Bestalia Ibarra.
Cómo hablar de equidad en un mundo donde el 20% de los sectores más
ricos de la población es dueño del 82.7% del Producto Bruto Mundial, del
81.2% del comercio mundial, del 94.6% de los préstamos comerciales, del
80.6% del ahorro interno y del 80.5% de la inversión interna, la
desigualdad lejos de bajar va creciendo como pólvora y Venezuela aún con
16 años de revolución no escapa de esta realidad.
¿Somos una sociedad en progreso? Podríamos responder que sí, si por
progreso entendemos que una sociedad avanza cuando mejoran las
condiciones de vida de las personas, esto implica mejorar los índices de
salud, nutrición, educación, poder adquisitivo real, cultura, vivienda,
entre otros indicadores sociales; sin embargo pese a que Venezuela ha
sido declarada por la UNESCO como “Territorio Libre de Analfabetismo”;
pese a haber aumentado significativamente las infraestructuras
educativos, pese a la existencia de las Misiones Robinson, Ribas, Sucre,
la UNEFA al servicio del pueblo, la UBV; entre otras, la realidad
indica que los procesos cognoscitivos de los venezolanos y venezolanas
no han alcanzado a cambiar los paradigmas de la cultura capitalista,
consumista e individualista.
Si bien hay educación gratuita en cada sector, barrio, municipio por
recóndito que exista, no menos cierto es que entrar a una edificación
educativa para un profesional de la docencia implica riesgos a
considerar, no hay respeto por el maestro, maestra, profesor o
profesora; ya tener un arma en un liceo público es moda, la sexualidad
entre adolescentes y dentro de los recintos educativos es a la luz del
día y ay del profesor que ose hacerles llamados de atención, pues está
firmando su sentencia de muerte. Esto no es ficción camaradas, esto está
ocurriendo y ahora la deserción escolar no existe porque no existan las
condiciones, ni la inversión social por parte del Estado, la deserción
se da porque un número significativo de estudiantes que prefiere la vida
cómoda pero corta que le ofrece el microtráfico de drogas, la
delincuencia y por otro lado el embarazo precoz que día a día aumenta
como pólvora.
Por otro lado hablamos, vemos y palpamos como la construcción de
vivienda aumenta a pasos agigantados, en cada avenida, urbanización,
calle vereda existen nuevos urbanismos que cuando se culmina la
construcción antes de ser habitadas se observan con niveles
arquitectónicos de altura, bellos, pintados, dando luz a las
urbanizaciones donde se erigen; pero una vez habitados se observa que el
paradigma de pobreza mental que hasta ahora lejos de cambiar se
entroniza, dañan cualquier buena intención, la delincuencia hace de las
nuevas urbanizaciones un barrio a veces más peligroso que aquellos donde
antes se encontraban sus habitantes; la fachada comienza a deteriorarse
cuando se observa en pleno centro de caracas nuevos urbanismos con ropa
interior, sabanas, ropa de todos los colores colgando en sus ventanas;
el entorno lo transforman de una manera tan drástica que los habitantes
que allí nacieron comienzan a huir despavoridos, porque los robos son
constantes, porque no hay valores ni socialistas, ni revolucionarios, ni
comunitarios, no existe organización posible en una gran mayoría de
estos nuevos urbanismos. Existe además la cultura de la viveza criolla,
los nuevos urbanismos se constituyen principalmente de familias
refugiadas, quienes lamentablemente (y lo sé por conocimiento de causa)
aún conservan sus viviendas en las zonas supuestamente inhabitables,
bien sea alquiladas o habitadas por familiares cercanos y de seguro
cuando vuelva a haber una vaguada las familias que ahora habitan también
gozaran de dos años en refugio y nueva vivienda, esta historia se
repite desde la tragedia de Vargas y he sido testigo de ambos sucesos;
otra realidad es la conformación de indocumentados extranjeros
beneficiados de los nuevos urbanismos y no se trata de un tema de
xenofobia, bien lejos con eso, se trata que esta política difícilmente
la veremos en países como Colombia; pero lo cierto del caso, es que
quien no es vivo continua perpetuándose en condones de miseria del que a
veces les importa poco salir, allí nacieron, se criaron y de seguro
morirán en ranchos de lata, cartón piedra, bahareque y piso de tierra y
los que no pasan su vida intentando por todos los medios de que su
problema de vivienda sea atendido sin ninguna respuesta positiva y ni
pensar que los recursos que se puedan otorgar por la política
habitacional pudiese contribuir a obtener una vivienda propia, ya que es
incomprable una vivienda se encuentre donde se encuentre con lo que se
otorga por este concepto.
Durante estos 18 años de revolución hemos vistos la edificación de
nuevas y modernas infraestructuras hospitalarias, llámese Barrio Adentro
I o CDI, observamos la dotación de equipos de alta tecnología y
modernidad en nuestros hospitales públicos; sin embargo los índices de
mortalidad como consecuencia del cáncer, enfermedades cardiacas, entre
otras va en ascenso; de nada sirve acudir a modernas infraestructuras si
los medicamentos para la cura brillan por su ausencia, si no existe la
ética de profesionales de la salud que no hagan de ésta un negocio,
vivimos en un socialismo extraño donde la capitalización de la salud es
la que reina, las contrataciones colectiva bien sean de asociaciones
sindicales de derecha o de izquierda lo primero que exigen es una póliza
multimillonaria de HCM para los trabajadores y las trabajadoras; en
pólizas de HCM se va más del 30% del presupuesto público de este País y
lo peor es que si llegas a necesitar la misma por una enfermedad
prolongada o intervención quirúrgica que requiera de cuidados
especiales, una vez que consumes el recurso de la póliza debes parar a
los hospitales públicos del País, ¿Qué pasaría si ese 30% se invirtiera
en calidad de servicio, en modernidad, en profesionales con ética hacia
nuestros hospitales públicos?
Nos encontramos frente a un extraño socialismo donde el pobre roba al
pobre producto del bachaqueo; donde se desangra al País producto del
raspacupismo, donde la viveza criolla prevalece sobre quien
verdaderamente necesita; esa pobreza espiritual producto más de un
capitalismo salvaje que de un verdadero ser socialista; esa pobreza
mental de que te pongan donde haya para corromperte, robar, maltratar,
llenarte de ineficientes amigos, compadres o militantes del partido no
importando su grado de eficiencia o ineficiencia; pobreza mental que
lejos de hacer de cada venezolano o venezolana dignos hijos del legado
de Chávez, nos aleja cada día más y más de su propósito socialista y
revolucionario, donde el que llena la barriga como dice Alí se olvida
del que no come!!!
Licenciada en Trabajo Social, Cantante, Servidora Pública y leal al legado de nuestro Comandante eterno Hugo Chávez
Besta67@hotmail.com
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