Laura Rosso
Desde el año 1947, la Unión de Mujeres Argentinas sostiene casi las mismas metas: de las originales, sólo la patria potestad compartida es un hecho. El aborto seguro y gratuito y la igualdad a la hora de recibir el salario por el mismo trabajo todavía están pendientes. Pero el trabajo de esta organización pionera excede estas metas y se diversifica en la edición de libros y en la educación popular con perspectiva de género.
Mujeres que hacen historia es un libro que reúne historias de vida, relatos, conversaciones y autobiografías de mujeres de nuestro país compiladas por María Inés Brassesco, quien en 1986 se incorporó a la Unión de Mujeres de la Argentina (U.M.A.) y hoy la preside. Esta organización nació en 1947, en pleno auge de la irrupción de las mujeres a las fábricas durante el peronismo. No obstante, la agrupación no era peronista, era de izquierda y estaba formada por mujeres que luchaban contra el fascismo, no sólo del Partido Comunista, había también anarquistas, trotskistas, radicales, peronistas y hasta religiosas. Sus banderas desde el inicio fueron el divorcio, la patria potestad compartida, el aborto e igual trabajo por igual salario. Pero lo original y lo importante de la UMA fue que no surgió por una reivindicación exclusiva de las mujeres fuera del contexto económico-político y social. Se tenía como bandera la liberación nacional y social de la Argentina y el trabajo con América latina. “Objetivos que aún perduran –sostiene Brassesco– porque sus banderas no se desdibujaron. Lo único en lo que nosotras contribuimos, porque es otra época, no es el ’47, es en incorporar a la UMA el análisis con perspectiva de género.”Este libro –el quinto editado por UMA después de Género y poder, Sexo y lenguaje, Lucha reivindicativa y poder popular y un libro de cuentos del último concurso literario que organizaron– visibiliza a mujeres del siglo XX desde la pluralidad y la diversidad. “Mujeres que en distintas disciplinas y con distintas formas de pensamiento mantienen un compromiso ineludible con el pueblo y tienen una actitud solidaria y militante en la cual todas coincidimos: el trabajar para los demás”, señala Brassesco.Son ciento siete mujeres con orígenes heterogéneos pero con una mirada común puesta en la equidad de género. Todas ellas han recibido desde 1997 –-año del cincuenta aniversario de la fundación de UMA– la Mención “8 de Marzo- Margarita de Ponce” en homenaje a su primera presidenta. “De lo que se trata en este libro, cuenta Brassesco, es de dar la palabra a todas estas voces plurales y diversas. Voces de mujeres que no están visibilizadas en la historia oficial y cuyo compromiso se talla en la militancia cotidiana. Mujeres que se han caracterizado por la lucha y la reivindicación de sus derechos. Mujeres que se destacan en distintas disciplinas como el periodismo, el movimiento feminista, los derechos humanos, la lucha social y política, las ciencias, la literatura, la danza, el teatro, el cine y desde allí generan acciones y pensamientos. Todas personalidades diferentes entre sí que provienen de distintos sectores sociales, ideologías y creencias pero que en su hacer diario pelean por la equidad de género. Cada una contribuye a una lucha común y se puede estar plenamente de acuerdo o no con sus ideas, pero lo que no se puede negar es que son coherentes, que pelean y que permanentemente están en la trinchera, en el buen sentido de la palabra, para trabajar.”Al citar algunas de las mujeres premiadas, Brassesco dice: “Algunas ya no están, como Adela Antokoletz y Olga Arédez, ambas militantes por los derechos humanos; Otilia Lescano, de Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba, Catalina Guagnini, una mujer del Partido Obrero, Eladia Blázquez... Otras son Eva Giberti, la doctora Eugenia Lustig, Estela Carlotto, Clara Zappettini, Martha Pelloni, Dora Barrancos”. Luego agrega: “Cada una de estas mujeres ha sido propuesta por sus organizaciones o por otras organizaciones de mujeres”.“Quisimos que este libro apareciera en el marco del Centenario del 8 de Marzo instaurado por el segundo Congreso Socialista y del Bicentenario de la Revolución de Mayo. Para los festejos del Bicentenario buscamos que tengan visibilidad nuestras heroínas y que no les leguen solamente el papel de enfermeras o bordadoras de banderas sino que se vea el papel que realmente jugaron en toda nuestra guerra emancipadora.”Brassesco cuenta sobre el trabajo que se realiza desde la UMA y dice que en Chaco, Jujuy, Santiago del Estero y Salta hay diez escuelas que trabajan la construcción de ciudadanía con perspectiva de género. “Son diez escuelas en el NOA que forman capacitadoras y capacitadores de ciudadanía con perspectiva de género. Y te digo que fue un impacto en la población, especialmente en Salta, una provincia muy conservadora, y en Jujuy. Participaron también