Hernán Mena Cifuentes
Suele llamarse traidor a alguien como Judas, quien según cita la Biblia, “vendió” a Jesús por 30 dinares, pero para Álvaro Uribe, que firmó un convenio que entrega la soberanía de Colombia y pone en riesgo la de sus vecinos y hermanos, habría que crearse una palabra que designe un acto de enanismo moral como ese, inexistente en lengua o idioma alguno, porque hasta hoy no tiene nombre quien comete tal crimen.
Y es que este martes se confirmó una vez más la deslealtad de Uribe al conocerse el contenido del acuerdo que suscribió con EEUU, mediante el cual entregó junto con su dignidad, la soberanía del país, al ceder 7 bases militares colombianas a las tropas imperiales, que según reza el contrato serán usadas para “combatir al narcotráfico y el terrorismo”, cuando en realidad, su finalidad es seguir asesinando al pueblo neogranadino y servir de “punta de lanza” para invadir países vecinos.
Entre la unánime reacción de rechazo planetario a ese abominable convenio, se destaca la voz de Fidel Castro Ruz, el líder de la Revolución cubana, quien en un artículo, refiriéndose a los argumentos esgrimidos por EEUU y Colombia para la firma del acuerdo, los calificó como “un insulto a la inteligencia.”
“La historia, destaca Fidel en el escrito- no perdonará a quienes cometen esa deslealtad contra sus pueblos, ni tampoco a los que utilizan como pretexto el ejercicio de la soberanía para cohonestar la presencia de tropas yanquis.”
¿A qué soberanía se refieren, -pregunta a continuación el hombre que hace medio siglo, junto con el Che, su hermano Raul y otros valientes conquistó la libertad de su patria oprimida por el Imperio y una caterva de dictadores a su servicio que desgobernaron la Patria de Martí durante décadas.
¿La conquistada por Bolívar, Sucre, San Martín, O’Higgins, Morelos, Juárez, Tiradentes, Martí' Ninguno de ellos -añade- habría aceptado jamás tan repudiable argumento para justificar la concesión de bases militares a las fuerzas armadas de EEUU, un imperio más dominante, más poderoso y más universal que las coronas de la península ibérica.”
Porque es falso que su objetivo es el de combatir el tráfico de drogas, como lo ha comprobado el pueblo colombiano, víctima de los desmanes y abusos perpetrados por los ocupantes extranjeros de 3 enclaves similares cedidos al Imperio desde hace varios años como son las bases de “3 Esquinas” en el departamento de Caquetá; de “Florencia” en la hacienda “Larandia” en el mismo departamento y “Villavicencio” en el de El Meta.
Y es que muchas de las mujeres de los pueblos aledaños a las mismas, han sido arrastradas a la prostitución por los traficantes de sexo que las venden a los militares yanquis, mientras otras, en su mayoría adolescentes, al igual que sucede en otras naciones donde hay bases militares yanquis, son violadas por esos soldados, delitos que quedan impunes porque los criminales gozan de inmunidad según lo establecen convenios como este ultimo.
Injusta y triste es además la situación que viven con el tiempo las criaturas engendradas por las víctimas de esos enfermos sexuales, que abandonadas en muchos casos a su suerte, junto con sus madres, sufren hambre, desnutrición y enfermedades, debiendo soportar a veces marginación e intolerancia por parte de la sociedad, cuando algunos de sus miembros les llaman “los hijos del Plan Colombia.”
Es mentira que desde esos enclaves donde se cometen tales crímenes, se piense erradicar las siembras de coca, ya que no lo han hecho en los últimos 10 años a pesar de haber invertido mas de 5 mil millones de dólares en el “Plan Colombia” y de haber matado a miles de inocentes, victimas de un ejército asesino que para simular eficacia en su lucha contra la guerrilla pretendió engañar al país y al mundo con ese crimen de lesa humanidad que son los “Falsos positivos.”
Washington y Bogotá no tienen la menor intención de hacerlo, porque dejarían de percibirse las ganancias obtenidas por sus cómplices, los “barones de la droga”, la banca que lava el dinero procedente de ese infame tráfico, los miembros de la oligarquía criolla, los altos oficiales de las fuerzas armadas colombianas y los paramilitares que crearon con el pretexto de combatirlo y que se rebelaron para socavar con la droga la honestidad de las instituciones del Estado.
