lunes, 30 de noviembre de 2009

Como salir de la trampa y las mentiras .


Henrrietta Duarte


Las instituciones actúan permanentemente en nombre del Presidente, de los Ministros, autoridades y en nombre del pueblo, olvidando qué es lo que estamos construyendo, que no es otra cosa que un nuevo orden social, una nueva estructura de sociedad, viabilizando un proyecto político, social, cultural, económico, educativo y espiritual, orientado hacia un empoderamiento de la sociedad con plena participación y deliberación pública, reconstruyendo la cultura y la formación política. Donde gerencialmente las instituciones, estimulen fortalezcan la horizontalidad, establezcan los límites del poder y contribuyan de este modo a su abolición como principio regulativo de la vida social. Se trata de que cada día se fortalezca el proceso de cooperación, el ser social y colectivo, la democratización de la solidaridad, el respeto y la confianza como valores fundamentales de la vida cotidiana.A manera de reflexión comparto con ustedes una serie de inquietudes que se han venido suscitando y que me han preocupado en las últimas semanas que por razones de trabajo he tenido que recorrer parte del país en carro, asistir a asambleas, compartir con funcionarios de alto nivel etc., y mi sorpresa ha sido que las carreteras están en muy mal estado, existe mucha decidía y desatención con los proyectos que reimpulsaron este país como lo son las misiones, la gente exige y habla de derechos pero desconoce sus deberes, repiten y repiten consignas y no existe un contenido en los discursos.Se trata entonces de hacer un llamado y emprender una revalorización de los programas y de las políticas públicas dirigidas a la inclusión, que plante seriamente sus objetivos y fundamentos, donde la critica sea válida y no se siga permitiendo la enajenación de la gente, donde la construcción de la ética se funde en los principios de libertad y solidaridad, donde la democracia esté mas allá del capitalismo, donde realmente se superen las desigualdades, donde exista una verdadera socialización de los medios de producción.A veces se nos olvida que nuestra voluntad de poder debe ser el despliegue del ser común, amante del pensar y del sentir, que promueva la organización, la solidaridad, la memoria y la cultura. Nos interesa el ser, la organización, lo humano- social, la paz y la vida. Estamos en un momento de dialogar, debatir y construir el universo intelectual y moral del socialismo, con apertura, creatividad e imaginación. En materia de pensamiento y ética del socialismo, con nuestros poderes y fuerzas espirituales, la construcción de otro mundo posible socialista y democrático, debería ser una empresa que incorpora los saberes populares y creadores de cada comunidad de cada parroquia. El socialismo debe ser un horizonte del pensamiento, un esfuerzo de diálogo y polémica. Hay que reinventar el diálogo y su compañera insustituible la polémica.


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