Viéndose absolutamente fracasada la agenda política de la MUD
en 2016, viéndose no consagrados la totalidad de los objetivos de la
patronal venezolana y su asfixia económica contra el pueblo, la
contrarrevolución venezolana ahora ha emprendido con pie derecho (muy a
la derecha) a inicios de 2017 una arremetida desde la institución y
centro de poder más arcaico de la vida política venezolana: la Iglesia
católica.
La
cuestión para el antichavismo es que Maduro sigue a cargo de
Miraflores, contra todo pronóstico y contra toda acción emprendida por
su gendarmería. Sin tregua alguna, las batallas que se libraron en 2016
significan una inflexión tremenda para las aspiraciones de las élites
rancias que aspiran a la recaptura del poder político nacional
venezolano y que creían que el año pasado era su oportunidad, dado el
resultado evidente.
Luego de dar saltos durante años en agendas multifuncionales de golpismo y desplazamiento, el antichavismo reedita a inicios de 2017 la institucionalidad religiosa como mecanismo de control ideológico y social, intentando con ello aupar reacciones entre una parte de su feligresía frenética que desde 2002 se ha dado a conocer como un factor activo en la oposición venezolana, fácil de encarrilar como buenos corderos.
En su inédito "Mensaje de Año Nuevo y Jornada Mundial para la Paz 2017", el Arzobispado de Caracas a cargo de su responsable, Jorge Urosa Savino, exhortó a todos los sacerdotes a leer en las misas de año nuevo un panfleto absolutamente hecho a la medida para envalentonar con nuevas aspiraciones a los seguidores decepcionados de la MUD. Esta vez han tenido que contar "con el favor de Dios" para intentar levantar la ilusión. Urosa ha instado a la feligresía católica a que se "rebelen de forma pacífica y democrática contra la dictadura chavista".
La noticia se posiciona por cortesía (entiéndase desde su etimología como el favor de la corte) del diario ABC de España. En el mismo pasquín colocan a Savino como un "crítico moderado" del chavismo, quien también según la nota "se ha ganado el respeto de los seguidores del chavismo", en una publicación al mejor estilo de los tiempos de la Capitanía General de Venezuela, en la que el medio de divulgación al servicio de la corona vendía como buenos oficiantes a la cúpula sacerdotal.
Tratándose de Venezuela, ABC es reincidente en la violación del Octavo Mandamiento. Han levantado falso testimonio incurriendo además en una falta periodística al señalar sin fuentes que El Vaticano apoya a Savino, quien por su parte reincide en la violación del Segundo Mandamiento al tomar en vano el nombre de Dios, pues nuevamente en actos de eucaristía y en sus homilías enmarcados en su "santa investidura", ha vomitado más de su verbo politiquero rastrero y embaucador, metiendo en líos al hombre invisible y barbudo de las nubes (no me refiero a Fidel, quien se fue al cielo).
La declaración de la cúpula católica venezolana es sin dudas una declaración abierta al conflicto, aunque lo promuevan "en santa paz". Pretenden desatar otros demonios. Con pronunciamientos fanáticos de ese tipo ha comenzado más de una "guerra santa" en alguno que otro lugar del mundo en época reciente. Basta recordar el caso sirio, sin ánimos de exagerar, pues nada más peligroso que una manada de fanáticos con ideas, convencidos de que viven en una supuesta dictadura, convencidos de que Dios está de su lado y que reciben apoyo del extranjero desde donde los llaman "oposición moderada". La autoridad religiosa-política o califato islámico de Irak y el Levante, hoy llamado Estado Islámico o Daesh, también comenzó con un pronunciamiento religioso. El mundo es un lugar lleno de lugares comunes, aunque en este caso las distancias sean enormes.