Porque, como el martes denunció el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, a EEUU no le interesa para nada combatir el narcotráfico, porque “si le cortas eso -dijo, refiriéndose a los cerca de 20 millones de adictos estadounidenses- se vuelven locos, explota esa sociedad. Ellos, (las autoridades yanquis) –agregó- lo ven más bien como una necesidad, consumo necesario para mantener a la gente normal, una conducta aparentemente normal.”
Y en cuanto a “la lucha contra el terrorismo”, otro de los supuestos objetivos del acuerdo, sólo el Imperio, su lacayo el régimen neogranadino y algunos de sus socios europeos, ex potencias coloniales que invadieron pueblos y saquearon sus recursos naturales dejándoles inmersos en hambre, ignorancia, enfermedad, miseria y otras lacras sociales, usan ese término, para referirse a la lucha armada que desde hace medio siglo adelanta la guerrilla colombiana.
Ningún país latinoamericano, fuera de Colombia, designa como terrorismo las acciones de los guerrilleros, y hasta en las naciones más remotas, la Justicia se ha negado a calificarlas como tales, como fue la reciente e histórica decisión del juez tailandés Jitakorn Patanasiri, quien en el marco del juicio que se le seguía al empresario ruso Viktor Bout, acusado de vender armas a las FARC-EP, sentenció a favor del acusado y fijó posición jurídica sobre la organización guerrillera.
“La naturaleza del proceso, -señaló en su decisión el magistrado- ha sido más política que judicial, al tiempo que expresaba que “las FARC no son consideradas una organización terrorista por Tailandia. La guerrilla colombiana, -concluyó- está luchando por una causa política y no es una banda criminal.”
Al cúmulo de pruebas presentadas contra el convenio suscrito entre EEUU y su títere Uribe, se ha sumado en las últimas horas el descubrimiento de un macabro plan de espionaje dirigido por la CIA y ejecutado por las autoridades del DAS neogranadino a través del cual se pretende desestabilizar las revoluciones de Cuba, Ecuador y Venezuela, tenebroso proyecto que felizmente ha sido abortado por las autoridades de Venezuela, blanco principal de la ira imperial.
Y es que la instalación de las 7 bases militares de EEUU en Colombia, no es un hecho aislado, sino que se inscribe en el marco de un monumental proyecto conspirativo, en el que esos enclaves son sólo la “punta del iceberg”, bajo el cual se oculta una serie de conjuras encadenadas que van desde el golpe en Honduras el dominio del resto de Centroamérica y la invasión de la Amazonía, la selva tropical más extensa de la tierra con sus 5.5 millones de Km2.
El plan incluye la ocupación de los 9 países amazónicos: Colombia, (que ya lo está) Brasil, Bolivia, Perú, Bolivia, Ecuador, Suriname, Guyana, Guayana francesa y Venezuela, con el fin de apoderarse de su rica biodiversidad, la más variada del planeta, del agua de sus ríos, del petróleo y del gas, elementos que escasean en el mundo y que requiere el imperio para poder sobrevivir a la crisis que afecta al salvaje sistema capitalista y su modelo neoliberal.
Porque es falso, como ya ha sido denunciado, que las operaciones a tener lugar en las 7 bases militares yanquis se vayan a circunscribir al territorio colombiano, como lo comprueba un documento emanado del Departamento de Defensa de EEUU y dado a conocer este miércoles a través de Telesur, según el cual, la base de Palanquero se usará para espionaje en la región.”
El informe destaca en uno de sus puntos que “una vez establecida una Localidad de Cooperación en Seguridad (LCS) en Palanquero, EEUU obtiene una oportunidad única para las operaciones de espectro completo en una subregión crítica en nuestro hemisferio, donde la seguridad y estabilidad están bajo amenaza constante por las insurgencias terroristas financiadas con el narcotráfico, los gobiernos “anti estadounidenses”, la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales.”
