Julio Mosquera
El reciente triunfo del Sí en el pasado referéndum es manejado en ciertos sectores políticos, incluyendo grupos chavistas, como un triunfo de la derecha más que un triunfo del chavismo. Los medios de comunicación privados han servido una vez más al proyecto anti-revolucionario propagando la idea de que la gran ganadora del pasado domingo fue la oposición. Ese argumento se basa en el dato cuantitativo de que el oposicionismo alcanzó unos cinco millones de votos, lo cual muestra que es una fuerza política creciente, mientras que el chavismo se ha estancado electoralmente. Asumiendo esa tendencia como cierta, tendríamos que en un futuro cercano el chavismo sería minoría y el oposicionismo mayoría. En otras palabras, que más pronto que tarde el chavismo estará en la acera de la oposición y al actual oposicionismo estará en el gobierno. De manera tal que la única salida para la propuesta revolucionaria es sentarse en la mesa con la derecha a negociar sus principios, y tal vez hasta sus cabezas porque lo que viene es candela.En medio de ese escenario aparece la figura de José Vicente Rangel haciendo llamados al diálogo. Metafóricamente se ha usado la expresión “tender puentes”. Debo decir que esa actitud del ex-Vicepresidente no es nada nueva. Hay varios errores de apreciación política en esa propuesta. Primero, si somos nosotros los que tenemos que tender puentes, asumimos que somos nosotros los promotores de las divisiones. Por tanto, nos correspondería subsanarlo lanzando puentes. Segundo, que las contradicciones entre el oposicionismo y el chavismo son una cuestión de formalidades. Por tanto, esas diferencias se resolverían en una mesa de diálogo. Tercero, que el oposicionismo no tienen un proyecto político diferente al del socialismo, que no busca derrocar a Chávez y tomar el poder. Apreciación totalmente errada, porque es exactamente todo lo contrario. El oposicionismo tiene como principal objetivo salir de Chávez para castrar todo intento de desarrollar una sociedad socialista en nuestro país. Cuarto, que los asuntos que nos diferencian de la oposición son negociables. Es decir, que nos podemos a sentar a negociar el currículo, la gratuidad de la enseñanza, la disponibilidad de salud para todos en forma gratuita, la expansión de la red ferroviaria como alternativa de transporte, la nacionalización de las empresas clave, el desarrollo y consolidación del poder comunal, y pare usted de contar. ¿Es eso los qué vamos a negociar? ¿Qué es lo que José Vicente tiene en mente para negociar con el oposicionismo? ¿Vamos a negociar la construcción del Socialismo del Siglo XXI?A algunos le parecerá exagerado mi comentario, a otros les parecerá incluso ofensivo hacia José Vicente Rangel. No olvidemos que el ex-Vicepresidente es en buena medida responsable de la derrota del chavismo en el Municipio Sucre, la Alcaldía Mayor y la Gobernación de Miranda al permitir que su hijo permaneciera por tanto tiempo sin hacer nada al frente de la alcaldía de ese municipio. La política venezolana es una arena donde han surgido muchas sorpresas desagradables. No muy lejos en el tiempo está la traición de Miquilena. Yo no me embarco en esa onda de que el oposicionismo fue el verdadero ganador en el pasado referéndum. Mucho menos compro la idea de que dado la votación obtenida por los enemigos de la Revolución Bolivariana hay que sentarse con ellos en una mesa a negociar. Creo que el Presidete Chávez ha respondido claramente cuando afirmó que no hay cacao para la burguensía. Más na.
julio_mosquera@hotmail.com
domingo, 22 de febrero de 2009
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