domingo, 8 de febrero de 2009

Soberanía territorial: el contagioso mal que se expande por el mundo.

Yamila Blanco

Las grandes potencias imperiales esta semana supieron que un extraño mal que pone en peligro sus posibilidades de expansión y control sobre los demás estados, se encuentra recorriendo el mundo. Se trata del deseo de los países por conquistar la soberanía plena, cuyo principal síntoma es la expulsión de toda base militar extranjera de sus territorios nacionales. Esta extraña enfermedad afecta principalmente a Estados Unidos, país que posee bases distribuidas en casi todo el planeta. Al parecer, el foco de la patología se inició en América Latina, donde recientemente dos países aprobaron en referendo popular sendas constituciones que prohíben asentamientos militares extranjeros en sus territorios: Bolivia y Ecuador, naciones que se suman a una medida similar que la Carta Magna de Venezuela adoptó en 1999. Pero esta semana se conoció un caso en Asia, lo que demuestra que la enfermedad se propaga más rápido que la gripe aviar. Se cree que los medios de comunicación que transmiten noticias del hasta hace poco “patio trasero estadounidense”, son el principal vector a través del cual viaja este virus. Este martes, el presidente de Kirguistán, Kirmanbek Bakiev, anunció que su gobierno cerrará la base aérea estadounidense que opera en Manas, en las afueras de Bishkek, la capital de la nación. Esta joven nación -que tiene fronteras con la República Popular China, Kazajistán, Tayikistán y Uzbekistán- declaró su independencia en 1991, tras la caída de la Unión Soviética. Hasta ahora, la base de Manas era usada por los norteamericanos para coordinar operaciones militares en Afganistán, donde permanecen unos 31 mil soldados que mantienen la ocupación junto a tropas de unas pocas naciones tradicionalmente aliadas a Washington. Ese territorio juega un papel clave en el aprovisionamiento de tropas tanto de esta potencia como de otros países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), por lo que el Departamento de Defensa norteamericano está buscando afanosamente territorios alternativos en Asia Central para instalar una base de unidades aéreas. La base albergó a unos 10 mil soldados y 500 toneladas de distintas vituallas, mayormente combustible usado para pertrechar a los aviones en misiones de combate en territorio afgano. Según el periodista Richard Galpin, el cierre de la base será un gran revés para las operaciones de Estados Unidos y la Otan en Afganistán: “El cierre se producirá en un momento crítico, justo cuando el nuevo gobierno en Washington prevé un fuerte incremento en el número de tropas” en ese país. La Casa Blanca planea aumentar la cifra de efectivos en Afganistán de 36 mil a 60 mil y se espera que el presidente Barack Obama decrete el despliegue de fuerzas adicionales en los próximos días. Por esa razón, este extraño mal que llegó al Asia -al parecer desde América Latina- está siendo estudiado detenidamente por profesionales en Washington, y aunque aún no tienen ningún diagnóstico concreto, están seguros que el padecimiento tiene una raíz en los pueblos de esas naciones que comenzaron a luchar por su autodeterminación.

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