Mas adelante, el documento señala que “el desarrollo de esta LCS profundizará nuestra capacidad de conducir operaciones de Inteligencia, Espionaje y Reconocimiento (ISR), mejorará el alcance global, apoyará los requisitos de logística, mejorará las relaciones con socios, mejorará la cooperación de teatros de seguridad y aumentará nuestras capacidades de guerra expedita.”
Su contenido evidencia que el acuerdo de instalación de las 7 bases militares en Colombia está muy lejos de ser el convenido dirigido exclusivamente a combatir a la guerrilla y al narcotráfico en territorio colombiano como aseguran sus promotores, sino que se trata, como lo denunciaron en su momento, Chávez, Evo, Correa y otros mandatarios progresistas de la región, de un siniestro plan del Imperio orientado a desestabilizar a sus gobiernos través del espionaje.
Frente a esa situación pre bélica, que amenaza la soberanía e integridad territorial de Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia y otras naciones del área donde se adelantan proyectos revolucionarios, se hace necesario la inmediata implementación de un “Plan de contingencia” cuya agenda debe incluir la convocatoria a marchas, concentraciones y vigilias, como las que protagoniza desde hace mas de 120 días el pueblo hondureño exigiendo la restitución de Manuel Zelaya, su legítimo presidente.
Y si la amenaza persiste y se traduce en agresión, como es habitual en el imperio yanqui, construido sobre violencia y adicción a la guerra, no queda mas recurso que enfrentarlo como lo hicieron Bolívar, Sucre, San Martin, O´Higgins que vencieron al imperio español, porque, como ellos, hoy el pueblo latinoamericano y caribeño está dispuesto a ofrendar su vida en defensa de una libertad y dignidad conquistadas con sudor, sangre y lágrimas.
Y, ni el imperio más poderoso de la historia, con sus bases militares en Colombia y los 800 militares y 600 mercenarios una vez allí emplazados, provistos de las más modernas aeronaves, buques, tanques, bombas misiles, equipos y sistemas de comunicación, de vigilancia satelital, espionaje e Inteligencia, podrán vencerlo, ya para lograrlo tendrán que exterminarlo, porque, como dijo Sandino, “es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos.”
Suele llamarse traidor a alguien como Judas, quien según cita la Biblia, “vendió” a Jesús por 30 dinares, pero para Álvaro Uribe, que firmó un convenio que entrega la soberanía de Colombia y pone en riesgo la de sus vecinos y hermanos, habría que crearse una palabra que designe un acto de enanismo moral como ese, inexistente en lengua o idioma alguno, porque hasta hoy no tiene nombre quien comete tal crimen.
Y es que este martes se confirmó una vez más la deslealtad de Uribe al conocerse el contenido del acuerdo que suscribió con EEUU, mediante el cual entregó junto con su dignidad, la soberanía del país, al ceder 7 bases militares colombianas a las tropas imperiales, que según reza el contrato serán usadas para “combatir al narcotráfico y el terrorismo”, cuando en realidad, su finalidad es seguir asesinando al pueblo neogranadino y servir de “punta de lanza” para invadir países vecinos.
Entre la unánime reacción de rechazo planetario a ese abominable convenio, se destaca la voz de Fidel Castro Ruz, el líder de la Revolución cubana, quien en un artículo, refiriéndose a los argumentos esgrimidos por EEUU y Colombia para la firma del acuerdo, los calificó como “un insulto a la inteligencia.”
“La historia, destaca Fidel en el escrito- no perdonará a quienes cometen esa deslealtad contra sus pueblos, ni tampoco a los que utilizan como pretexto el ejercicio de la soberanía para cohonestar la presencia de tropas yanquis.”
¿A qué soberanía se refieren, -pregunta a continuación el hombre que hace medio siglo, junto con el Che, su hermano Raul y otros valientes conquistó la libertad de su patria oprimida por el Imperio y una caterva de dictadores a su servicio que desgobernaron la Patria de Martí durante décadas.
¿La conquistada por Bolívar, Sucre, San Martín, O’Higgins, Morelos, Juárez, Tiradentes, Martí' Ninguno de ellos -añade- habría aceptado jamás tan repudiable argumento para justificar la concesión de bases militares a las fuerzas armadas de EEUU, un imperio más dominante, más poderoso y más universal que las coronas de la península ibérica.”
