Lil Rodríguez
“Existen, existirán siempre conflictos sociales: una literatura revolucionaria tiene que enfrentar esos conflictos. No renunciamos a los llamados temas no sociales porque no creemos en temas no sociales”. Este fragmento pertenece al Manifiesto “Nos pronunciamos” escrito por poetas y creadores en la Cuba de 1961. Para ese entonces el hijo de Argelia y Víctor tenía 14 años y ya estaba enrolado en las campañas de alfabetización poco antes de inscribirse en las milicias después de los acontecimientos de Playa Girón. Vendrían posteriormente los dibujos, caricaturas y textos en la revista Mella…y su encuentro con la guitarra. También la etapa de recluta, la etapa de “La guitarra del joven soldado” y la del primer amor, Emilia (con César Vallejo incluido).
Así llegó para Silvio Rodríguez el 13 de junio de 1967, día de su debut en televisión en la sección Caras Nuevas del programa “Música y Estrellas”. Hizo dos temas propios orquestados por su mentor Mario Romeu: “Sueño del colgado y la tierra” y “Quédate”. Luego de esa incursión tan comentada el entonces joven recuerda: “Un productor se me acercó un día a darme este consejo: ‘muchacho, con el ángel que tú tienes serías una estrella en un par de meses si no cantaras canciones tan raras’. No recuerdo lo que respondí, pero sí sé que ni siquiera en ese momento me interesaba ser ‘estrella’”.
Con todo y todo, y sobre todo porque precisamente eran las ‘letras raras’ las que calaban en el público, Silvio Rodríguez Domínguez aceptó la propuesta de Juan Vilar para tener un programa de televisión propio al que dieron por nombre “Mientras tanto”. Su escenografía era bien distinta de las convencionales y los guiones estaban a cargo de Víctor Casaus, uno de los que redactó el manifiesto “Nos pronunciamos”. Es ese el tiempo en el que declara: “El artista actual padece de muchas taras, de muchos estereotipos legados de la vieja sociedad, de la propaganda, del profesionalismo, aunque yo entiendo que el profesionalismo como tal no debe eliminarse puesto que en determinada medida implica la calidad. Lo que sí debe eliminarse es el vedettismo, ese ser omnipotente, esa suficiencia, esa falsedad, esa cosa irreal y falta de respeto que conservan muchos artistas actuales en sus relaciones con el pueblo…Lo irreal limita mucho la comunicación del hombre con el hombre”.
Cuando el programa salió al aire la primera crítica periodística señaló: “Un muchacho esmirriado, algo mayor que la guitarra con que se acompaña, con menos pelo del conveniente, nervioso, y a pesar de todo simpático, anunció que se llamaba Silvio y presentó un nuevo programa, con el mismo título que la canción que acababa de interpretar: “Mientras tanto”.
Estelar era su ubicación en la parrilla de programación pues salía al aire los domingos de 8:30 a 9:00 de la noche por el canal 4. Sólo duró 7 meses en pantalla. En abril de 1968 fue censurado abruptamente. El director de la televisión decidió sacarlo de programación por haberse expresado favorablemente acerca de Los Beatles. La investigadora María Castro Conde lo analiza así: “La mentalidad existente entre muchos funcionarios era aún determinada por los esquemas impuestos en la época anterior al triunfo de 1959. Por supuesto ello origina una confrontación entre la concepción artística de los jóvenes y la de aquellos hombres. La nueva ideología pasaba por un momento difícil, los medios de comunicación no le daban cabida”. Silvio se refiere al episodio así: “En aquella época habían determinados criterios. Por ejemplo, no se permitía pasar la música de Los Beatles en la radio, y ese tipo de cosas; era la época de andar con los discos de Los Beatles envueltos en periódicos. (Silvio me diría que los metía en las portadas de los discos del Trío Matamoros). Yo no entendía por qué no se podía escuchar a Los Beatles y cada vez que tenía la oportunidad decía lo que era cierto: que mi forma de hacer las canciones le debía cosas a la música de Los Beatles, y que los consideraba una vanguardia musical y ese tipo de cosas. Entonces por esas razones y otras que pueden parecer absurdas, como por ejemplo el hecho de que yo anduviera con aquellas botas militares – en realidad no tenía otro par de zapatos-…todo aquello provocó una serie de críticas y de señalamientos que me fueron creando una imagen de conflictivo ó de alguien que no estaba haciendo lo correcto”.