Lo que sí hay que puntualizar aquí es que un llamado al derrocamiento por parte de la institución más vieja de Venezuela no es de desestimar. Efectivamente la Iglesia católica venezolana no es lo que solía ser, no tienen las cuotas de poder de las que se beneficiaron de manera histórica, no influencian la política como muchas veces lo hicieron y no tienen consolidadas conchupancias con el esplendor de tiempos pasados, pero siguen siendo una instancia de poder subjetivo-simbólico, muy arraigado en la Venezuela que se mantiene conservadora. Son además grandes lobbystas, siguen "santificando" lo que pueden y en 2002 hicieron las cruces consagrando un golpe de Estado. Hoy lo hacen regando incienso en el diálogo entre el chavismo y la oposición.
Hay quienes por otra parte creemos en las buenas nuevas de la inteligencia política, el buen pulso, la organización y la conducta irreductible del chavismo como cuestiones claves que hicieron posible el milagro. Para la derecha en cambio el anterior fue otro año en el que tampoco "el tiempo de Dios" fue perfecto. En fin, 2017 ha marcado ya su camino.
Este año será definido por los designios de la política en su más alto grado de calibración. Así que no basta rezar, ni para los unos ni para los otros. El chavismo tiene como reto encaminarse hasta 2018 estabilizando la economía, concentrándose en temas de gran preocupación social. El chavismo debe reposicionarse. Necesario es para tal objetivo reconectarse por medio de los hechos con los grandes consensos populares, debe blindarse de fortaleza para sostener su centro de gravedad política.
Frente a los curas escuálidos y su discurso desgraciado y desgastado, nada como la perseverancia, la mansedumbre y la sabiduría bien entendida y practicada por quienes defendemos la construcción de otra sociedad, única vía para ejercer de facto el verdadero amor al prójimo.
Luego de dar saltos durante años en agendas multifuncionales de golpismo y desplazamiento, el antichavismo reedita a inicios de 2017 la institucionalidad religiosa como mecanismo de control ideológico y social, intentando con ello aupar reacciones entre una parte de su feligresía frenética que desde 2002 se ha dado a conocer como un factor activo en la oposición venezolana, fácil de encarrilar como buenos corderos.
En su inédito "Mensaje de Año Nuevo y Jornada Mundial para la Paz 2017", el Arzobispado de Caracas a cargo de su responsable, Jorge Urosa Savino, exhortó a todos los sacerdotes a leer en las misas de año nuevo un panfleto absolutamente hecho a la medida para envalentonar con nuevas aspiraciones a los seguidores decepcionados de la MUD. Esta vez han tenido que contar "con el favor de Dios" para intentar levantar la ilusión. Urosa ha instado a la feligresía católica a que se "rebelen de forma pacífica y democrática contra la dictadura chavista".
La noticia se posiciona por cortesía (entiéndase desde su etimología como el favor de la corte) del diario ABC de España. En el mismo pasquín colocan a Savino como un "crítico moderado" del chavismo, quien también según la nota "se ha ganado el respeto de los seguidores del chavismo", en una publicación al mejor estilo de los tiempos de la Capitanía General de Venezuela, en la que el medio de divulgación al servicio de la corona vendía como buenos oficiantes a la cúpula sacerdotal.
Vaticano, pecados y demonios
En la nota de ABC se puede leer como titular que "El Vaticano apoya la llamada de la Iglesia a rebelarse en Venezuela", sin que en la misma publicación se haga referencia a una fuente o vocería oficial de esa institución. Sólo se refiere a "informaciones" a las que han "tenido acceso". No obstante, la afrenta por sí sola de la jerarquía eclesiástica venezolana ya es bastante grande como para barrer bajo la alfombra.Tratándose de Venezuela, ABC es reincidente en la violación del Octavo Mandamiento. Han levantado falso testimonio incurriendo además en una falta periodística al señalar sin fuentes que El Vaticano apoya a Savino, quien por su parte reincide en la violación del Segundo Mandamiento al tomar en vano el nombre de Dios, pues nuevamente en actos de eucaristía y en sus homilías enmarcados en su "santa investidura", ha vomitado más de su verbo politiquero rastrero y embaucador, metiendo en líos al hombre invisible y barbudo de las nubes (no me refiero a Fidel, quien se fue al cielo).
