© REUTERS/ Nir Elias
Jerusalén, 28 ago (Ana Alba, Nóvosti).
El
primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, flanqueado por el titular
de Defensa, Moshe Yaalon, y el jefe del Ejército, Benny Gantz -los
principales responsables de la ofensiva militar en Gaza- dijo anoche que
la operación ha sido “un gran logro militar y político”, “un fuerte
golpe” para Hamás, que “no ha conseguido ninguna de sus demandas” con la
guerra.
A ojos del ex primer ministro de Hamás en Gaza, Ismail Haniyeh, la victoria es suya. “Es imposible expresar con palabras y discursos este triunfo (…) La victoria va más allá de las fronteras del tiempo y el espacio. Esta batalla es una guerra que no tiene precedente en la historia del conflicto con el enemigo”, aseguró Haniyeh ante miles de personas en la ciudad de Gaza.
“Entonces, ¿quién ha ganado?”, titula el diario israelí de izquierdas Haaretz para presentar unos artículos de opinión. Hamás y Netanyahu de apuntan la victoria. Han aceptado un solo pacto propuesto por Egipto, pero lo explican de formas tan opuestas que parecen referirse a acuerdos distintos.
En Israel, las encuestas hablan y no a favor del primer ministro. A la mayoría de los israelíes no les gusta cómo ha acabado esta guerra, que ha causado más de 2.200 muertos y más de 11.000 heridos. El 60% de los ciudadanos considera, según un sondeo del Canal 10 de la televisión israelí, que su seguridad es peor ahora que antes de la ofensiva. El 75% cree que Israel tendría que haber acabado con Hamás, el 37% vaticina que habrá otra contienda dentro de seis meses.
La última encuesta del diario Haaretz, realizada ayer por Dialog y publicada hoy, indica que el 54% de los israelíes cree que ni Israel ni Hamás han conseguido la victoria en la guerra, por mucho que Netanyahu haya querido convencer a la población de que Hamás está derrotado. Según este sondeo, el 50% están satisfechos con el papel de Netanyahu en la guerra, pero hace solo tres semanas contaba con el apoyo del 77%.
“Tenemos que esperar a que se lleven a cabo más estudios y ver qué pasa. En 2006, durante la guerra del Líbano, ocurrió algo parecido con el entonces primer ministro, Ehud Olmert. Esta vez, al principio de la guerra, Netanyahu tuvo un apoyo alto, cuando empezó la ofensiva terrestre era de más del 80%, luego fue bajando. Tras la muerte del niño de 4 años en un kibutz, cayó hasta el 38% y podría ser peor ahora porque la gente no está convencida de la tregua. Muchos creen que tendríamos que haber acabado de una vez por todas con Hamás. Pero si el alto el fuego funciona y todo vuelve a la normalidad, Netanyahu se recuperará”, ha indicado Nóvosti Yehuda Ben Meir, experto del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv.
Ben Meir considera el acuerdo de tregua como “un gran logro para Israel” y opina que Hamás “no ha conseguido ninguno de sus objetivos”.
Lo contrario piensa Mkhaimar Abusada, profesor de Ciencia Política de la Universidad Al Azhar de Gaza. “Los palestinos creen que Israel ha fracasado en sus objetivos, no ha detenido el lanzamiento masivo de cohetes, no ha quebrado a la resistencia palestina y ha fracasado en el intento de sabotear la unidad palestina. Es un gran fracaso de Netanyahu”, ha señalado.
“Hamás estaba políticamente aislado antes de la guerra, pero la contienda y este acuerdo lo han situado en el centro de la política palestina y de la región”, ha afirmado Abusada, que considera que el presidente palestino, Mahmud Abás, también ha salido reforzado. “Vamos a ver a la Autoridad Palestina jugando un papel mucho más importante en Gaza, desplegará sus fuerzas en la frontera”, ha subrayado.
Abusada se muestra convencido de que “al final, si lo que se quiere es evitar más guerra, hay que resolver la fuente del problema, que es la ocupación (israelí de Palestina). La comunidad internacional tiene que poner fin a la ocupación”.
Además de recuperar la popularidad entre la población, Netanyahu tiene que hacer frente a un incendio dentro de su Gobierno. El ministro de Exteriores, su socio de ultraderecha Avigdor Lieberman, está en contra del alto el fuego. “Mientras Hamás gobierne, será imposible garantizar la seguridad de los ciudadanos israelíes y conseguir un acuerdo diplomático”, aseguró ayer. También está indignado con la tregua el ministro de Economía, el ultraderechista religioso Naftali Bennett.
El primer ministro podría tener dificultades para mantener su coalición, según algunos analistas, aunque otros opinan lo contrario. “No creo que Netanyahu tenga problemas en la coalición. El peligro viene más por temas económicos e internos que por la guerra de Gaza”, piensa Ben Meir.
En la franja, la opinión de los palestinos no se puede calibrar como la de los israelíes porque ahora es complicado llevar a cabo encuestas y mucha gente no se atreve a opinar con libertad. Pero algunas voces se preguntan por qué Hamás no aceptó el alto el fuego antes. “Al final, han acabado cediendo con unas condiciones idénticas a las de la primera propuesta de tregua. Si hubieran cedido antes, podríamos habernos ahorrado centenares de muertos”, lamenta una gazatí.
