MARIADELA LINARES.
La semana pasada nos formulamos esa pregunta. Una lectora se encargó de responderla.
La semana pasada nos formulamos esa pregunta. Una lectora se encargó de responderla.
La semana pasada nos formulamos esa pregunta. Una lectora se
encargó de responderla. Por la pertinencia de sus palabras, la citamos
textualmente: “Cada vez que leo tus artículos, siento que te metes en
mis pensamientos y me robas las ideas; por momentos siento que te metes
en mi piel y me robas mis sentires; por momentos siento que te metes en
mi corazón y me robas mis arrecheras y escribes. Dios y nosotras nada
más sabemos lo que nos ha tocado pasar desde el día en que se nos fue
nuestro Comandante. Desde ese día siento, y no exagero, que ando al
borde de la indigencia, y no porque sea amante de lo material, sino
porque la inflación y la negligencia de los nuestros han permitido que
unos pocos nos desangren. No exagero cuando digo que ando reventada de
tanto caletear bolsas de los alimentos acaparados; ando reventada de
tanto pensar y pensar: ¿cómo salimos de este berenjenal?”.
“Aunado
a esto -continúa la lectora-, tengo la dicha o la desdicha de ser
funcionaria pública y eso me permite oler de cerca el estiércol y el
cinismo. Me permite tener la desdicha de escuchar arengas de ‘los
nuestros’ que han hecho fortunas con el erario público y la esperanza
del pueblo. ¿Cuántos vivieron de nuestro Comandante y ahora pretenden
vivir de su recuerdo? ¿Por qué sigues escribiendo? ¿Por qué seguimos
escribiendo? En estos días, en esos días, cuando siento que ando
caminando en una tormenta de arena, en esos días de desespero, en esos
días que siento a llaga viva mi condición de huérfana sin mi Comandante,
dije y juré: seguiré, seguiré y seguiré porque tengo la esperanza de
que dentro de 20 años o los años que sean necesarios, pueda sentarme a
contarles a mis nietos y bisnietos que por aquellos años 2014 nosotros,
los hijos e hijas de Chávez, lloramos y lloramos, resistimos y
resistimos, luchamos y luchamos, jamás claudicamos y gracias a nuestro
sacrificio hoy puedan correr libres en una patria socialista. Haz tuya
también mi esperanza, querida Mariadela, no nos queda otra”.
Hago
propias las palabras de esa amable lectora y las suscribo. Por ahora
nos tomamos un descanso. Volveremos en septiembre con la ilusión de que
el horizonte nacional esté un poco más despejado y que allá en el Medio
Oriente alguien haya tenido el guáramo de detener a Israel en su acción
genocida. ¡Amén!
mlinar2004@yahoo.es
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