Lo cierto es que el programa no solo fue suspendido sino que se pidió a Silvio que se retractara porque si no lo hacía “no volvería a aparecer en los medios”. Silvio Rodríguez jamás se retractó.
El milagro
Las puertas de la televisión se le cerraron al que llegó por San Antonio de Los Baños y entonces se le abrieron de manera incondicional las de la Casa de las Américas, recinto en el que ya había estado como invitado a la creación del Centro de la Canción Protesta junto a Pablo Milanés y Noel Nicola. La inolvidable Haydée Santamaría se preocupó y se ocupó por tenerlos presentes en las actividades de Casa y en sus actos promocionales. En esos encuentros participaban también otros músicos: Martín Rojas, Eduardo Ramos, Carlos del Puerto, Enrique Plá, Changuito, Carlos Avheroff, poniendo todos la semilla creativa y de renovación del panorama musical cubano. En ese marco conoció Silvio a Los Parra, Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa… Allí también conocería el inmenso legado musical de Gumersindo “Sindo” Garay, el santiaguero que le cambió su visión de la guitarra.
Tal vez, especulamos, si se hubiera mantenido en la televisión por lo menos se hubiera demorado un poco mas su salto definitivo hacia lo que en verdad amaba. El veto fue milagroso, porque como el mismo Silvio dice: “Uno ama y se compromete mas con las cosas que ha tenido que defender que con las cosas que le caen del cielo”. Lo cierto es que el proceso de creación se le multiplicó al encontrar en el escenario cálido surgido del amor de Haydée Santamaría el caldo de cultivo para su hermosa y fructífera obra. La Canción del Elegido ya tiene 40 años y surgió ahí, como homenaje a Abel, hermano de Haydée, quien jamás encontró problema en la admiración a la obra de Los Beatles.
Hoy en día John Lennon tiene su estatua en un parque de La Habana y en el día de hoy Silvio Rodríguez cumple 63 años. Debía partirse en dos, y no lo hizo. Qué maravilla.
lilrodriguez@cantv.net
“Existen, existirán siempre conflictos sociales: una literatura revolucionaria tiene que enfrentar esos conflictos. No renunciamos a los llamados temas no sociales porque no creemos en temas no sociales”. Este fragmento pertenece al Manifiesto “Nos pronunciamos” escrito por poetas y creadores en la Cuba de 1961. Para ese entonces el hijo de Argelia y Víctor tenía 14 años y ya estaba enrolado en las campañas de alfabetización poco antes de inscribirse en las milicias después de los acontecimientos de Playa Girón. Vendrían posteriormente los dibujos, caricaturas y textos en la revista Mella…y su encuentro con la guitarra. También la etapa de recluta, la etapa de “La guitarra del joven soldado” y la del primer amor, Emilia (con César Vallejo incluido).
Así llegó para Silvio Rodríguez el 13 de junio de 1967, día de su debut en televisión en la sección Caras Nuevas del programa “Música y Estrellas”. Hizo dos temas propios orquestados por su mentor Mario Romeu: “Sueño del colgado y la tierra” y “Quédate”. Luego de esa incursión tan comentada el entonces joven recuerda: “Un productor se me acercó un día a darme este consejo: ‘muchacho, con el ángel que tú tienes serías una estrella en un par de meses si no cantaras canciones tan raras’. No recuerdo lo que respondí, pero sí sé que ni siquiera en ese momento me interesaba ser ‘estrella’”.
Con todo y todo, y sobre todo porque precisamente eran las ‘letras raras’ las que calaban en el público, Silvio Rodríguez Domínguez aceptó la propuesta de Juan Vilar para tener un programa de televisión propio al que dieron por nombre “Mientras tanto”. Su escenografía era bien distinta de las convencionales y los guiones estaban a cargo de Víctor Casaus, uno de los que redactó el manifiesto “Nos pronunciamos”. Es ese el tiempo en el que declara: “El artista actual padece de muchas taras, de muchos estereotipos legados de la vieja sociedad, de la propaganda, del profesionalismo, aunque yo entiendo que el profesionalismo como tal no debe eliminarse puesto que en determinada medida implica la calidad. Lo que sí debe eliminarse es el vedettismo, ese ser omnipotente, esa suficiencia, esa falsedad, esa cosa irreal y falta de respeto que conservan muchos artistas actuales en sus relaciones con el pueblo…Lo irreal limita mucho la comunicación del hombre con el hombre”.
