viernes, 20 de mayo de 2011

Consejos de gestión para la participación:Para avanzar en Revolución

 Edwin Sambrano



El tema del control obrero o de la participación democrática de los trabajadores en la dirección de la producción es vital para el diseño y la construcción de una sociedad alternativa al capitalismo. Es una nueva sociedad la que se pretende construir. Una nueva sociedad con nuevos paradigmas, con nuevas relaciones sociales de producción, con una nueva práctica social capaz de generar nuevos valores dominantes para toda la sociedad.

Control obrero como excusa para la rebatiña
Salvo algunas excepciones que merecen resaltarse y estudiarse; lo que ahora observamos, que se escuda o esconde bajo ese concepto, dista mucho de encaminarse al diseño y la construcción de una nueva sociedad, repetimos, alternativa y superadora del capitalismo. Más bien parece una especie de vuelta al pasado. A la rebatiña y a la rapiña, al dominio de clanes y grupos sociales y no al ejercicio de la soberanía por parte de la clase trabajadora como clase. Y… como clase consciente, no sólo de sus intereses colectivos inmediatos, sino además de sus intereses históricos; aquéllos que de clase dominada y explotada la convierten en clase liberada y liberadora de toda explotación y dominación, mediante la socialización (democratización radical) de la propiedad de los medios de producción.

Observamos como de clanes o grupos se pasa a pandillas y bandas que utilizan el estandarte del control obrero para “controlar”, ellas, algunas palancas de negociación de productos, insumos y servicios, así como las vías para que estas negociaciones se concreten en beneficio propio y de algunos capitales generalmente vinculados al capital transnacional. Estas pandillas se sobreponen a los trabajadores y usurpan los derechos de participación del colectivo bajo el real o aparente vínculo con el partido gobernante y con algunos padrinos con altos cargos dentro del aparato burocrático o partidista.

Triple maniobra para depredar

Para el predominio de estos intereses se realiza una triple maniobra. 1) Por una parte la estafa ideológica de crear la ficción de la existencia de algún control por parte de los trabajadores bajo el nombre de “control obrero”. Con esto se genera la apariencia de la participación de los empleados como conjunto y los sujetos que se identifican como “control obrero” se presentan como representantes de la totalidad de los trabajadores cuando en realidad nadie los ha electo, sino que ellos participan representándose a sí mismos y a la voluntad depredadora de acumulación originaria o primitiva. Hacen grupo sí con otros que generalmente tienen los mismos fines y procederes. Dentro de este conglomerado existe un grupo de trabajadores que participan de buena fe y bajo el supuesto de que efectivamente van a ejercer un control sobre la producción y los procesos de la unidad económica respectiva, sin embargo, su presencia sirve principalmente para dar a apariencia de legitimidad a los propósitos y ejecutorias de los depredadores. 2) La segunda maniobra es la vinculación incondicional a los planes electorales y publicitarios del partido de gobierno y del gobierno, sin presentar ninguna contradicción o crítica, sólo sumisión absoluta. Con esta maniobra se aseguran la protección (y el favor) del “poder” para obtener nombramientos en algunos cargos gerenciales. Siguen todas las consignas electorales del líder, son “rojos rojitos”, se mantienen “rodilla en tierra” y repiten mecánicamente los lemas y consignas de la publicidad oficial. El objetivo es pasar desapercibido y cumplir todas las órdenes para poder permanecer el mayor tiempo en los cargos y usufructuarlos al máximo. 3) La tercera maniobra es la formación de grupos de descalificación y choque, los cuales actúan para desprestigiar, disuadir (amenazar) o agredir a los contrarios. Todos los que no se plieguen sumisamente a su plan depredador se convierten automáticamente en enemigos y se identifican con los motes de contrarrevolucionarios, “pitiyanquis”, “escuálidos” o “saltadores de talanquera” y en cualquier momento serán amenazados o agredidos, en medio de la indiferencia de las gerencias de las estatales y de las autoridades públicas. Sobre la severa crisis institucional hemos escrito en otras oportunidades. La Defensoría del Pueblo, la Fiscalía del Ministerio Público, la Inspectoría del Trabajo, los llamados cuerpos de seguridad y los tribunales generalmente no intervienen para cumplir con las funciones que tienen atribuidas en la Constitución de la República. La impunidad frente a los delitos y faltas está cercana al 95%. Estos órganos sólo actúan cuando se trata de proteger a algún jerarca del partido o del gobierno o bajo órdenes precisas de ellos frente a casos graves que constituyen escándalo público.

Varias de las experiencias positivas de control obrero, como en el caso de la distribuidora de alimentos Friosa (que incluye a Koma y Delicatesses La Fuente), son rechazadas y agredidas por los designados desde los ministerios como gerentes y administradores, o en otros casos abandonados a su suerte hasta que sucumben, con lo cual se desestimula la iniciativa y se le corrompe desde su misma concepción.

Propuestas para la eficacia del “control obrero”

Algunos elementos para darle una real dimensión a la participación de los trabajadores en la gestión son: 1) La democratización de la gestión o control obrero no se opone a la organización sindical. 2) Las directivas existentes de las empresas deben reunirse y priorizar la participación de los trabajadores electos como directores laborales. 3) Establecer un consejo de gestión incorporando a delegados electos directa y democráticamente por los empleados para que participen como delegados para el control de la gestión. Los delegados deben tener tiempo de permiso para cumplir con sus funciones sin desincorporarse de su puesto de trabajo de manera permanente 4) Establecer una instancia de capacitación y formación de los trabajadores en áreas de gerencia, dirección y administración de compañías o unidades económicas. 5) Crear un mecanismo dinámico para la rendición de cuentas de los delegados y un procedimiento para la revocación del mandato sin formalismos ni requisitos excesivos. 6) Someter las decisiones al consejo de gestión y establecer un mecanismo de consulta directa con la totalidad de los trabajadores sobre algunas materias de importancia estratégica. 7) Establecer jornadas de debate sobre la empresa y su funcionamiento donde participen todos los empleados.

Nota: nuevos actos de sicariato que exigen la inmediata y eficaz actuación de las autoridades para castigarlos severamente.


ealbornozsalazar@gmail.com


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