martes, 19 de agosto de 2014

La fluidez de la política.

JOSÉ VICENTE RANGEL.

La participación popular como elemento clave del cambio, consagrada en la Constitución, le abrió la puerta de la política a los invisibles de siempre
Si algo caracteriza el momento político que vive Venezuela es su fluidez. Todo cambia con sorprendente celeridad. ¿A qué atribuir lo que ocurre? Hay muchas razones que lo explican. Una de ellas -para mí decisiva- es el desarrollo de la conciencia política de los venezolanos, atribuible a los ritmos que Hugo Chávez le imprimió al proceso venezolano. Negarlo constituye una expresión de mezquindad, porque sin duda que los elementos que introdujo el líder bolivariano en la política nacional, anclada en viejos criterios, anquilosada, distante del pueblo y vinculada a una noción burocrática de su ejercicio, fueron determinantes.

La participación popular como elemento clave del cambio, consagrada en la Constitución, le abrió la puerta de la política a los invisibles de siempre, a los que solo eran tomados en cuenta en las elecciones. ¿Cuántos eran? Millones que se convertirían, en el proceso que arranca en 1999, en ciudadanos; en gente que razona por su propia cuenta; que opina con propiedad, incluso en contra del chavismo, ¿acaso las múltiples protestas de corte reivindicativo que a diario se suscitan en el país, no son consecuencia directa de ese modelo que se entronizó en Venezuela? ¿Acaso el conocimiento de la Constitución que hoy tiene la ciudadanía no es revelador del avance extraordinario en el ejercicio de los derechos ciudadanos operado en el país? Es posible afirmar hoy con propiedad que la democracia y el Estado de derecho en Venezuela tienen su fundamento, como nunca antes lo tuvieron, en el pueblo. Por la participación determinante de este. A lo que hay que agregar otros importantes logros que refuerzan esa realidad.

Escribo esto porque, lo confieso, no me preocupa lo que está pasando. Lo entiendo perfectamente. La reacción ante el desabastecimiento, la inflación, la inseguridad, la caída de la producción, el nefasto entramado burocrático que entraba la gestión oficial, repercute en un pueblo consciente de sus derechos y dispuesto a reclamar. Por ahora pacíficamente. ¿Por cuánto tiempo? Es lo que inquieta. No la algarabía de una oposición cuya dirección esta desconectada de los problemas y sin liderazgo y archidividida.

Las encuestas -serias o menos serias- coinciden en que el conjunto de la dirección política, la chavista y la de oposición, no está bien evaluado por la opinión pública. Un poco mejor la del Psuv y sus aliados, cierto, pero no como para sentirse en la gloria. La satisfacción que producen los magros porcentajes que suelen dar ventajas circunstanciales a un sector respecto a otro, y que luego cambian, no marca un rumbo definitivo. Confirma, sí, la volatilidad de la situación. Por lo que hacer cálculos electorales -o de otro orden-, basados en guarismos con precarias diferencias, o apostar con júbilo a sacar ventaja de los problemas internos del adversario, es incurrir en una ligereza. Ejemplo: la crisis por la que hoy atraviesa la MUD tiene que ver con la situación específica de un cogollo dirigente, pero sería temerario imaginar que la oposición como un todo podría mermar su caudal electoral, cuando la verdad es que el soporte partidario de la Mesa no representa, ni remotamente, el potencial global de la oposición. A esta no la motivan liderazgos personales ni aparatos, sino el antichavismo. Igual pasa con las ilusiones que, reiteradamente, se forjan en la oposición -fundadas en superficiales y voluntaristas análisis- acerca de una inminente división del chavismo, como ocurrió con las expectativas forjadas en torno al reciente congreso del Psuv por algunos comentaristas y medios de comunicación. El evento se realizó y el movimiento salió fortalecido.

 Lo cierto es que el país no come cuentos. La banalidad ya no se la traga un pueblo que adquirió un singular desarrollo político y un olfato que le refacilita escoger opciones. En el liderazgo, quienes no entiendan a lo que los ciudadanos aspiran, honestidad, eficiencia, capacidad, solución de problemas, serán desbordados. Sin discriminar entre los que son gobierno y los que son oposición. Es el signo que imprime esa fluidez de la política que a muchos sorprende -o no entienden- y le buscan explicaciones por las ramas. No sé por qué cuando todo está tan claro. 

Laberinto

Informes de inteligencia -compartidos con autoridades vecinas- recomendaron que el presidente Maduro no asistiera a la toma de posesión del presidente Santos. Entre los motivos que se barajaron, aparte de movimientos extraños del paramilitarismo, estaba montar un show durante el acto, por la representación parlamentaria del uribismo encabezada por el ex presidente… El plan se cumplió a medias. Sin la repercusión que hubiera tenido un desplante de ese tipo en un escenario con amplia cobertura nacional e internacional…

Fue el ministro de Planificación de Venezuela
, Ricardo Menéndez, quien representó oficialmente al Mandatario venezolano, el blanco de la provocación cuando los integrantes del Centro Democrático, partido de Uribe que declaró ilegítima la elección de Santos, se retiró del acto manifestando que no avalaría la presencia de un representante de la dictadura de Maduro. Por supuesto que el ministro venezolano se sintió complacido por la actitud de los voceros de la ultraderecha colombiana, del narcotráfico y el paramilitarismo…

¿Hasta cuándo le vamos a dar vuelta al precio de la gasolina? El país se desangra por este concepto y unos cuantos vivos se forran. La mayoría del pueblo está de acuerdo con la medida. Con lo cual, una vez más demuestra la madurez de la cual carece un sector dirigente de la oposición y del empresariado. En mi humilde opinión, cuando se haga el reajuste -ya, ¡por favor!-, hay que tratar de que se acerque lo más posible a los precios internacionales. De lo contrario, seguirán el derroche y el contrabando…

Coinciden las fechas de algunos terribles episodios acaecidos en el pasado. Uno: en Argentina, en tiempo de dictadura militar. Tras 36 años de búsqueda aparece, luego de comprobarse científicamente su identidad, el nieto de Estela de Carlotto, presidenta de las heroicas Abuelas de Plaza Mayo. Su madre, Laura, detenida en la siniestra Esma de la Armada, dio a luz a Guido esposada a una cama. Horas después los militares le quitaron el hijo, lo entregaron a personas anónimas y la asesinaron, al igual que a su compañero. Otro: en la Venezuela democrática fue detenido el 27 de julio de 1964, por efectivos del Gobierno, el sociólogo y dirigente político Víctor Soto Rojas. Torturado salvajemente, es lanzado moribundo desde un helicóptero militar a las montañas de El Bachiller. Acaban de cumplirse 50 años del hecho y aún no aparecen los restos. Conclusión: dictadura militar y democracia representativa se dan la mano ejerciendo el terrorismo de Estado en el mismo tiempo y espacio…

No entiendo. Felipe Cuevas, dirigente juvenil chileno -del partido UDI que gobernó con Pinochet-, vino a Caracas traído por la oposición y “decidió” visitar a unos detenidos violando disposiciones que prohíben, por ejemplo, hacer fotos en recintos carcelarios, por lo que fue detenido por breves horas. El incidente sirvió para alimentar la campaña internacional contra Venezuela y tratar de afectar las relaciones chileno-venezolanas. El intento fracasó. Pero queda la experiencia. Estos asuntos no se pueden manejar con criterios policiales para caer, a cada momento, en las provocaciones que monta el enemigo. ¿No es posible operar distinto? ¿Es mucho pedir?

No hay comentarios: