Carola Chávez
En estos momentos en el que el debate está servido, en el que los revolucionómetros apuntan a todo cuanto se mueva -hacia la derecha o izquierda-, en que se exigen definiciones predefinidas so pena de pecar de herejía, en estos momentos en los que los zapatitos me aprietan y las media me dan calor, ahora y más que nunca me defino como chavista.
¡Ohhh sacrilegio! -gritarán algunos, y yo los dejaré gritar cual si mis orejas dijeran: “oídos sordos”…
¿Y qué es el chavismo? Preguntará todavía algún incauto.
El Chavismo, según chavistamente entiendo, no es más que la suma de voluntades en pos de un objetivo común. Un movimiento amplio en el que caben viejitas beatas, ateos fervorosos, pintores de brocha gorda, artistas conceptuales, profesores, costureras, violinistas de conservatorio, guitarristas de esquina, campesinos, mototaxistas, señoras que llevan a sus niños al cole, -público, privado, laico o religioso-… Gente dispar que encuentra que le queda estrecho corset de la izquierda y que se niega a la idiotez de jugar contra si mismos apostando a la derecha.
El Chavismo es un movimiento nacional y también popular. Algo que surge de nosotros mismos y que vamos desarrollando a partir de la necesidad de construir nuestra Patria mirando hacia la Patria Grande. Este es el objetivo común que nos aglutina a este gentío tan distinto: la Patria, pero no cualquier patria sino una que sea nuestra, justa, libre y soberana.
Para lograr esto tenemos que hacer cambios o revoluciones que definiremos nosotros mismos y que mediremos según nuestras aspiraciones, esto es, que no valen revolucionómetros prefabricados. Tenemos que hacer necesariamente una revolución social, para alcanzar la justicia, una tecnológica, indispensable en estos tiempos para alcanzar la soberanía, y otra cultural para llegar a ser verdaderamente libres.
La libertad comienza por deshacernos de los lastres residuales de siglos de colonización. Entonces desarrollar un pensamiento situado en nuestro contexto, generar nuestras propias ideas, citarnos a nosotros mismos. Construir a partir de nuestra realidad, inventar soluciones a nuestro problemas, reconociendo nuestra identidad, expresándola sin complejos, sin intentar ajustarnos zapatos que no son nuestros… andar a nuestro propio paso, sin tutorías foráneas, sin referencias obligatorias.
Pretendemos escribir nuestra historia con nuestras palabras, con nuestros hechos, con nuestros errores y aciertos, inventar nuestros métodos, crear nuestras doctrinas. Nos negamos a creer que ya todo esta inventado.
El Chavismo es la expresión política del pueblo venezolano ante su propia realidad, por lo tanto, creo que hay aprender del chavismo, en lugar de tratar de enseñarle cómo debe ser. Todo lo demás sería arrogancia...
tongorocho@gmail.com
En estos momentos en el que el debate está servido, en el que los revolucionómetros apuntan a todo cuanto se mueva -hacia la derecha o izquierda-, en que se exigen definiciones predefinidas so pena de pecar de herejía, en estos momentos en los que los zapatitos me aprietan y las media me dan calor, ahora y más que nunca me defino como chavista.
¡Ohhh sacrilegio! -gritarán algunos, y yo los dejaré gritar cual si mis orejas dijeran: “oídos sordos”…
¿Y qué es el chavismo? Preguntará todavía algún incauto.
El Chavismo, según chavistamente entiendo, no es más que la suma de voluntades en pos de un objetivo común. Un movimiento amplio en el que caben viejitas beatas, ateos fervorosos, pintores de brocha gorda, artistas conceptuales, profesores, costureras, violinistas de conservatorio, guitarristas de esquina, campesinos, mototaxistas, señoras que llevan a sus niños al cole, -público, privado, laico o religioso-… Gente dispar que encuentra que le queda estrecho corset de la izquierda y que se niega a la idiotez de jugar contra si mismos apostando a la derecha.
El Chavismo es un movimiento nacional y también popular. Algo que surge de nosotros mismos y que vamos desarrollando a partir de la necesidad de construir nuestra Patria mirando hacia la Patria Grande. Este es el objetivo común que nos aglutina a este gentío tan distinto: la Patria, pero no cualquier patria sino una que sea nuestra, justa, libre y soberana.
Para lograr esto tenemos que hacer cambios o revoluciones que definiremos nosotros mismos y que mediremos según nuestras aspiraciones, esto es, que no valen revolucionómetros prefabricados. Tenemos que hacer necesariamente una revolución social, para alcanzar la justicia, una tecnológica, indispensable en estos tiempos para alcanzar la soberanía, y otra cultural para llegar a ser verdaderamente libres.
La libertad comienza por deshacernos de los lastres residuales de siglos de colonización. Entonces desarrollar un pensamiento situado en nuestro contexto, generar nuestras propias ideas, citarnos a nosotros mismos. Construir a partir de nuestra realidad, inventar soluciones a nuestro problemas, reconociendo nuestra identidad, expresándola sin complejos, sin intentar ajustarnos zapatos que no son nuestros… andar a nuestro propio paso, sin tutorías foráneas, sin referencias obligatorias.
Pretendemos escribir nuestra historia con nuestras palabras, con nuestros hechos, con nuestros errores y aciertos, inventar nuestros métodos, crear nuestras doctrinas. Nos negamos a creer que ya todo esta inventado.
El Chavismo es la expresión política del pueblo venezolano ante su propia realidad, por lo tanto, creo que hay aprender del chavismo, en lugar de tratar de enseñarle cómo debe ser. Todo lo demás sería arrogancia...
tongorocho@gmail.com
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