martes, 24 de noviembre de 2009

25 de noviembre: Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.


Ángela Becerra


Aprendí a querermeuna tarde de golpe.Cuando de un bofetón de vidaaterricé en mis pieles.Cuando por fin notéque desperté en laureles.Esperaba encontrarme completaencontrándome en otros.Como si pies y manos me sobraranporque no los usaba,porque los caminaban yllevaban prestadosesos otros.Me miraba al espejo,tan completa,y si no me faltaba la rodilla,me faltaba la risa,o la costilla,que se quedaba en la brisade algún desconocido,conocido de prisa.Si pensaba en mi vidame ponía entre las ruinasdel amor que robó mi corazón,y me entraba la total desazónde saberme en el pecho,con el consabido huecosin reparación.Aprendí a quererme, una tarde de huidade aflicciones, cuando un trozode mi ser corría, dejándose el pellejo,porque no le quitaran lo que más le dolía…Sus dolores.Me creí muertade cuerpo para arriba,como si el almame la hubieran quitadoy arrancado de cuajo,y deambulara perdida,tan vacía,mezclada en el barullo de la vida.Aprendí a querermeen un viejo café mientras tragaba a sorbos, mi dignidad recién batida.Había pedido al camareromezclar mis esperanzas rotas,con el zumo de una naranja amargay el tallo de un apio desabrido.Una cucharada de aterrizarla realidad, era fundamental,para que el batido tuviera un punto de verdad.Después me supo amargo,pero dulce.Empecé a degustarmelas entrañas.Me recordé cuando nacítan nueva y virgen.Tan sin preguntas,sin futuros, ni caminos.Tan sin fríos, sin amores,ni dolores.Tan sin deberes, lesionesni desilusiones. Y me volvía a nacersaltándome las reglas.Me volví a descubrir la que tenía.Me volví a construirentre las ruinas.Encontré mis cimientosy mis vigas.Despejé el corazónde los tormentos fríos.Me descubrí los ojos de las vendas,y me empapé con luzde sus ventanas mías.Me dejé de mirar por los que“más me amaban”,para empezar a vermey a quererme con mis ojos…Para empezar a amarme con mis ojos.Ángela Becerra (colombianaAprendí a querermeuna tarde de golpe.Cuando de un bofetón de vidaaterricé en mis pieles.Cuando por fin notéque desperté en laureles.Esperaba encontrarme completaencontrándome en otros.Como si pies y manos me sobraranporque no los usaba,porque los caminaban yllevaban prestadosesos otros.Me miraba al espejo,tan completa,y si no me faltaba la rodilla,me faltaba la risa,o la costilla,que se quedaba en la brisade algún desconocido,conocido de prisa.Si pensaba en mi vidame ponía entre las ruinasdel amor que robó mi corazón,y me entraba la total desazónde saberme en el pecho,con el consabido huecosin reparación.Aprendí a quererme, una tarde de huidade aflicciones, cuando un trozode mi ser corría, dejándose el pellejo,porque no le quitaran lo que más le dolía…Sus dolores.Me creí muertade cuerpo para arriba,como si el almame la hubieran quitadoy arrancado de cuajo,y deambulara perdida,tan vacía,mezclada en el barullo de la vida.Aprendí a querermeen un viejo café mientras tragaba a sorbos, mi dignidad recién batida.Había pedido al camareromezclar mis esperanzas rotas,con el zumo de una naranja amargay el tallo de un apio desabrido.Una cucharada de aterrizarla realidad, era fundamental,para que el batido tuviera un punto de verdad.Después me supo amargo,pero dulce.Empecé a degustarmelas entrañas.Me recordé cuando nacítan nueva y virgen.Tan sin preguntas,sin futuros, ni caminos.Tan sin fríos, sin amores,ni dolores.Tan sin deberes, lesionesni desilusiones. Y me volvía a nacersaltándome las reglas.Me volví a descubrir la que tenía.Me volví a construirentre las ruinas.Encontré mis cimientosy mis vigas.Despejé el corazónde los tormentos fríos.Me descubrí los ojos de las vendas,y me empapé con luzde sus ventanas mías.Me dejé de mirar por los que“más me amaban”,para empezar a vermey a quererme con mis ojos…Para empezar a amarme con mis ojos.Ángela Becerra (colombiana)Aprendí a querermeuna tarde de golpe.Cuando de un bofetón de vidaaterricé en mis pieles.Cuando por fin notéque desperté en laureles.Esperaba encontrarme completaencontrándome en otros.Como si pies y manos me sobraranporque no los usaba,porque los caminaban yllevaban prestadosesos otros.Me miraba al espejo,tan completa,y si no me faltaba la rodilla,me faltaba la risa,o la costilla,que se quedaba en la brisade algún desconocido,conocido de prisa.Si pensaba en mi vidame ponía entre las ruinasdel amor que robó mi corazón,y me entraba la total desazónde saberme en el pecho,con el consabido huecosin reparación.Aprendí a quererme, una tarde de huidade aflicciones, cuando un trozode mi ser corría, dejándose el pellejo,porque no le quitaran lo que más le dolía…Sus dolores.Me creí muertade cuerpo para arriba,como si el almame la hubieran quitadoy arrancado de cuajo,y deambulara perdida,tan vacía,mezclada en el barullo de la vida.Aprendí a querermeen un viejo café mientras tragaba a sorbos, mi dignidad recién batida.Había pedido al camareromezclar mis esperanzas rotas,con el zumo de una naranja amargay el tallo de un apio desabrido.Una cucharada de aterrizarla realidad, era fundamental,para que el batido tuviera un punto de verdad.Después me supo amargo,pero dulce.Empecé a degustarmelas entrañas.Me recordé cuando nacítan nueva y virgen.Tan sin preguntas,sin futuros, ni caminos.Tan sin fríos, sin amores,ni dolores.Tan sin deberes, lesionesni desilusiones. Y me volvía a nacersaltándome las reglas.Me volví a descubrir la que tenía.Me volví a construirentre las ruinas.Encontré mis cimientosy mis vigas.Despejé el corazónde los tormentos fríos.Me descubrí los ojos de las vendas,y me empapé con luzde sus ventanas mías.Me dejé de mirar por los que“más me amaban”,para empezar a vermey a quererme con mis ojos…Para empezar a amarme con mis ojos.

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