Durante tres días la ciudad rusa de Kazán fue el escenario de la XVI Cumbre de los Brics, que reunió 36 delegaciones de diversos países, 22 de ellas encabezadas por jefes de Estado y otros altos funcionarios. Además, asistieron representantes de seis organizaciones internacionales, entre quienes destacó António Guterres, secretario general de la Organización de Naciones Unidas.
En total se registraron aproximadamente 20 mil comisionados en un evento que marcó la primera reunión conjunta del grupo tras la incorporación de Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán —Arabia Saudita no ha oficializado su ingreso, pero participa como Estado invitado—.
Todos los países miembros fundadores del grupo Brics estuvieron liderados por sus jefes de Estado, excepto Brasil, que fue representado por su ministro de Asuntos Exteriores.
Las actividades previas que marcaron durante el año la presidencia de Rusia en el bloque incluyeron una reunión de ministros de Relaciones Exteriores en Nizhni Novgorod y sesiones ampliadas con encomendados de los Brics.
La mayoría de los jefes de Estado de los países participantes hizo su arribo el primer día. Entre ellos destacaron el presidente chino Xi Jinping, el primer ministro indio Narendra Modi y el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, no pudo asistir por motivos médicos y fue reemplazado por el canciller Mauro Vieira.
Kazán: una capital euroasiática
La llegada de los altos funcionarios al aeropuerto estuvo marcada por un toque cultural. Mujeres vestidas con trajes tradicionales rusos y tártaros dieron la bienvenida a los invitados ofreciéndoles platos típicos como el belish, un pastel relleno de carne, y el chak-chak, un dulce de masa crujiente.
Reconocida en 2009 como la tercera capital de Rusia, Kazán no solo destaca por su industria petroquímica y militar, así como por un sector tecnológico en auge, sino también por ser un espejo de la identidad nacional rusa.
Su posición como ciudad anfitriona de la cumbre refleja la creciente importancia geopolítica del país en el panorama global, pero también la diversidad demográfica y cultural que lo moldea.
Capital de la República de Tatarstán, Kazán es una ciudad donde conviven casi a partes iguales rusos y tártaros. Este último grupo, el segundo más numeroso de Rusia tras los primeros, cuenta con una cultura y lengua propias, de raíces túrquicas y con una mayoría de población musulmana.
Esta diversidad étnica y religiosa convierte a Kazán en un símbolo de la identidad euroasiática de Rusia.
La cumbre que preocupa a Occidente
Antes de la inauguración oficial, el presidente ruso mantuvo conversaciones con la gran mayoría de los líderes asistentes, incluida una reunión con el presidente de la República Popular China, Xi Jinping.
Se trata de la tercera conversación cara a cara entre ambos líderes en un año. Antes coincidieron en Beijing el 16 y 17 de mayo, y después se encontraron en el marco de la sesión anual de la Organización de Cooperación de Shanghái en julio.
El mandatario chino afirmó que la amistad entre China y Rusia es inquebrantable, y que las relaciones entre los dos países han evolucionado significativamente y han logrado varios hitos.
Putin resaltó el crecimiento de 4,5% en el comercio bilateral entre Moscú y Beijing y el éxito de los proyectos conjuntos en diversos sectores, y afirmó que la cooperación ruso-china es un factor de estabilidad global.
El primer día del evento ya evidenció las preocupaciones de los países occidentales por su magnitud y relevancia.
En un artículo titulado «El fin del Imperio», POLITICO destacó la asistencia del primer ministro indio y del presidente sudafricano a la cumbre de los Brics, en contraposición a la reunión de la Commonwealth organizada simultáneamente por el primer ministro británico, Keir Starmer, en Samoa. Sri Lanka, que busca unirse al bloque, tampoco envió a su primer ministro ni a su ministro de Asuntos Exteriores.
Por otro lado, Bloomberg llamó la atención sobre los elogios de los líderes de Beijing y Nueva Delhi hacia su homólogo ruso, y señaló que «el acontecimiento revela los límites del esfuerzo de Occidente por aislar a Putin en la guerra».
De este modo, se desdibuja una vez más la narrativa estadounidense que rodea a los países sometidos a presiones económicas, entre los que figura Venezuela, y se pone de manifiesto que la atención global se ha desplazado, de manera objetiva, hacia aquellos que están configurando un nuevo orden multipolar, con un enfoque particular en el liderazgo de Moscú en la cumbre, logrado en medio de tres años de sanciones agresivas y la guerra por delegación de la OTAN contra la Federación en Ucrania.
Declaración de Kazán
El segundo día del evento los representantes de los países miembros llevaron a cabo reuniones en formatos reducido y ampliado. Allí se enfatizó la importancia de trabajar hacia un sistema financiero internacional que refleje el orden multipolar deseado mediante el fomento del uso de monedas locales en el comercio e inversión.
