Marcos Domich
Como habíamos pronosticado: el 10 de agosto no se ha producido “la madre de las batallas”. Pero tampoco hay que minimizar el espectacular triunfo de las posiciones populares y revolucionarias que abogan por el cambio y por la continuidad del gobierno popular de Evo Morales. La derecha ha salido muy mal parada, ha perdido dos prefecturas (Cochabamba y La Paz) y en el cómputo nacional el pueblo le ha propinado una zurra nunca vista. El Sí por Evo se ha impuesto en siete departamentos y ha tenido un avance notable en los dos que no logró ganar. En Santa Cruz ha obtenido un respaldo de, prácticamente, el cuarenta por ciento, y un poco más en el Beni. Apuntamos que el “primer impacto” mediático, que cuenta mucho, fue una distorsión total. Conforme avanzaban los recuentos, el supuesto éxito de la derecha se iba disipando. La Prensa fue más honesta y rectificó resultados con mayor objetividad. Por la continuación de la política del presidente Evo Morales ha votado casi el 68 por ciento del electorado. Casi nada hay que añadir a la contundencia de esta cifra. Habla por sí sola y hay que leerla en sus diversos alcances y significados. En primer lugar se destaca el hecho de que el Sí por Evo muestra un incremento general respecto de su votación en diciembre del 2005. Del 53, 7 por ciento, ha subido más de quince puntos. En algunos departamentos la progresión ha sido simplemente espectacular. Tales los casos de Pando y Tarija. Además de la victoria aplastante del altiplano (La Paz, Potosí y Oruro, ochenta por ciento) ha ganado en Cochabamba y Chuquisaca. Esto merece un comentario adicional. Reyes Villa ha sufrido un humillante castigo, resultó el prefecto más repudiado. ¿Y Chuquisaca? ¿No era que no le permitirían llegar a Evo? ¿Quiénes? ¿Los que hablan a nombre de una «mayoría» y golpean a quechuas inermes, y bloquearon la Asamblea Constituyente? Ahora quieren referendo por la capitalidad. Creen que podrían ganarlo. En pedir no hay engaño; pero no en hacerse los tontos. Llamado al diálogo Evo ha actuado correctamente llamando al diálogo y dando todas las facilidades para realizarlo. La respuesta de derecha -que pasó de la desesperación a la furia- se expresó en la broca voz del prefecto de Santa Cruz. No se resignan a la derrota y seguirán con la cantinela acerca de la “dictadura, la democracia, la “devolución” del (Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), la autonomía”, etcétera. Pero no hay que moverse a engaño. La razón real está en que sus planes contrarrevolucionarios, implican rendición de cuentas al imperio. El investigador Atilio Borón cita la cifra de 124 millones de dólares de libre disponibilidad y entregados por USAID, sobre todo a los prefectos de la «media luna»; incluso como reserva para las acciones separatistas. La filial de la CIA, la National Endowment for Democracy (NED), ha entregado 600.000 dólares para «cursos democráticos», es decir, para enrolar agentes subversivos, para terroristas que se sumarán a los paramilitares que ya actúan en el Oriente. Todo está claro: la derecha, pulverizada en las urnas y aplastada políticamente, fracasada en la liquidación de Evo y sin fuerzas para el golpe de Estado, no le queda sino el camino de la confrontación violenta y la secesión. Esa será la «madre de las batallas». Hay que prepararse para ella logrando la mayor unidad patriótica posible y no hacer concesiones ni realizar compromisos, como los que se dieron al inaugurar la Asamblea Constituyente. En su discurso de la noche del domingo Evo dijo dos cosas muy importantes: que continuará el proceso de cambios y que el triunfo alcanzado era una reafirmación del proceso de cambios en América Latina. Formó parte de este discurso el cierre con algo que marca, sin duda, el rumbo que tomará el proceso político: ¡Patria o Muerte!
domingo, 24 de agosto de 2008
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