Por : Pasqualina Curcio Curcio
Zimbabwe es el país que ha registrado los mayores niveles de
hiperinflación en la historia económica mundial. La tasa anual en 2008
fue 89.700.000.000.000.000.000.000% [1].
Luego de registrar niveles de inflación de dos dígitos, a partir del
año 2002, pasó a una inflación de 140,06%, y luego del año 2006 comenzó a
registrar una escalada de sus precios (2006: 1096,68%; 2007: 24.411,03%
y en 2008 alcanzó el récord de 23 dígitos).Situaciones como estas implican en la vida diaria que, por ejemplo, los precios de los bienes no solo varían semanal o diariamente, sino incluso cada hora; la cantidad de papel moneda se hace insuficiente para realizar las transacciones financieras; no hay presupuesto público que alcance para garantizar el buen funcionamiento de las políticas sociales, entre otros.
Con la mención a este fenómeno, nos referimos al hecho de que repentinamente se pase de una inflación de dos, a tres, a cuatro y hasta 23 dígitos en menos de 4 años, no tiene explicación económica, a menos que se haya registrado en el marco de un fuerte desastre natural o de una guerra que haya, en ambos casos, impactado los niveles de producción en el país.
Teóricamente los precios incrementan cuando, o 1) disminuyen las cantidades ofrecidas en la economía, es decir, disminuye la producción como consecuencia de una contracción de la oferta, o 2) aumenta la demanda de los bienes en el corto plazo, es decir se expande la demanda (situación que debería verse reflejada en un aumento de los precios, pero también de las cantidades de producción).
Por su parte, los monetaristas, quienes atribuyen lo que ocurre en la economía al comportamiento de los indicadores monetarios y financieros, tratan de explicar los aumentos de los precios argumentando que son causados por el hecho de que el Estado incrementa la cantidad de dinero en la economía, en otras palabras, porque el Estado imprime billetes “sin respaldo” que expanden la demanda agregada y con ella los precios. En este caso, al final debería verse también reflejado en un aumento de los precios y de las cantidades producidas.
Cuando analizamos el comportamiento de los niveles de producción en Zimbabwe observamos que las disminuciones del PIB no se corresponden, en proporción, a los incrementos de los precios. Si bien se registró una disminución del PIB durante los años de hiperinflación, dichas caídas son proporcionalmente mucho menores que los aumentos de los precios. Por ejemplo, entre los años 2002 y 2003, el PIB disminuyó alrededor del 10%, siendo la inflación 431,70%; mientras que entre 2005 y 2006 el PIB cayó 5,41% y la inflación comenzó a registrar cuatro dígitos, 1.096,68%; la disminución del PIB en 2007 fue 2,79% y la inflación alcanzó los niveles de 24.411,03%; hasta que en 2008, el PIB cayó 16,5% pero la inflación se multiplicó desproporcionadamente hasta llegar a tener 23 dígitos, 8,97E+22. Adicionalmente hay que precisar que a pesar de la caída del PIB durante estos años, los niveles registrados, en términos per cápita, no fueron menores a los históricos desde 1965, años en los que la inflación llegó a ser incluso de 1 y dos dígitos. (Banco Mundial).
No es la disminución de la producción lo que explica la hiperinflación en Zimbabwe, por lo menos no desde el punto de vista estadístico. De hecho, los niveles de desempleo durante esos años y según cifras del Banco Mundial se mantuvieron entre 4 y 6%.
Según el economista Steve Hanke, quien es profesor de la Universidad de John Hopkins y miembro del Instituto CATO, académico que ha seguido muy de cerca los fenómenos inflacionarios, incluyendo el nuestro, la inflación está determinada por el tipo de cambio en los mercados ilegales. Es decir, en la medida en que aumenta este tipo de cambio se genera una dolarización de hecho de la economía, lo cual se ve reflejado en incrementos de los precios.
En un informe realizado por el mencionado profesor para el caso de Zimbabwe en 2009 [2], informe similar al recientemente escrito en diciembre de 2016 para el caso venezolano [3], la inflación depende casi en un 100% del tipo de cambio en los mercados ilegales, “Cada 1% de aumento en el tipo de cambio se asoció con un aumento del 1% en el nivel de precios.” (traducción nuestra) (Hanke, pp: 358).
Afirma que, en condiciones de hiperinflación, incluso con tipos de cambio flotantes y no solo cuando hay controles cambiarios, se registra este fenómeno, es decir, surge un mercado negro e ilegal que se ocupa de marcar los precios internos de la economía.
En Zimbabwe, durante los años de hiperinflación prevaleció un sistema cambiario controlado, el cual fue ajustando y devaluando la moneda siguiendo el comportamiento del tipo de cambio ilegal. En la gráfica se observa la relación casi perfecta entre el tipo de cambio y la inflación en Zimbabwe.[4]
Siendo el tipo de cambio ilegal lo que determina la inflación, la pregunta a responder es ¿cuáles fueron las causas de los incrementos exponenciales del tipo de cambio en Zimbabwe? Teóricamente, la depreciación de la moneda está relacionada con los niveles de reservas que permiten respaldarla. Por lo tanto, esperaríamos que durante esos años se hubiese registrado una disminución estrepitosa de las reservas internacionales en ese país.