Estas conversaciones dieron como resultado la Declaración de Kazán, un documento de 134 puntos distribuidos en 43 páginas, el cual ofrece un análisis integral de la situación global actual y establece objetivos estratégicos a largo plazo. Algunos de los puntos destacados son:
El acuerdo entre los miembros para impulsar reformas en el sistema de Bretton Woods y en la ONU.
La importancia de utilizar monedas nacionales en el comercio internacional.
El establecimiento de compromisos para mejorar la colaboración en áreas como la alta tecnología y la medicina.
La continuación de las negociaciones para implementar el sistema Brics Clear, destinado a facilitar depósitos y liquidaciones transfronterizas.
El apoyo a la propuesta rusa de crear una bolsa de cereales de los Brics para estabilizar los precios y fortalecer la seguridad alimentaria.
Las posiciones tomadas sobre emergencias globales, incluidas las agresiones de Israel contra Palestina y Líbano, y el conflicto en Ucrania.
Anuradha Chenoy, profesora emérita del Centro de Estudios Rusos y de Asia Central, Universidad Jawaharlal Nehru, destaca la importancia de la Declaración de Kazán como una hoja de ruta para los países Brics. Ella resalta la particularidad del bloque, al conjugar «intereses comunes» con «asociación estratégica».
Dicha combinación contrasta con los pactos y acuerdos liderados por el eje occidental, en el que los «intereses», según la experta, son reservados para ellos «y el término estratégico significa la amenaza o el posible uso de la fuerza» en detrimento de las otras partes.
Los Brics están demostrando su compromiso con la acción práctica y específica al alcanzar consensos relevantes. Su mecanismo de cooperación se ha convertido en una fuerza fundamental para promover una transformación positiva en el sistema de gobernanza global, lo cual responde a las necesidades tanto de la plataforma como de los países que la siguen en áreas como la paz, el desarrollo, la seguridad y la economía.
Cooperación sin hegemonía frente a los desafíos globales
La cumbre concluyó con las sesiones plenarias en su formato Brics Plus/Outreach donde participaron representantes de 36 países y diversas organizaciones internacionales. Una de las decisiones más significativas fue la creación de una nueva categoría: los países socios del bloque. En un futuro cercano se enviarán invitaciones para que estos países se unan a los trabajos de la instancia y, tras recibir sus respuestas, se nombrará oficialmente a los nuevos socios.
En este contexto es importante destacar la observación realizada por el secretario de prensa del Kremlin, Dmitri Peskov, sobre la estructura de la alianza:
«Los Brics aun no cuentan con los atributos necesarios para ser considerados una organización formal», afirmó. «No tienen estatutos».
«Se asemejan más a una unión de naciones que comparten valores y directrices comunes, abogando por un modelo universal de relaciones basado en el respeto y beneficio mutuo, sin caer en el monocentrismo», añadió.
Lo anterior se complementa con la idea expresada en el artículo editorial del Global Times, que enfatiza cómo su cooperación se basa en la comodidad y el respeto mutuo entre naciones.
El editorial menciona que «cada país elige la forma en que se siente más cómodo para participar», lo cual permite a sus miembros actuar sin temor a comprometer sus intereses fundamentales. Esta característica contrasta con las alianzas tradicionales lideradas por potencias occidentales, donde prevalecen el unilateralismo y el hegemonismo.
Esta visión de cooperación es nuclear para entender por qué la instancia ha logrado mantener una cohesión fuerte, incluso ante las tensiones geopolíticas actuales.
Un ejemplo de que la cohesión puede superar las diferencias se manifiesta en el anuncio realizado durante la cumbre de los Brics, donde China e India informaron sobre un acuerdo para resolver el impasse en su frontera del Himalaya. El texto introduce nuevos mecanismos de patrullaje y tiene como objetivo desescalar las tensiones surgidas en 2020, marco que facilita el regreso de las fuerzas militares a sus posiciones en tiempos de paz y pone fin a la crisis.
Los Brics no tienen la intención de antagonizar con ningún país ni con su modelo político. El creciente interés que generan, como lo demuestra la atención de naciones como Turquía —un miembro de la OTAN—, es un claro indicativo de ello.
La cumbre en Kazán se consolidó como uno de los eventos políticos y diplomáticos más relevantes del año. Este encuentro evidenció una tendencia global entre las principales economías emergentes: el rechazo a la hegemonía y al unilateralismo promovidos por Estados Unidos, así como el deseo de continuar construyendo un espacio alternativo donde prevalezca el diálogo y se fomente la búsqueda de consensos en torno a intereses compartidos, en la búsqueda de remodelar el orden internacional bajo un enfoque multipolar.
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