Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
El 4 de Febrero fue
una insurrección en contra de la democracia burguesa, de la
pseudodemocracia. He allí su valor histórico: desenmascarar al
capitalismo, despojarlo de su disfraz, atreverse a irrumpir contra el
opio electoral que mantiene a las masas cuestionándolo todo menos al
sistema capitalista, que sólo le permite pensar lo que no lo ponga en
peligro.
Desde entonces,
muchas vueltas ha dado el mundo y muchas han sido las argucias del
capitalismo para defenderse del "peligro chavista". De todo han
ensayado, desde golpe hasta magnicidio, al final tuvieron un éxito
definitivo con el asesinato del Comandante. Sin embargo, y como suele
suceder, el golpe de gracia vino desde adentro de la propia Revolución y
ocurrió, como es de ley, en la ideología. Veamos.
Sin que lo
percibiéramos, el reformismo jugó su carta, reemplazó al Socialismo por
la democracia burguesa, por el mismo capitalismo y la misma forma
política que se cuestionó con fuerza hace más de quince años, el 4 de
Febrero. Así como hicieron con los indios que le cambiaban perlas,
oro, por espejitos, así pretenden hacerlo con nosotros, cambiarnos
Socialismo por su podrida pseudodemocracia.
El Socialismo cayó
en manos de los reformistas y éstos, con pasos sutiles pero firmes, lo
fueron desdibujando, el objetivo se borró, el enemigo se transmutó en
colaborador, la convivencia entre el tigre y el conejo se hizo meta.
Dijeron que el capitalismo no es malo, que el Socialismo sólo acaba con
los defectos de ese sistema: las colas, los contrabandistas, los
buhoneros; éstos son los enemigos, nunca la propiedad nosocial, a esa ni
se nombra, el que la mencione es un pazguato, gamelote.
Ahora el
paradigma, el ejemplo a seguir, es Brasil; dilma es la heroína, vean
como allá el cien por ciento escogió entre el "chingo y el sin nariz",
todo siguió igual, los burgueses de Río o San Pablo pueden dormir
tranquilos, la masa sigue narcotizada. Por supuesto, cuando este
circo pseudodemocrático no funcione, allí están los militares prestos a
empezar otro ciclo; vendrá la dictadura y volverá, después de años de
lucha, la pseudodemocracia con su capitalismo a cuestas, y todo seguirá
igual por los siglos de los siglos… hasta que un día alguien grite
¡maldita democracia!, ¡Viva el Socialismo!
Aquí, entre
nosotros, intentan instalar de nuevo su circo, ahora el objetivo, el
opio, son las elecciones de parlamentarios, los de aquí y los de allá no
se ocupan de otra cosa, esas elecciones marcan los tiempos. Es que
el congreso, en la democracia burguesa, funciona como un "amansa
agallas", hasta en el último rincón de la Patria habrá alguien, algún
líder local, que aspire a ser diputado y ponga todo su esfuerzo, su
prestigio, en ese empeño, se compre un flux, una corbata roja y una azul
por si las aguas siguen cambiando, y deje de pensar en grande, en
sociedad, en Revolución, para ocuparse de su elección. Así la política
será atrapada por el opio electoral.
Pero no olvidemos,
tengamos fe que "el viejo topo" sigue cavando las bases del sistema
capitalista. Fue así que cuando menos lo esperaban surgió un Chávez y
cuestionó las bases mismas de la injusticia social, nos habló de
Socialismo.
Los pueblos
irredentos, los humildes, un día encontrarán a sus conductores y
entonces los burgueses dejarán de dormir tranquilos.
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