Sin embargo, esto no ocurrió, tal como se observa en el siguiente gráfico, el año 2003 las reservas aumentaron 3,35% y la moneda se depreció 1167%; el año 2004 aumentaron 72% las reservas y siguió depreciándose la moneda 626,77% más; el 2006, los incrementos de las reservas fueron de 59,06%, mientras que la moneda se depreció 634,95%; siguieron aumentando las reservas en 2007, alrededor del 5,57%, acompañada de una depreciación de 5.786,92% de la moneda (pasó de 164,54 a 9686,77 dólares zimbabwe/ dólar americano); finalmente, en 2008, aunque sí se registró una caída de 49,83% de las reservas, la depreciación fue de magnitudes desproporcionadas en 69.404.365,21%, es decir el tipo de cambio pasó de 9.686,77 a 6.723.052.073,34.
No existe correspondencia entre las variaciones del tipo de cambio ilegal en Zimbabwe y el comportamiento de las reservas internacionales.
En este escenario, ante fenómenos inflacionarios de estas magnitudes, es de esperar que el Estado emita billetes, cada vez con mayor denominación, por lo tanto, la emisión de dinero no es la causa de la inflación, es la consecuencia. Repetimos, la causa es la variación del tipo de cambio en el mercado ilegal. Se observa un comportamiento anormal del tipo de cambio a partir de 2002, año en el que se registró un punto de inflexión y dicha variable comenzó a aumentar de manera más rápida, el segundo punto de inflexión se observa el año 2007.
Cualquier parecido con el caso venezolano, en el que la inflación no ha podido ser explicada por el comportamiento de las variables reales de la economía, como tampoco puede entenderse la variación del tipo de cambio ilegal con respecto a las reservas internacionales, no debe ser casualidad. Tampoco pareciera ser casualidad que las explicaciones dadas por el mismo Instituto CATO coincidan en forma y en fondo. En Venezuela, sabemos que el tipo de cambio ilegal ha sido manipulado y responde a un comportamiento asociado a ciclos políticos y electorales. [5]
Los escenarios de hiperinflación no solo generaron una alta desestabilización económica, social y política en Zimbabwe, sino que además derivaron en la dolarización de su economía.
Los experimentos, según Campbell y Stanley [6], se definen como aquellas investigaciones científicas mediante las cuales, un agente externo interviene sobre una variable (independiente) y busca modificarla con el objetivo de hallar una respuesta o alteración sobre otra variable (dependiente). En ciencias sociales se prefiere hablar de cuasiexperimentos y no de experimentos puros, por las limitaciones para controlar todas las variables. Razones éticas, entre otras, también subyacen.
En este experimento, el tipo de cambio es la variable independiente a intervenir, alterar o más bien manipular, buscando un efecto sobre los niveles de precios o inflación (variable dependiente), con ella la generación de pobreza, la desestabilización política, el derrocamiento de gobiernos, incluso la dolarización de las economías, todo, éticamente, inaceptable.
¿Quién es el agente externo que interviene sobre la variable independiente? ¿Quién realiza el cuasiexperimento? Quizás al que le convenga la presencia de economías que utilicen el dólar americano como su moneda oficial, o también quien se sienta amenazado ante gobiernos que pretenden implementar un modelo alternativo al sistema capitalista y que por la vía de la inflación busquen la desestabilización social y política.
En cualquier caso, irrita el reconocerse un objeto de estudio, especialmente cuando, sin compasión, los afectados son pueblos enteros.
Notas y referencias
[1] Se refiere a las estimaciones realizadas por los economistas Steve Hanke y Alex Kwok las cuales fueron publicadas en la Revista del Instituto Cato con el título “Onthe Measurement of Zimbabwe’s Hyperinflation”. Cato Journal, Vol. 29, No. 2 (Spring/ Summer 2009). El Banco Mundial publica la serie de datos de la inflación en Zimbabwe hasta el año 2007.
[2] Steve Hanke y Alex Kwok. “Onthe Measurement of Zimbabwe’s Hyperinflation”. Cato Journal, Vol. 29, No. 2 (Spring/ Summer 2009).
[3] “Venezuela entra al libro de récords como el número 57 en la tabla mundial de hiperinflación Hanke-Krusl”.
[4] Nuestros cálculos estadísticos arrojan que existe una correlación positiva de 0,99999996 entre ambas variables, para una serie que comprende los años entre 1965 y 2008. Es decir, hay una correlación perfecta.
[5] Curcio, Pasqualina. La mano visible del mercado. Guerra económica en Venezuela. Editorial Nosotros Mismos. Caracas. 2016.
[6] Campbell y Stanley. “Diseños experimentales y cuasiexperimentales en la investigación social”.
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