lunes, 30 de enero de 2017

¡Caliches y venecos, uníos!

Vargas Lleras, se los puedo jurar, no odia a Carmona Estanga, que vive comodísimo en la zona chic de Bogotá, lejos de esas casitas de 58 m² que “no son para venecos”
“Esto no es para venecos”, dijo Germán Vargas Lleras, nada menos que el vicepresidente de Colombia. Y no es que lo dijo en alguna reunión entre amigos, ahí donde dan rienda suelta a todos sus odios y prejuicios; no, lo dijo en un acto de gobierno, un acto público, en una entrega de viviendas en Tibú, en la frontera con Venezuela. Lo dijo como para hacerse el popularchón, el cómico, el locollo; lo dijo como para arrancar aplausos rabiosos y mueras a Venezuela, cosa que no sucedió; pero sobre todo lo dijo para sembrar y abonar el odio, pero un odio selectivo, y ahí está el meollo del asunto.
Vargas Lleras, se los puedo jurar, no odia a Carmona Estanga, que vive comodísimo en la zona chic de Bogotá, lejos de esas casitas de 58 m² que “no son para venecos”. No, su odio es planificado y selectivo. Nunca escucharán de él, ni de Santos, ni de Holguín, ni de ningún ricachón colombiano una expresión xenófoba, digamos, contra Lorenzo Mendoza, María Corina Machado o contra cualquier oligarca de este lado de la frontera. Los ricos venezolanos no son venecos, así como aquí los ricos colombianos no son caliches.
El asunto es que los pueblos crean que el enemigo son sus iguales, que se culpen mutuamente de sus males, que de tanta rabia, no ubiquen al verdadero culpable, al que los explota y margina. Que de tanto odio se fraccionen en manejables pedacitos que las oligarquías, de aquí y de allá, moverán a su antojo. Que si la cosa se les complica, que si uno de esos pueblos despierta y se levanta contra el opresor, el otro, ciego de odio, cierre filas junto a quien desde siempre lo oprime.
El asunto es, también, mantener al continente fragmentado, porque unido sería una maravillosa amenaza inusual y extraordinaria para los verdaderos dueños, los que, por los siglos de los siglos, nos han saqueado. Y es que, sí, nuestras oligarquías también tienen dueños, a quienes sirven a cambio de un suculento pedacito.
Así que usted, que tuitea fotos de los refugiados congelados en Europa o ahogados en el Mediterráneo, desgarrado por la pasividad europea ante el sufrimiento humano; usted, bolivariano, usted que se dice chavista, no caiga en la trampa de pagarla con los colombianos que viven con nosotros, y no con Vargas Lleras, que fue el que nos insultó.
¡Caliches y venecos, uníos!
@Tongorocho

Autor: 

Carola Chávez

Periodista y escritora. Autora del libro "Qué pena con ese señor" y co-editora del suplemento comico-politico "El Especulador Precóz".

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