevido a condenar la retalación, luego de que el mundo entero fuera testigo de que aquí hubo un golpe de estado. La acción inversa del perdón lo que consiguió fue hacer más amarga la reacción.

Iris Valera conmocionó a la Asamblea Nacional hace unos años cuando, como presidenta de la Subcomisión de Política Interior, presentó al Parlamento un informe que daba cuenta de las numerosas denuncias presentadas contra el gobernador del estado Guárico, Eduardo Manuitt. El mandatario guariqueño fue públicamente acusado por la diputada de mantener una parapolicía, que practicaba ajusticiamientos en la entidad de una forma pasmosa.

Según el informe, se habrían producido unas cuantas decenas de asesinatos por parte de efectivos policiales, que también se dedicaban a la extorsión, con la anuencia del jerarca estadal.

La Asamblea consideró políticamente inconveniente el asunto y engavetó el expediente. Estaba involucrado en él un dirigente del entonces aliado Podemos y a la diputada la mandaron a callar. Manuit saltó la talanquera y ahora su hija corre en paralelo con William Lara, como candidatos a la gobernación del Estado. ¿Cómo le explica el chavismo a sus seguidores que aquel mandatario que hace tres años no fue condenado por los crímenes de los que se le acusaba, ahora sí resulta culpable? Unas cuantas veces hemos escrito en estas mismas páginas acerca del tema de la impunidad. La ausencia de sanciones justas y oportunas, tanto en los excesos como en las omisiones, conduce a mayor anarquía y más inconformidad.

Imagino que en alguna parte de sí misma, Iris Valera debe estar disfrutando su alivio.

minar2004@yahoo.es

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