Lucía Berbeo.
Este 4 de febrero, el pueblo venezolano recuerda la Rebelión
Cívico-militar impulsada por el líder bolivariano, Hugo Chávez, quien
hace 25 años en compañía de un grupo de militares se alzó contra la
decadencia del sistema político puntofijista representado por el
presidente de la época, Carlos Andrés Pérez.
Ese día, Chávez, junto a un grupo de soldados, asumió públicamente su responsabilidad, se dirigió al país a través de los medios de comunicación y manifestó el célebre "por ahora", frase que convirtió en la esperanza de un pueblo.
En la Rebelión participaron 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados. Los participantes, pertenecientes a 10 batallones, formaban parte de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal, y fueron dirigidos por los jóvenes oficiales encabezados por Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, así como también Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortiz Contreras.
Este grupo formaba parte de una organización conocida como Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), con una ideología política revolucionaria, mezclados con el pensamiento de Simón Bolívar.
Fracasado el intento de toma de la ciudad capital, Caracas, los insurgentes se rindieron luego que las guarniciones del interior del país fueran recuperadas por las fuerzas del gobierno constitucional. Chávez fue arrestado y privado de su libertad por fuerzas de seguridad de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), aunque poco antes se le dio la oportunidad de dirigirse al país ante los medios de comunicación, en donde asumía la responsabilidad del alzamiento y ordenaba a los insurgentes que aún luchaban en Aragua y Valencia que se rindieran para evitar mayores derramamientos de sangre, a la vez que pedía a sus partidarios deponer las armas.
La alocución televisiva en la que Hugo Chávez anunció su rendición sirvió para aumentar su popularidad entre muchos venezolanos, especialmente de bajos recursos, que se veían especialmente afectados por las medidas económicas.
A partir de ese evento transformó radicalmente la vida política de la nación sudamericana, introduciendo nuevos actores en la escena: de estos protagonistas, el primero fue presidente de la República desde 1999 hasta 2013.
En vida, el líder revolucionar Hugo Chávez, se refirió al hecho desde diferentes ópticas, en la cual expresó que como “necesario es remitirnos a la voz de Kléber Ramírez y esa obra monumental que lleva por título Historia documental del 4 de febrero. Ahí nos dice Kléber: El 4-F no coronó el propósito inmediato de la toma del poder, pero puso al descubierto un mar de fondo de las contradicciones con que se dirigía a la nación venezolana y fue una sacudida política de tal magnitud, que revitalizó la potencialidad de este pueblo imaginativo y peleador. Desde este punto de vista, ese acontecimiento fue una necesidad histórica. El 4-F dotó a la nación de un objetivo estratégico en lo político: la nueva democracia, y anuló la validez de los viejos planteamientos de todos los partidos existentes”.
Agregó Chávez que “para 1992 el juego estaba completamente trancado: las armas de la crítica tuvieron que dar paso a la crítica de las armas. La política entreguista del puntofijismo llegaba a su más nauseabunda expresión con el programa neoliberal puesto en práctica por Carlos Andrés Pérez: el país estaba subordinado al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y de rodillas ante el imperio; los partidos políticos se dedicaban exclusivamente al saqueo y a la burla social; la dignidad del pueblo venezolano estaba secuestrada. Teníamos que dar un paso al frente ante tal estado de cosas, con el más puro compromiso con la redención de la Patria y para devolverle al pueblo las armas de la República”.
Igualmente, “a todo esto debemos añadir la necesidad de revivir el legado revolucionario de nuestro padre Libertador, líder y guía de nuestro movimiento. El 4-F Bolívar volvió para no irse nunca jamás”.
Finalmente, la fecha es recordada en Venezuela como el día que dividió la historia del país, para dar inicio a la gesta revolucionaria del comandante bolivariano, amparado por el pueblo venezolano en el marco del socialismo del siglo XXI.
Ese día, Chávez, junto a un grupo de soldados, asumió públicamente su responsabilidad, se dirigió al país a través de los medios de comunicación y manifestó el célebre "por ahora", frase que convirtió en la esperanza de un pueblo.
En la Rebelión participaron 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados. Los participantes, pertenecientes a 10 batallones, formaban parte de las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal, y fueron dirigidos por los jóvenes oficiales encabezados por Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, así como también Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortiz Contreras.
Este grupo formaba parte de una organización conocida como Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), con una ideología política revolucionaria, mezclados con el pensamiento de Simón Bolívar.
Fracasado el intento de toma de la ciudad capital, Caracas, los insurgentes se rindieron luego que las guarniciones del interior del país fueran recuperadas por las fuerzas del gobierno constitucional. Chávez fue arrestado y privado de su libertad por fuerzas de seguridad de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP), aunque poco antes se le dio la oportunidad de dirigirse al país ante los medios de comunicación, en donde asumía la responsabilidad del alzamiento y ordenaba a los insurgentes que aún luchaban en Aragua y Valencia que se rindieran para evitar mayores derramamientos de sangre, a la vez que pedía a sus partidarios deponer las armas.
La alocución televisiva en la que Hugo Chávez anunció su rendición sirvió para aumentar su popularidad entre muchos venezolanos, especialmente de bajos recursos, que se veían especialmente afectados por las medidas económicas.
A partir de ese evento transformó radicalmente la vida política de la nación sudamericana, introduciendo nuevos actores en la escena: de estos protagonistas, el primero fue presidente de la República desde 1999 hasta 2013.
En vida, el líder revolucionar Hugo Chávez, se refirió al hecho desde diferentes ópticas, en la cual expresó que como “necesario es remitirnos a la voz de Kléber Ramírez y esa obra monumental que lleva por título Historia documental del 4 de febrero. Ahí nos dice Kléber: El 4-F no coronó el propósito inmediato de la toma del poder, pero puso al descubierto un mar de fondo de las contradicciones con que se dirigía a la nación venezolana y fue una sacudida política de tal magnitud, que revitalizó la potencialidad de este pueblo imaginativo y peleador. Desde este punto de vista, ese acontecimiento fue una necesidad histórica. El 4-F dotó a la nación de un objetivo estratégico en lo político: la nueva democracia, y anuló la validez de los viejos planteamientos de todos los partidos existentes”.
Agregó Chávez que “para 1992 el juego estaba completamente trancado: las armas de la crítica tuvieron que dar paso a la crítica de las armas. La política entreguista del puntofijismo llegaba a su más nauseabunda expresión con el programa neoliberal puesto en práctica por Carlos Andrés Pérez: el país estaba subordinado al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y de rodillas ante el imperio; los partidos políticos se dedicaban exclusivamente al saqueo y a la burla social; la dignidad del pueblo venezolano estaba secuestrada. Teníamos que dar un paso al frente ante tal estado de cosas, con el más puro compromiso con la redención de la Patria y para devolverle al pueblo las armas de la República”.
Igualmente, “a todo esto debemos añadir la necesidad de revivir el legado revolucionario de nuestro padre Libertador, líder y guía de nuestro movimiento. El 4-F Bolívar volvió para no irse nunca jamás”.
Finalmente, la fecha es recordada en Venezuela como el día que dividió la historia del país, para dar inicio a la gesta revolucionaria del comandante bolivariano, amparado por el pueblo venezolano en el marco del socialismo del siglo XXI.
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