El
entusiasmo en las barras latinoamericanas es indescriptible cuando
Ecuador eleva el índice de energías renovables que consume a 98% del
total; cuando recompra gran parte de su deuda pública a un 30% de su
valor
Dos formas hay de competencia: la suma cero, desarrollada por Neumann, en la cual lo que gana un participante representa la pérdida del otro, y la cooperativa, desarrollada por Nash, en la cual todos los competidores ganan.
Se fanatizan otros contabilizando goles o jonrones de equipos en los cuales no juegan; prefiero el conteo de los tantos en el campeonato amistoso Ecuador-Venezuela, en el cual a cada momento cambia la delantera.
Se va de jonrón Venezuela en 1989 con la primera insurrección de todo un país contra el Fondo Monetario Internacional; repunta Ecuador derrocando en una década siete presidentes fondomonetaristas.
Calienta Venezuela, se prepara, lanza, y allá va fuera del país la Misión Militar norteamericana. Se afinca en el plato Correa, batea, y se sale del estadio el cuadrangular de la expulsión de la base gringa de Manta.
Patea Ecuador y entra en el arco el gol de la salida de Centro Internacional de Arreglo de Diferencias sobre las Inversiones, tribunal de linchamiento que en 232 demandas contra los países en vías de desarrollo resuelve 230 a favor de las transnacionales. Animo desde la barra al equipo venezolano hasta que empatamos con el gol victorioso del retiro del Ciadi.
El partido se pone caliente cuando Venezuela repone en el cargo a su Presidente secuestrado por Fedecámaras. Ecuador se empareja a fines del cuarto inning cuando Correa sale sin armas a desafiar a los golpistas que le disparan: “Aquí estoy, pues, mátenme”.
Cuando ya parece que se va hacia el partido cero hit cero carreras para el Imperio, de repente este se roba dos bases con la invasión paramilitar en Venezuela y el asalto gringocolombiano contra el territorio ecuatoriano.
Se reponen en el marcador los equipos patrióticos con sendos goles: el venezolano disminuye la pobreza relativa de 40% a menos de 24%; el del Buen Vivir saca a 1.900.000 ecuatorianos de la pobreza y hace crecer de 29% a 41% la población de clase media.
Y se va y se va y se va elevando el roletazo cuando Venezuela asciende del nivel de desarrollo bajo al medio y luego al alto; cuando Ecuador disminuye en 6% la pobreza.
El entusiasmo en las barras latinoamericanas es indescriptible cuando Ecuador eleva el índice de energías renovables que consume a 98% del total; cuando recompra gran parte de su deuda pública a un 30% de su valor.
Sube la ovación cuando dice Lenin Moreno, el candidato de Alianza País: “No puede haber intelectuales ni científicos imparciales… El apoliticismo es la ideología de los satisfechos”.
Esto es lo que se decide en Ecuador el domingo 19. Como dijo José Félix Ribas en la batalla de La Victoria: “No podemos optar entre vencer o morir, necesario es vencer”.
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