Porque es falso que su objetivo es el de combatir el tráfico de drogas, como lo ha comprobado el pueblo colombiano, víctima de los desmanes y abusos perpetrados por los ocupantes extranjeros de 3 enclaves similares cedidos al Imperio desde hace varios años como son las bases de “3 Esquinas” en el departamento de Caquetá; de “Florencia” en la hacienda “Larandia” en el mismo departamento y “Villavicencio” en el de El Meta.
Y es que muchas de las mujeres de los pueblos aledaños a las mismas, han sido arrastradas a la prostitución por los traficantes de sexo que las venden a los militares yanquis, mientras otras, en su mayoría adolescentes, al igual que sucede en otras naciones donde hay bases militares yanquis, son violadas por esos soldados, delitos que quedan impunes porque los criminales gozan de inmunidad según lo establecen convenios como este ultimo.
Injusta y triste es además la situación que viven con el tiempo las criaturas engendradas por las víctimas de esos enfermos sexuales, que abandonadas en muchos casos a su suerte, junto con sus madres, sufren hambre, desnutrición y enfermedades, debiendo soportar a veces marginación e intolerancia por parte de la sociedad, cuando algunos de sus miembros les llaman “los hijos del Plan Colombia.”
Es mentira que desde esos enclaves donde se cometen tales crímenes, se piense erradicar las siembras de coca, ya que no lo han hecho en los últimos 10 años a pesar de haber invertido mas de 5 mil millones de dólares en el “Plan Colombia” y de haber matado a miles de inocentes, victimas de un ejército asesino que para simular eficacia en su lucha contra la guerrilla pretendió engañar al país y al mundo con ese crimen de lesa humanidad que son los “Falsos positivos.”
Washington y Bogotá no tienen la menor intención de hacerlo, porque dejarían de percibirse las ganancias obtenidas por sus cómplices, los “barones de la droga”, la banca que lava el dinero procedente de ese infame tráfico, los miembros de la oligarquía criolla, los altos oficiales de las fuerzas armadas colombianas y los paramilitares que crearon con el pretexto de combatirlo y que se rebelaron para socavar con la droga la honestidad de las instituciones del Estado.
Porque, como el martes denunció el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, a EEUU no le interesa para nada combatir el narcotráfico, porque “si le cortas eso -dijo, refiriéndose a los cerca de 20 millones de adictos estadounidenses- se vuelven locos, explota esa sociedad. Ellos, (las autoridades yanquis) –agregó- lo ven más bien como una necesidad, consumo necesario para mantener a la gente normal, una conducta aparentemente normal.”
Y en cuanto a “la lucha contra el terrorismo”, otro de los supuestos objetivos del acuerdo, sólo el Imperio, su lacayo el régimen neogranadino y algunos de sus socios europeos, ex potencias coloniales que invadieron pueblos y saquearon sus recursos naturales dejándoles inmersos en hambre, ignorancia, enfermedad, miseria y otras lacras sociales, usan ese término, para referirse a la lucha armada que desde hace medio siglo adelanta la guerrilla colombiana.
Ningún país latinoamericano, fuera de Colombia, designa como terrorismo las acciones de los guerrilleros, y hasta en las naciones más remotas, la Justicia se ha negado a calificarlas como tales, como fue la reciente e histórica decisión del juez tailandés Jitakorn Patanasiri, quien en el marco del juicio que se le seguía al empresario ruso Viktor Bout, acusado de vender armas a las FARC-EP, sentenció a favor del acusado y fijó posición jurídica sobre la organización guerrillera.
“La naturaleza del proceso, -señaló en su decisión el magistrado- ha sido más política que judicial, al tiempo que expresaba que “las FARC no son consideradas una organización terrorista por Tailandia. La guerrilla colombiana, -concluyó- está luchando por una causa política y no es una banda criminal.”
Al cúmulo de pruebas presentadas contra el convenio suscrito entre EEUU y su títere Uribe, se ha sumado en las últimas horas el descubrimiento de un macabro plan de espionaje dirigido por la CIA y ejecutado por las autoridades del DAS neogranadino a través del cual se pretende desestabilizar las revoluciones de Cuba, Ecuador y Venezuela, tenebroso proyecto que felizmente ha sido abortado por las autoridades de Venezuela, blanco principal de la ira imperial.