Para la derecha el anterior fue otro año en el que tampoco "el tiempo de Dios" fue perfectoLa carta de Urosa Savino enviada a los sacerdotes es un corolario típico de tiempos de Tomás de Torquemada. En este se hace un total ejercicio de inquisición al chavismo, relatando incluso como mera "propaganda del régimen" la guerra económica vivida por el pueblo todos los días frente al desabastecimiento y la especulación rampante. Urosa Savino se pronuncia a favor además de verdaderos demonios mal llamados "presos políticos", es decir, sujetos algunos metidos a la pseudopolítica pero que han desatado caos y muerte convirtiendo ciudades y urbanizaciones en verdaderos infiernos rodeados de barricadas.
La declaración de la cúpula católica venezolana es sin dudas una declaración abierta al conflicto, aunque lo promuevan "en santa paz". Pretenden desatar otros demonios. Con pronunciamientos fanáticos de ese tipo ha comenzado más de una "guerra santa" en alguno que otro lugar del mundo en época reciente. Basta recordar el caso sirio, sin ánimos de exagerar, pues nada más peligroso que una manada de fanáticos con ideas, convencidos de que viven en una supuesta dictadura, convencidos de que Dios está de su lado y que reciben apoyo del extranjero desde donde los llaman "oposición moderada". La autoridad religiosa-política o califato islámico de Irak y el Levante, hoy llamado Estado Islámico o Daesh, también comenzó con un pronunciamiento religioso. El mundo es un lugar lleno de lugares comunes, aunque en este caso las distancias sean enormes.
Lo que sí hay que puntualizar aquí es que un llamado al derrocamiento por parte de la institución más vieja de Venezuela no es de desestimar. Efectivamente la Iglesia católica venezolana no es lo que solía ser, no tienen las cuotas de poder de las que se beneficiaron de manera histórica, no influencian la política como muchas veces lo hicieron y no tienen consolidadas conchupancias con el esplendor de tiempos pasados, pero siguen siendo una instancia de poder subjetivo-simbólico, muy arraigado en la Venezuela que se mantiene conservadora. Son además grandes lobbystas, siguen "santificando" lo que pueden y en 2002 hicieron las cruces consagrando un golpe de Estado. Hoy lo hacen regando incienso en el diálogo entre el chavismo y la oposición.
Dios, agenda en Venezuela 2017
Cada quien interpreta a Dios prácticamente como le da la gana. No dudemos que mientras el esperpento apostólico-romano llamado Urosa Savino se dirige llamando al derrocamiento a un grupete de viejas psicópatas de El Cafetal, también habrán católicos chavistas que a finales de 2016 viendo a Maduro dando discursos se convencieron de que "Dios tiene que ser chavista" por hacer posible semejante milagro contra viento y marea, dirán los religiosos.Hay quienes por otra parte creemos en las buenas nuevas de la inteligencia política, el buen pulso, la organización y la conducta irreductible del chavismo como cuestiones claves que hicieron posible el milagro. Para la derecha en cambio el anterior fue otro año en el que tampoco "el tiempo de Dios" fue perfecto. En fin, 2017 ha marcado ya su camino.
Este año será definido por los designios de la política en su más alto grado de calibración. Así que no basta rezar, ni para los unos ni para los otros. El chavismo tiene como reto encaminarse hasta 2018 estabilizando la economía, concentrándose en temas de gran preocupación social. El chavismo debe reposicionarse. Necesario es para tal objetivo reconectarse por medio de los hechos con los grandes consensos populares, debe blindarse de fortaleza para sostener su centro de gravedad política.
Frente a los curas escuálidos y su discurso desgraciado y desgastado, nada como la perseverancia, la mansedumbre y la sabiduría bien entendida y practicada por quienes defendemos la construcción de otra sociedad, única vía para ejercer de facto el verdadero amor al prójimo.
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