A ojos del ex primer ministro de Hamás en Gaza, Ismail Haniyeh, la victoria es suya. “Es imposible expresar con palabras y discursos este triunfo (…) La victoria va más allá de las fronteras del tiempo y el espacio. Esta batalla es una guerra que no tiene precedente en la historia del conflicto con el enemigo”, aseguró Haniyeh ante miles de personas en la ciudad de Gaza.
“Entonces, ¿quién ha ganado?”, titula el diario israelí de izquierdas Haaretz para presentar unos artículos de opinión. Hamás y Netanyahu de apuntan la victoria. Han aceptado un solo pacto propuesto por Egipto, pero lo explican de formas tan opuestas que parecen referirse a acuerdos distintos.
En Israel, las encuestas hablan y no a favor del primer ministro. A la mayoría de los israelíes no les gusta cómo ha acabado esta guerra, que ha causado más de 2.200 muertos y más de 11.000 heridos. El 60% de los ciudadanos considera, según un sondeo del Canal 10 de la televisión israelí, que su seguridad es peor ahora que antes de la ofensiva. El 75% cree que Israel tendría que haber acabado con Hamás, el 37% vaticina que habrá otra contienda dentro de seis meses.
La última encuesta del diario Haaretz, realizada ayer por Dialog y publicada hoy, indica que el 54% de los israelíes cree que ni Israel ni Hamás han conseguido la victoria en la guerra, por mucho que Netanyahu haya querido convencer a la población de que Hamás está derrotado. Según este sondeo, el 50% están satisfechos con el papel de Netanyahu en la guerra, pero hace solo tres semanas contaba con el apoyo del 77%.
“Tenemos que esperar a que se lleven a cabo más estudios y ver qué pasa. En 2006, durante la guerra del Líbano, ocurrió algo parecido con el entonces primer ministro, Ehud Olmert. Esta vez, al principio de la guerra, Netanyahu tuvo un apoyo alto, cuando empezó la ofensiva terrestre era de más del 80%, luego fue bajando. Tras la muerte del niño de 4 años en un kibutz, cayó hasta el 38% y podría ser peor ahora porque la gente no está convencida de la tregua. Muchos creen que tendríamos que haber acabado de una vez por todas con Hamás. Pero si el alto el fuego funciona y todo vuelve a la normalidad, Netanyahu se recuperará”, ha indicado Nóvosti Yehuda Ben Meir, experto del Instituto de Estudios de Seguridad Nacional de la Universidad de Tel Aviv.
Ben Meir considera el acuerdo de tregua como “un gran logro para Israel” y opina que Hamás “no ha conseguido ninguno de sus objetivos”.
Lo contrario piensa Mkhaimar Abusada, profesor de Ciencia Política de la Universidad Al Azhar de Gaza. “Los palestinos creen que Israel ha fracasado en sus objetivos, no ha detenido el lanzamiento masivo de cohetes, no ha quebrado a la resistencia palestina y ha fracasado en el intento de sabotear la unidad palestina. Es un gran fracaso de Netanyahu”, ha señalado.
“Hamás estaba políticamente aislado antes de la guerra, pero la contienda y este acuerdo lo han situado en el centro de la política palestina y de la región”, ha afirmado Abusada, que considera que el presidente palestino, Mahmud Abás, también ha salido reforzado. “Vamos a ver a la Autoridad Palestina jugando un papel mucho más importante en Gaza, desplegará sus fuerzas en la frontera”, ha subrayado.
Abusada se muestra convencido de que “al final, si lo que se quiere es evitar más guerra, hay que resolver la fuente del problema, que es la ocupación (israelí de Palestina). La comunidad internacional tiene que poner fin a la ocupación”.
Además de recuperar la popularidad entre la población, Netanyahu tiene que hacer frente a un incendio dentro de su Gobierno. El ministro de Exteriores, su socio de ultraderecha Avigdor Lieberman, está en contra del alto el fuego. “Mientras Hamás gobierne, será imposible garantizar la seguridad de los ciudadanos israelíes y conseguir un acuerdo diplomático”, aseguró ayer. También está indignado con la tregua el ministro de Economía, el ultraderechista religioso Naftali Bennett.
El primer ministro podría tener dificultades para mantener su coalición, según algunos analistas, aunque otros opinan lo contrario. “No creo que Netanyahu tenga problemas en la coalición. El peligro viene más por temas económicos e internos que por la guerra de Gaza”, piensa Ben Meir.
En la franja, la opinión de los palestinos no se puede calibrar como la de los israelíes porque ahora es complicado llevar a cabo encuestas y mucha gente no se atreve a opinar con libertad. Pero algunas voces se preguntan por qué Hamás no aceptó el alto el fuego antes. “Al final, han acabado cediendo con unas condiciones idénticas a las de la primera propuesta de tregua. Si hubieran cedido antes, podríamos habernos ahorrado centenares de muertos”, lamenta una gazatí.
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