miércoles, 25 de enero de 2017

Chúo Torrealba tilda de bruta a la sociedad civil

Con una galería de derrotas acumuladas durante 2016, la MUD -y específicamente su secretario general Chúo Torrealba- ha anunciado un proceso de reestructuración para intentar bajar de intensidad la conflictividad existente entre los partidos políticos del antichavismo y recuperar el apoyo de la sociedad civil.

Pero tal parece que a Chúo Torrealba esa tarea, tan cacareada antes de terminar 2016, le está quedando grande. Las rencillas que se produjeron entre él y Voluntad Popular, así como las que se generaron  entre Voluntad Popular y el resto de los partidos que participaron en la Mesa de Diálogo con el Gobierno -incluido Primero Justicia-, aún se sienten y quizás es ahora que veremos su punto clímax.
Mientras tanto parece que Primero Justicia y Voluntad Popular están cobrándole los errores a Chúo por la vía de no prestarle atención. Llevándolo lentamente hacia un proceso de agotamiento para que por su propio peso pierda legitimidad y capacidad política como actor, obligándolo a salvar un proyecto de unidad que poco ha generado beneficios y que carece de credibilidad ante la opinión pública, producto de sus permanentes conflictos.
Año nuevo, vida nueva, dice la canción. Pero trasladando eso en clave política, es evidente cómo la oposición venezolana intenta tercerizar los costos políticos del año pasado echándole la culpa de sus fracasos a la MUD como entidad. Un intento de renovación de los alicaídos liderazgos políticos del otro lado de la acera se da en simultáneo con la lejanía de hablar desde esa plataforma, aunque todavía siga siendo utilizada para convocar a marchas, ir a elecciones y cartelizar consignas.
Chúo deberá pagar la vajilla completa y barrer los escombros. Eso de venir de los sectores populares se lo cobrarán caro en una organización que aglutina a históricos y nuevos agentes de la élite económica. ¡Fo! Vaya a cortarme el césped.
Muestra de esto es el pasado 17 de enero, cuando Chúo afirmó al portal web Contrapunto que "la MUD debe ser reestructurada para hacerla más útil. Esa reestructuración debe ser muy clara y franca. No se trata de un cambio de elenco, de un quítate tú para ponerme yo, sino de dotarla de nuevos instrumentos".
Posteriormente aseguró que "el próximo 23 de enero sería una ocasión estupenda y una fecha perfecta para anunciarle al país la reestructuración de la alianza porque para ese día está convocada una marcha".
"Ante la cercanía de la victoria, a algunos se les abren las agallas y se le cierran las neuronas"
El mismo día 22 Chúo Torrealba, quien había inflado las expectativas sobre la reestructuración de la MUD el 23, trató de hacer control de daños. No existió ninguna reestructuración: "Todo diciembre y parte de este mes de enero he planteado la necesidad de que la Unidad Democrática plantee al país, no solo los términos de la reestructuración organizativa de la MUD, sino también la orientación política".
Sin embargo, el pasado 22 de enero en una entrevista publicada por el semanario Tal Cual, soltó las amarras de la sinceridad: "La oposición tiene un extraño síndrome del tema unitario, cuando está derrotada se une, pero cuando estamos ganando nos dividimos. Por eso digo que ante la cercanía de la victoria, a algunos se les abren las agallas y se le cierran las neuronas, la gente se pone agallúa y bruta", refiriéndose específicamente a una pregunta sobre el papel de la sociedad civil venezolana en la MUD.
Termina la entrevista tirándole por elevación a los dirigentes opositores y partidos políticos que tanto lo han atacado, a quienes acusa de actuar con agendas particulares: "Yo he planteado que la vocería política tiene que ser ejercida por los partidos porque eso los compromete, reduce la posibilidad de que sigan ocurriendo cosas lamentables cuando los partidos aprueban en la Mesa una cosa y luego dirigentes de esos mismos partidos salen en la calle diciendo otra".
A la par que Chúo afirma esto, la dirigencia antichavista enfrenta un conjunto de obstáculos políticos y jurídicos que van desde la renovación de sus partidos ante el CNE, su postura en torno a la propuesta de Unasur para relanzar la Mesa de Diálogo, el desacato de la Asamblea Nacional y la caótica nominación de algunas candidaturas regionales y municipales, que acrecentan sus disputas internas. Un problema de múltiples dimensiones políticas que pone a Chúo como saco de boxeo y a la MUD como estructura política de sparring.
Y quizás está allí el dato político de fondo: culpar a quien no tiene nada que ver -ni por porte, identidad, abolengo o identificación estética- con la sociedad civil de los problemas de liderazgo de la sociedad civil. Como lo hicieran los López Mendoza, los Machado Zuloaga y los Capriles, con el jardinero de la quinta cuando el hermano menor de la familia choca el carro.

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