Y es que la instalación de las 7 bases militares de EEUU en Colombia, no es un hecho aislado, sino que se inscribe en el marco de un monumental proyecto conspirativo, en el que esos enclaves son sólo la “punta del iceberg”, bajo el cual se oculta una serie de conjuras encadenadas que van desde el golpe en Honduras el dominio del resto de Centroamérica y la invasión de la Amazonía, la selva tropical más extensa de la tierra con sus 5.5 millones de Km2.
El plan incluye la ocupación de los 9 países amazónicos: Colombia, (que ya lo está) Brasil, Bolivia, Perú, Bolivia, Ecuador, Suriname, Guyana, Guayana francesa y Venezuela, con el fin de apoderarse de su rica biodiversidad, la más variada del planeta, del agua de sus ríos, del petróleo y del gas, elementos que escasean en el mundo y que requiere el imperio para poder sobrevivir a la crisis que afecta al salvaje sistema capitalista y su modelo neoliberal.
Porque es falso, como ya ha sido denunciado, que las operaciones a tener lugar en las 7 bases militares yanquis se vayan a circunscribir al territorio colombiano, como lo comprueba un documento emanado del Departamento de Defensa de EEUU y dado a conocer este miércoles a través de Telesur, según el cual, la base de Palanquero se usará para espionaje en la región.”
El informe destaca en uno de sus puntos que “una vez establecida una Localidad de Cooperación en Seguridad (LCS) en Palanquero, EEUU obtiene una oportunidad única para las operaciones de espectro completo en una subregión crítica en nuestro hemisferio, donde la seguridad y estabilidad están bajo amenaza constante por las insurgencias terroristas financiadas con el narcotráfico, los gobiernos “anti estadounidenses”, la pobreza endémica y los frecuentes desastres naturales.”
Mas adelante, el documento señala que “el desarrollo de esta LCS profundizará nuestra capacidad de conducir operaciones de Inteligencia, Espionaje y Reconocimiento (ISR), mejorará el alcance global, apoyará los requisitos de logística, mejorará las relaciones con socios, mejorará la cooperación de teatros de seguridad y aumentará nuestras capacidades de guerra expedita.”
Su contenido evidencia que el acuerdo de instalación de las 7 bases militares en Colombia está muy lejos de ser el convenido dirigido exclusivamente a combatir a la guerrilla y al narcotráfico en territorio colombiano como aseguran sus promotores, sino que se trata, como lo denunciaron en su momento, Chávez, Evo, Correa y otros mandatarios progresistas de la región, de un siniestro plan del Imperio orientado a desestabilizar a sus gobiernos través del espionaje.
Frente a esa situación pre bélica, que amenaza la soberanía e integridad territorial de Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia y otras naciones del área donde se adelantan proyectos revolucionarios, se hace necesario la inmediata implementación de un “Plan de contingencia” cuya agenda debe incluir la convocatoria a marchas, concentraciones y vigilias, como las que protagoniza desde hace mas de 120 días el pueblo hondureño exigiendo la restitución de Manuel Zelaya, su legítimo presidente.
Y si la amenaza persiste y se traduce en agresión, como es habitual en el imperio yanqui, construido sobre violencia y adicción a la guerra, no queda mas recurso que enfrentarlo como lo hicieron Bolívar, Sucre, San Martin, O´Higgins que vencieron al imperio español, porque, como ellos, hoy el pueblo latinoamericano y caribeño está dispuesto a ofrendar su vida en defensa de una libertad y dignidad conquistadas con sudor, sangre y lágrimas.
Y, ni el imperio más poderoso de la historia, con sus bases militares en Colombia y los 800 militares y 600 mercenarios una vez allí emplazados, provistos de las más modernas aeronaves, buques, tanques, bombas misiles, equipos y sistemas de comunicación, de vigilancia satelital, espionaje e Inteligencia, podrán vencerlo, ya para lograrlo tendrán que exterminarlo, porque, como dijo Sandino, “es preferible hacernos morir como rebeldes y no vivir como esclavos.”
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