miércoles, 1 de junio de 2011

La violencia resurgió ahora en CVG Alcasa.


  Los dos grupos políticos enfrentados por el control del poder en la más crítica empresa del sector aluminio, CVG Alcasa, se entendieron este martes en la mañana a empujones, golpes, gritos y amenazas, luego de las asambleas de trabajadores que cada fracción realizó en el área externa de la planta. Protagonistas y líderes de estos movimientos narraron sus respectivas versiones de los hechos, mientras la factoría de hunde en la desinversión, la anarquía y la mirada despectiva de un gobierno, cuyo única voluntad hasta ahora ha sido la de fortalecer el modelo del subsidio, condenando a estas empresas a una situación de sobrevivencia operativa.
* Más allá de acuerdos, protestas y reclamos, el uso de la fuerza sigue abriéndose paso ante la lucha de las ideas.

Ramsés Ulises Siverio
Foto William Urdaneta

La Guardia Nacional estuvo presente durante el altercado
 La violencia llegó a los portones de Alcasa. La espiral de agresiones que cobra auge dentro del sector laboral de Ciudad Guayana, se abrió paso en una conocida rivalidad: la de José Gil, secretario general de sindicato Sintralcasa, y Elio Sayago, presidente de la empresa.

Eran dos bandos. Dos facciones. Dos grupos enfrentados por un mismo fin: la defensa y construcción del Socialismo en Alcasa.

Cada parte ofreció su versión de los hechos. Posturas que, dentro de los tantos dimes y diretes, no dejan de ser contradictorias.

Versión I: Sayago, el agredido
“Después de una asamblea maravillosa con los trabajadores (…) cuando me iba a trasladar dentro de las instalaciones de la empresa, fui agredido físicamente por un miembro del Movimiento 21, llamado Ronney Rojas, que me dio varios golpes en la cara. Los golpes me los dio delante de la GN, que no hizo nada”, denunció Sayago.

Para el presidente de la empresa, este hecho refleja “un apoyo político y económico” de sectores del gobierno hacia el grupo sindical Movimiento 21.

“Es evidente que un grupo, cuando se impone con la vía de la fuerza delante de la Guardia Nacional, y que la fiscalía no nos haya dado respuesta a un recurso de amparo introducido hace meses para que nos garantice el derecho al trabajo, evidentemente tiene un apoyo político y económico”, razonó.

- ¿Quiénes están ofreciendo ese apoyo a Movimiento 21?

- La dirigencia regional de Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) liderada por el gobernador (Francisco Rangel Gómez). Ellos como partido fueron a Bauxilum y Venalum a liberar los portones.

- ¿Hay interés en el PSUV en jugar al caos  en las empresas?

- No. Una cosa es el partido, que lo están usando ciertos sectores que quieren que el control obrero fracase.

-¿Ahí está el grupo del gobernador?

- Evidentemente.

Versión II: Sayago, el agresor
“Nosotros estábamos en una asamblea y nos dimos cuenta de que Sayago estaba afuera en otra asamblea. Cuando nosotros terminamos la nuestra, él ingresa acompañado de personas que son foráneas a la empresa, y además estaban armadas. Con empujones y amenaza de disparos intentaron agredir a la dirigencia sindical, para que Sayago entrara”. El testimonio de José Gil, secretario general de Sintralcasa, mostró otra realidad

- ¿Ustedes fueron víctima de agresiones?

- Por supuesto. Fuimos víctimas de empujones, golpes y amenazas con armas de fuego.

- ¿Quiénes eran los agresores?

- Nombres no te puedo dar. Dentro de la cuestión eso es un tumulto, pero sí uno ve que tienen armamento.

- ¿Entonces cómo saben que no son trabajadores de la empresa?

- Porque vinieron acompañados de Sayago. Y todos esos no son de la empresa.

- ¿Qué hicieron ustedes en respuesta a esas agresiones?

