Reinaldo Iturriza
Seguramente habrá quienes se hagan los desentendidos, pero de un tiempo a esta parte ya no es viable políticamente seguir reproduciendo la lógica de funcionamiento del partido/maquinaria. En el caso específico de la relación con el movimiento popular, esto implica dejar de concebirle como simple correa de transmisión de la línea del partido, lo que supone abandonar la prepotencia y la arrogancia, pésimas consejeras a la hora de avanzar en materia de alianzas.
Esto, redefinir, trastocar profundamente la relación entre partido y movimiento popular, más que una exigencia del momento político, viene a ser un mandato de las bases del partido, las cuales, hasta donde es público, no sólo han refrendado, sino enriquecido el contenido de la segunda de las líneas estratégicas propuestas por Chávez en enero de este año.
Según puede leerse en el documento, pasar de la lógica del partido/maquinaria a la del partido/movimiento "implica posicionarse dentro de las masas populares, estableciendo y desplegando una amplia política de alianzas con las diversas formas de organización popular… Es necesario establecer objetivos concretos, sobre el terreno, dentro del proceso real de transformación de la sociedad hacia el socialismo".
El 12 de mayo pasado, varias organizaciones (Corriente Bolívar y Zamora, Movimiento de Pobladores, ANMCLA, Movimiento Campesino Jirajara, Marea Socialista, UNETE) acordaron iniciar una campaña nacional en contra de la impunidad y la criminalización del movimiento popular. Los "puntos de acuerdo" constituyen, de por sí, el primer paso para la definición de una agenda popular de luchas: 1) investigación y procesamiento de autores materiales e intelectuales de asesinatos contra militantes y dirigentes revolucionarios, campesinos y obreros; 2) sobreseimiento de causas penales que involucren a militantes populares procesados por defender sus derechos; 3) reformar instrumentos jurídicos que facilitan la criminalización de luchas populares, específicamente derogación del artículo 471-A del Código Penal; 4) denuncia y combate de cercos mediáticos a luchas populares; 5) consolidación de espacio unitario de fuerzas revolucionarias, que exprese diversidad y que garantice férrea voluntad de defensa del proceso revolucionario junto a Chávez; 6) construcción del Polo Patriótico desde abajo y con los de abajo; 7) profundización de la batalla ideológica y contra el pragmatismo.
De cara a los puntos de esta agenda popular, todos los cuales absolutamente compatibles con la estrategia de repolarización, ¿qué posición habrá de asumir la dirección del partido? Hasta ahora prevalece el silencio. Un silencio que ojalá no sea expresión de viejos vicios y prejuicios, sino la antesala de un gesto fraterno y solidario para con un movimiento popular que bien se lo ha ganado.
Seguramente habrá quienes se hagan los desentendidos, pero de un tiempo a esta parte ya no es viable políticamente seguir reproduciendo la lógica de funcionamiento del partido/maquinaria. En el caso específico de la relación con el movimiento popular, esto implica dejar de concebirle como simple correa de transmisión de la línea del partido, lo que supone abandonar la prepotencia y la arrogancia, pésimas consejeras a la hora de avanzar en materia de alianzas.
Esto, redefinir, trastocar profundamente la relación entre partido y movimiento popular, más que una exigencia del momento político, viene a ser un mandato de las bases del partido, las cuales, hasta donde es público, no sólo han refrendado, sino enriquecido el contenido de la segunda de las líneas estratégicas propuestas por Chávez en enero de este año.
Según puede leerse en el documento, pasar de la lógica del partido/maquinaria a la del partido/movimiento "implica posicionarse dentro de las masas populares, estableciendo y desplegando una amplia política de alianzas con las diversas formas de organización popular… Es necesario establecer objetivos concretos, sobre el terreno, dentro del proceso real de transformación de la sociedad hacia el socialismo".
El 12 de mayo pasado, varias organizaciones (Corriente Bolívar y Zamora, Movimiento de Pobladores, ANMCLA, Movimiento Campesino Jirajara, Marea Socialista, UNETE) acordaron iniciar una campaña nacional en contra de la impunidad y la criminalización del movimiento popular. Los "puntos de acuerdo" constituyen, de por sí, el primer paso para la definición de una agenda popular de luchas: 1) investigación y procesamiento de autores materiales e intelectuales de asesinatos contra militantes y dirigentes revolucionarios, campesinos y obreros; 2) sobreseimiento de causas penales que involucren a militantes populares procesados por defender sus derechos; 3) reformar instrumentos jurídicos que facilitan la criminalización de luchas populares, específicamente derogación del artículo 471-A del Código Penal; 4) denuncia y combate de cercos mediáticos a luchas populares; 5) consolidación de espacio unitario de fuerzas revolucionarias, que exprese diversidad y que garantice férrea voluntad de defensa del proceso revolucionario junto a Chávez; 6) construcción del Polo Patriótico desde abajo y con los de abajo; 7) profundización de la batalla ideológica y contra el pragmatismo.
De cara a los puntos de esta agenda popular, todos los cuales absolutamente compatibles con la estrategia de repolarización, ¿qué posición habrá de asumir la dirección del partido? Hasta ahora prevalece el silencio. Un silencio que ojalá no sea expresión de viejos vicios y prejuicios, sino la antesala de un gesto fraterno y solidario para con un movimiento popular que bien se lo ha ganado.
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