sábado, 7 de mayo de 2011

Un muerto sin cadáver.

Roberto Hernández Montoya 


El supuesto Osama Ben Laden, que supuestamente coordinó una operación tan bordada como el derribo de las Torres Gemelas desde unas supuestas cuevas afganas, supuestamente rodeado de ovejas karakul, supuestamente murió en supuesto combate y su supuesto cadáver supuestamente lo lanzaron al mar luego de supuestamente tomarle una supuesta muestra de ADN.
  Luego de nueve años de guerra, un millón de muertos y un billón de dólares, por quien ya no jugaba ningún papel. Eficiencia.
  El Imperio impone a sus devotos una fe que ni los fanáticos religiosos más desgreñados. Pregúntale a cualquier feligrés de esa religión sin poesía que llaman neoliberalismo imperial y verás que cree a pie juntillas este cuento contradictorio y deshilachado.
  Los ritos funerarios exponen el cadáver, para que a todo el mundo le conste que la persona murió. Pero Osama es un muerto sin cadáver.
  Washington actúa como la pareja infiel que da excusas por llegar tarde, como que tuvo que trabajar horas extras, maldito jefe, hasta una estampida de elefantes en la Av. Miranda y un secuestro de extraterrestres. No, no eran elefantes sino jirafas. No, morrocoyes.
  Ahora la mujer que enfrentó a los invasores no era escudo humano, sino una de las esposas de Ben Laden. Que este no estaba armado pero hizo resistencia y por eso lo mataron. ¿Resistencia a puñadas? ¿Por qué y cómo lo ajusticiaron? ¿A sombrerazos? Ahora Obama dice que no va a presentar la foto de Osama porque no quiere causar intranquilidad; seguramente es más fea que cualquier videojuego destinado a la infancia. ¿Quién es Obama y quién Osama? Es por una duda que tengo.
  Hablaron de una «mansión», pero eso que muestran es más bien un caserón bastante feo, en una zona paquistaní de nutrida actividad militar. Raro, ¿no?
  De pronto el gobierno paquistaní descubre que le violaron su soberanía, porque, como en el ataque al campamento de Raúl Reyes en el Ecuador, desde Colombia, informan al gobierno afectado presentando el hecho cumplido. Son como la oposición venezolana ante el vídeo de Polichacao: que si eso pasó hace tres años, que si dos, que si fue un motín. No, amigo Graterón, eso es a las claras una operación tipo Abu Ghraib, un entrenamiento para algo gordo.
  No saben mentir, a pesar de la práctica que tienen.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com

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