varones y muchos jóvenes y a través de diálogos, trabajos prácticos, conversaciones y discusiones se logra romper las estructuras e incorporar la perspectiva de género.”Ahora el desafío es organizar la Primera Escuela Latinoamericana de Construcción de Ciudadanía con Perspectiva de Género. El proyecto es para enero del 2010 con organizaciones de mujeres de Argentina, Bolivia y Paraguay que ya confirmaron su presencia para participar de talleres y horas de lectura. La UMA cuenta también con un Centro de Investigación y Capacitación de la Mujer (Cicuma) y desde hace veintisiete años trabajan en educación popular en los barrios. “Comenzamos con formación de madres y padres cuidadores con perspectiva de género, animadores y animadores populares, agentes de prevención de violencia, de HIV, de embarazo adolescente, con un trabajo muy intenso y no limitado a las mujeres de la UMA sino extendido a mujeres de otras organizaciones e incluso varones. Es un trabajo de construcción”, concluye Brassesco. En algunos barrios como San Francisco Solano, la UMA tiene Casas de Niños y Adolescentes. “En Solano hay 75 chicos en preescolar, un jardín con perspectiva de género donde todos juegan en los mismos rincones. Y no es fácil, porque muchos padres plantean ‘¿cómo mi hijo va a tener que jugar con las muñecas, va a cocinar? Se va a amanerar...’ Además tenemos un comedor comunitario y una huerta. De estas Casas de Niños hay filiales en Tierra del Fuego, Chaco, Salta, La Quiaca, San Salvador de Jujuy y Santiago del Estero. Así se hacen nuestras cosas, a fuerza de pulmón.”Sobre la situación actual de la Unión de Mujeres de la Argentina, Brassesco subraya: “La UMA tiene una identidad muy fuerte y es muy respetada, pero hay que decir que recibimos muy poca solidaridad del conjunto de la gente. A nosotras no nos ofrecen puestos políticos porque decimos lo que pensamos y lo que sentimos y actuamos en concordancia con eso, y a muchos no les conviene. La Unión de Mujeres de la Argentina es una organización que tiene 62 años. Debe ser una de las pocas que hace trabajo barrial, y que no tiene padrino político partidario. Aunque nuestro origen tiene que ver con la izquierda roja de nuestro país, tiene desde hace 25 años una autonomía. Esto no quiere decir que las compañeras no sean radicales, peronistas o comunistas; quiere decir que nosotras resolvemos quién nos dirige y qué queremos hacer”. ¤
Desde el año 1947, la Unión de Mujeres Argentinas sostiene casi las mismas metas: de las originales, sólo la patria potestad compartida es un hecho. El aborto seguro y gratuito y la igualdad a la hora de recibir el salario por el mismo trabajo todavía están pendientes. Pero el trabajo de esta organización pionera excede estas metas y se diversifica en la edición de libros y en la educación popular con perspectiva de género.
Mujeres que hacen historia es un libro que reúne historias de vida, relatos, conversaciones y autobiografías de mujeres de nuestro país compiladas por María Inés Brassesco, quien en 1986 se incorporó a la Unión de Mujeres de la Argentina (U.M.A.) y hoy la preside. Esta organización nació en 1947, en pleno auge de la irrupción de las mujeres a las fábricas durante el peronismo. No obstante, la agrupación no era peronista, era de izquierda y estaba formada por mujeres que luchaban contra el fascismo, no sólo del Partido Comunista, había también anarquistas, trotskistas, radicales, peronistas y hasta religiosas. Sus banderas desde el inicio fueron el divorcio, la patria potestad compartida, el aborto e igual trabajo por igual salario. Pero lo original y lo importante de la UMA fue que no surgió por una reivindicación exclusiva de las mujeres fuera del contexto económico-político y social. Se tenía como bandera la liberación nacional y social de la Argentina y el trabajo con América latina. “Objetivos que aún perduran –sostiene Brassesco– porque sus banderas no se desdibujaron. Lo único en lo que nosotras contribuimos, porque es otra época, no es el ’47, es en incorporar a la UMA el análisis con perspectiva de género.”Este libro –el quinto editado por UMA después de Género y poder, Sexo y lenguaje, Lucha reivindicativa y poder popular y un libro de cuentos del último concurso literario que organizaron– visibiliza a mujeres del siglo XX desde la pluralidad y la diversidad. “Mujeres que en distintas disciplinas y con distintas formas de pensamiento mantienen un compromiso ineludible con el pueblo y tienen una actitud solidaria y militante en la cual todas coincidimos: el trabajar para los demás”, señala Brassesco.Son ciento siete mujeres con orígenes heterogéneos pero con una mirada común puesta en la equidad de género. Todas ellas han recibido desde 1997 –-año del cincuenta aniversario de la fundación de UMA– la Mención “8 de Marzo- Margarita de Ponce” en homenaje a su primera presidenta. “De