Cuando el programa salió al aire la primera crítica periodística señaló: “Un muchacho esmirriado, algo mayor que la guitarra con que se acompaña, con menos pelo del conveniente, nervioso, y a pesar de todo simpático, anunció que se llamaba Silvio y presentó un nuevo programa, con el mismo título que la canción que acababa de interpretar: “Mientras tanto”.
Estelar era su ubicación en la parrilla de programación pues salía al aire los domingos de 8:30 a 9:00 de la noche por el canal 4. Sólo duró 7 meses en pantalla. En abril de 1968 fue censurado abruptamente. El director de la televisión decidió sacarlo de programación por haberse expresado favorablemente acerca de Los Beatles. La investigadora María Castro Conde lo analiza así: “La mentalidad existente entre muchos funcionarios era aún determinada por los esquemas impuestos en la época anterior al triunfo de 1959. Por supuesto ello origina una confrontación entre la concepción artística de los jóvenes y la de aquellos hombres. La nueva ideología pasaba por un momento difícil, los medios de comunicación no le daban cabida”. Silvio se refiere al episodio así: “En aquella época habían determinados criterios. Por ejemplo, no se permitía pasar la música de Los Beatles en la radio, y ese tipo de cosas; era la época de andar con los discos de Los Beatles envueltos en periódicos. (Silvio me diría que los metía en las portadas de los discos del Trío Matamoros). Yo no entendía por qué no se podía escuchar a Los Beatles y cada vez que tenía la oportunidad decía lo que era cierto: que mi forma de hacer las canciones le debía cosas a la música de Los Beatles, y que los consideraba una vanguardia musical y ese tipo de cosas. Entonces por esas razones y otras que pueden parecer absurdas, como por ejemplo el hecho de que yo anduviera con aquellas botas militares – en realidad no tenía otro par de zapatos-…todo aquello provocó una serie de críticas y de señalamientos que me fueron creando una imagen de conflictivo ó de alguien que no estaba haciendo lo correcto”.
Lo cierto es que el programa no solo fue suspendido sino que se pidió a Silvio que se retractara porque si no lo hacía “no volvería a aparecer en los medios”. Silvio Rodríguez jamás se retractó.
El milagro
Las puertas de la televisión se le cerraron al que llegó por San Antonio de Los Baños y entonces se le abrieron de manera incondicional las de la Casa de las Américas, recinto en el que ya había estado como invitado a la creación del Centro de la Canción Protesta junto a Pablo Milanés y Noel Nicola. La inolvidable Haydée Santamaría se preocupó y se ocupó por tenerlos presentes en las actividades de Casa y en sus actos promocionales. En esos encuentros participaban también otros músicos: Martín Rojas, Eduardo Ramos, Carlos del Puerto, Enrique Plá, Changuito, Carlos Avheroff, poniendo todos la semilla creativa y de renovación del panorama musical cubano. En ese marco conoció Silvio a Los Parra, Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa… Allí también conocería el inmenso legado musical de Gumersindo “Sindo” Garay, el santiaguero que le cambió su visión de la guitarra.
Tal vez, especulamos, si se hubiera mantenido en la televisión por lo menos se hubiera demorado un poco mas su salto definitivo hacia lo que en verdad amaba. El veto fue milagroso, porque como el mismo Silvio dice: “Uno ama y se compromete mas con las cosas que ha tenido que defender que con las cosas que le caen del cielo”. Lo cierto es que el proceso de creación se le multiplicó al encontrar en el escenario cálido surgido del amor de Haydée Santamaría el caldo de cultivo para su hermosa y fructífera obra. La Canción del Elegido ya tiene 40 años y surgió ahí, como homenaje a Abel, hermano de Haydée, quien jamás encontró problema en la admiración a la obra de Los Beatles.
Hoy en día John Lennon tiene su estatua en un parque de La Habana y en el día de hoy Silvio Rodríguez cumple 63 años. Debía partirse en dos, y no lo hizo. Qué maravilla.
lilrodriguez@cantv.net
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