- Por supuesto, no íbamos a permitir ser agredidos. Eso es una reacción de defensa propia. Si dentro de la trifulca que generó Sayago él resultó con un golpe, él no puede venir a reclamar. Verdugo no chilla.

- Sayago dijo que él estaba en una asamblea y fueron los miembros del Movimiento 21 los que lo agredieron.

- Eso es falso, camarada.

Estas son las dos versiones de un hecho. Independientemente de la veracidad de cada una, la realidad evidente es que los hechos de violencia se siguen suscitando en los portones de las empresas básicas de la zona.
Acuerdos en segundo plano
Los hechos de violencia en la reductora de aluminio eclipsaron otros puntos de interés. Entre ellos, los logros alcanzados por el secretario general de Sintralcasa, José Gil, y otros del presidente Elio Sayago.

El primero se refiere a la aprobación de 70 millones de dólares por parte del Ejecutivo nacional y el Mibam para la compra de materia prima y repuestos.

“Tenemos 3.000 renglones de repuestos en cero. Tenemos materia prima para dos semanas. Tenemos que anticiparnos ahorita porque de lo contrario entraremos en una situación de crisis profunda en la planta”, explicó.

En cuanto a los avances concretados por Sayago está la firma de un “convenio de asistencia técnico-financiera interinstitucional”, entre el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (Bandes) y Alcasa para tener acceso a 403 millones de dólares.

“Ese dinero se invertirá en la modernización de la planta. Eso también incluye la recuperación de todas las celdas perdidas”.

Otro de sus anuncios fue el ingreso de 400 cooperativistas a la nómina de la empresa, hecho que consideró como “un mandato del Presidente de la República”, para darle más poder al pueblo.

Aprovechó la oportunidad para aclarar que la inclusión de estos nuevos trabajadores “no va a llevar a la empresa a la quiebra”, desmintiendo los señalamientos del grupo Movimiento 21 sobre este respecto.
Referéndum contra Sayago
El 11 de mayo, la directiva de Sintralcasa realizó un referéndum para consultarles a los trabajadores si estaban de acuerdo con que el presidente de la empresa, Elio Sayago, continuara en su cargo. El 85% de los votos fueron en contra del gerente en cuestión.

Algunos consideran que esta medida es “ilegítima”, ya que no sigue los canales regulares; otros creen que el Ministerio de Industrias Básicas y Minería (Mibam) debe “cumplir con el mandato popular” que, según sus percepciones, se ve reflejado en el resultado referendario.

Bruna Lusuardi. Aquí se le hizo un referéndum a Sayago y la mayoría de los trabajadores le dijeron ‘fuera’. La empresa no se ha hecho más productiva ni ha habido modernización de la planta. Es una persona no grata en Alcasa.

Héctor Flores. No estoy de acuerdo con que se vaya Sayago porque él fue el presidente que puso Chávez en la empresa. El referéndum que le hicieron fue ilegal porque debió haberse hecho con el CNE.

Saúl Muñoz. No quiero que se vaya Sayago, porque se aprobaron unos fondos, y si no hubiese sido por él, ahorita no lo tuviéramos. El 10 de junio vienen los chinos a instalar un equipo nuevo. Eso es gracias a él.

Loida Reyes. Queremos que se vaya (Elio Sayago), porque desde que empezó su gestión no ha dirigido bien la empresa. Es un mal gerente. Sino que nos diga ¿Por qué lo sacaron de Sidor? Porque es un sindicalista frustrado. Nadie lo quiere.

Jesús Márquez. No estoy de acuerdo con la salida de Sayago. Aquí lo que hay es una guerra política entre Sayago y Gil, y en el medio los que están son los trabajadores y hasta la misma empresa que sufren todo esto. Alcasa está enferma.

Cruz Centeno. Aquí lo que hay es un descontento de lado y lado. Todo el mundo ve esta lucha de poder y al final lo que quieren es que se vayan los dos. Ninguno de los dos hace algo por la empresa y los trabajadores.

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