lo que se trata en este libro, cuenta Brassesco, es de dar la palabra a todas estas voces plurales y diversas. Voces de mujeres que no están visibilizadas en la historia oficial y cuyo compromiso se talla en la militancia cotidiana. Mujeres que se han caracterizado por la lucha y la reivindicación de sus derechos. Mujeres que se destacan en distintas disciplinas como el periodismo, el movimiento feminista, los derechos humanos, la lucha social y política, las ciencias, la literatura, la danza, el teatro, el cine y desde allí generan acciones y pensamientos. Todas personalidades diferentes entre sí que provienen de distintos sectores sociales, ideologías y creencias pero que en su hacer diario pelean por la equidad de género. Cada una contribuye a una lucha común y se puede estar plenamente de acuerdo o no con sus ideas, pero lo que no se puede negar es que son coherentes, que pelean y que permanentemente están en la trinchera, en el buen sentido de la palabra, para trabajar.”Al citar algunas de las mujeres premiadas, Brassesco dice: “Algunas ya no están, como Adela Antokoletz y Olga Arédez, ambas militantes por los derechos humanos; Otilia Lescano, de Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba, Catalina Guagnini, una mujer del Partido Obrero, Eladia Blázquez... Otras son Eva Giberti, la doctora Eugenia Lustig, Estela Carlotto, Clara Zappettini, Martha Pelloni, Dora Barrancos”. Luego agrega: “Cada una de estas mujeres ha sido propuesta por sus organizaciones o por otras organizaciones de mujeres”.“Quisimos que este libro apareciera en el marco del Centenario del 8 de Marzo instaurado por el segundo Congreso Socialista y del Bicentenario de la Revolución de Mayo. Para los festejos del Bicentenario buscamos que tengan visibilidad nuestras heroínas y que no les leguen solamente el papel de enfermeras o bordadoras de banderas sino que se vea el papel que realmente jugaron en toda nuestra guerra emancipadora.”Brassesco cuenta sobre el trabajo que se realiza desde la UMA y dice que en Chaco, Jujuy, Santiago del Estero y Salta hay diez escuelas que trabajan la construcción de ciudadanía con perspectiva de género. “Son diez escuelas en el NOA que forman capacitadoras y capacitadores de ciudadanía con perspectiva de género. Y te digo que fue un impacto en la población, especialmente en Salta, una provincia muy conservadora, y en Jujuy. Participaron también varones y muchos jóvenes y a través de diálogos, trabajos prácticos, conversaciones y discusiones se logra romper las estructuras e incorporar la perspectiva de género.”Ahora el desafío es organizar la Primera Escuela Latinoamericana de Construcción de Ciudadanía con Perspectiva de Género. El proyecto es para enero del 2010 con organizaciones de mujeres de Argentina, Bolivia y Paraguay que ya confirmaron su presencia para participar de talleres y horas de lectura. La UMA cuenta también con un Centro de Investigación y Capacitación de la Mujer (Cicuma) y desde hace veintisiete años trabajan en educación popular en los barrios. “Comenzamos con formación de madres y padres cuidadores con perspectiva de género, animadores y animadores populares, agentes de prevención de violencia, de HIV, de embarazo adolescente, con un trabajo muy intenso y no limitado a las mujeres de la UMA sino extendido a mujeres de otras organizaciones e incluso varones. Es un trabajo de construcción”, concluye Brassesco. En algunos barrios como San Francisco Solano, la UMA tiene Casas de Niños y Adolescentes. “En Solano hay 75 chicos en preescolar, un jardín con perspectiva de género donde todos juegan en los mismos rincones. Y no es fácil, porque muchos padres plantean ‘¿cómo mi hijo va a tener que jugar con las muñecas, va a cocinar? Se va a amanerar...’ Además tenemos un comedor comunitario y una huerta. De estas Casas de Niños hay filiales en Tierra del Fuego, Chaco, Salta, La Quiaca, San Salvador de Jujuy y Santiago del Estero. Así se hacen nuestras cosas, a fuerza de pulmón.”Sobre la situación actual de la Unión de Mujeres de la Argentina, Brassesco subraya: “La UMA tiene una identidad muy fuerte y es muy respetada, pero hay que decir que recibimos muy poca solidaridad del conjunto de la gente. A nosotras no nos ofrecen puestos políticos porque decimos lo que pensamos y lo que sentimos y actuamos en concordancia con eso, y a muchos no les conviene. La Unión de Mujeres de la Argentina es una organización que tiene 62 años. Debe ser una de las pocas que hace trabajo barrial, y que no tiene padrino político partidario. Aunque nuestro origen tiene que ver con la izquierda roja de nuestro país, tiene desde hace 25 años una autonomía. Esto no quiere decir que las compañeras no sean radicales, peronistas o comunistas; quiere decir que nosotras resolvemos quién nos dirige y qué queremos hacer”. ¤
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