viernes, 2 de julio de 2010

Una agresión del Imperio contra Irán, Corea del Norte o Venezuela, sólo adelantará su muerte.

Hernán Mena Cifuentes

La trémula aguja de la brújula que señala el norte de la próxima guerra del Imperio, apunta hacia puntos muy distantes entre sí, como Irán, Corea del Norte y Venezuela, pero, en caso de llegar desatarse, pues como advierte Fidel, si la lanza contra el país persa, podría ser la última a librarse en la tierra ya que no sería convencional, sino nuclear, lo cual haría desaparecer todo vestigio de vida en el planeta.

Y es que Washington no acaba por decidirse a cual de esos tres países atacará, en su demencial afán de hacer la guerra, pues son tantas y variables como inciertas las opciones de un triunfo que, pese a que todo juega en su contra, está dispuesto, a lanzarse a esa nueva aventura bélica que lo único que logrará es prolongar su lenta agonía, pero no el inexorable final al que está condenado como todo imperio.

No obstante, todo hace pensar que será el país persa, la presa escogida por Washington como víctima de su próxima locura, que parece inminente en razón de la serie de maniobras que simultáneamente viene desarrollando EEUU en las últimas horas en las áreas militar, diplomática y política, en complicidad con sus aliados y lacayos de Europa y el Estado sionista de Israel.

El primero en advertir sobre el grave peligro que se cierne sobre la humanidad por esa nueva amenaza de guerra de EEUU contra Irán y de la cual no escapará el mundo, ha sido el líder de la Revolución cubana, comandante Fidel Castro, quien con su sabia y erudita condición de estadista, militar y visionario, ha denunciado ante el mundo una vez más las ambiciones hegemónicas de Washington y su sueño demencial de conquista planetaria.

En las dos últimas “reflexiones” de Fidel, espacio dedicado a analizar la realidad económica, política y social de América Latina, el Caribe y el resto del mundo, a medir sus posibles consecuencias y aconsejar a los pueblos y líderes revolucionarios del planeta como afrontar las amenazas de un imperio que se niega a morir, e insiste en hacer la guerra, el veterano, sabio líder y maestro habla del apocalíptico escenario que desencadenaría esa irracional guerra.

“Cómo me gustaría estar equivocado”, es el título de la “Reflexión” escrita por Fidel el 24 de junio pasado, al hablar sobre la movilización de una poderosa flota imperial que navega en dirección al Golfo Pérsico, aprovechando que el mundo entero está concentrado en el Campeonato mundial de Futbol que se celebra en Sud África.

“El fanatismo deportivo crece incesantemente, cautivando a cientos y tal vez miles de millones de personas en todo el planeta”, dice Fidel en esa “Reflexión.

“Habría que preguntarse, -señala a continuación- ¿cuántos, en cambio, han conocido que desde el 20 de junio, naves militares norteamericanas, incluido el portaaviones Harry S. Truman, escoltado por uno o más submarinos nucleares y otros buques de guerra con cohetes y cañones más potentes que los viejos acorazados utilizados en la última guerra mundial entre 1939 y 1945, navegaban hacia las costas iraníes a través del Canal de Suez".

“Junto a las fuerzas navales yanquis, -destaca- avanzan buques militares israelitas, con armamento igualmente sofisticado, para inspeccionar cuanta embarcación parta para exportar e importar productos comerciales que el funcionamiento de la economía iraní requiere. El Consejo de Seguridad de la ONU, a propuesta de EEUU, -agrega- con el apoyo de Gran Bretaña, Francia y Alemania, aprobó una dura resolución que no fue vetada por ninguno de los cinco países que ostentan ese derecho.”

“Otra resolución más dura fue aprobada por acuerdo del Senado de Estados Unidos. Con posterioridad, una tercera, más dura todavía, fue aprobada por los países de la Comunidad Europea…”

“Ahora se trata de calcular, cuándo las fuerzas navales de EEUU e Israel se desplegarán frente a las costas de Irán, y unirse allí a los portaaviones y demás buques militares norteamericanos que montan guardia en esa región.”

Lo peor es que, igual que EEUU, Israel, su gendarme en el Medio Oriente, posee modernísimos aviones de ataque y sofisticadas armas nucleares suministradas por EEUU, que lo convirtió en la sexta potencia nuclear del planeta por su poder de fuego, entre las ocho reconocidas como tales, que incluyen a la India y Paquistán.”

Ese poderoso despliegue militar denunciado por el líder cubano, confirma, como la historia lo demuestra, que EEUU no improvisa sus guerras, y como todo sicópata, asesino en serie, planifica detenidamente cada uno de sus crímenes, siguiendo un riguroso plan de acción en el que cuenta cada paso a dar, hasta que, seguro de que ha llegado el momento que considera oportuno, se abalanza sobre su presa desplegando toda la furia del que ha sido el más poderoso imperio del planeta.

Pero, el delito tiene una ley no escrita entre las que se destacan dos normas infalibles que el delincuente suele ignorar: la costumbre que lo obliga, arrastrado por una atracción irresistible y fatal a “volver a la escena del crimen”, compulsiva condición que lo lleva a su perdición, cegado por la excesiva confianza y supuesta invencibilidad, confirmando de esa manera ese otro viejo principio que dice que “el crimen no paga.”

No se sabe si es esa confianza que tiene en su imponente poderío militar o esa atracción fatal que lo fuerza a regresar al lugar donde una vez cometió un crimen, o a ambas cosas, lo que incita al Imperio a cometer hoy otro crimen de lesa humanidad como el que ya una vez perpetró contra Corea del Norte y contra Irán, y tal vez lo impulse igualmente a cometer otro quizás más grave aún que el golpe de Estado que hace ocho años ordenó ejecutar contra Chávez en Venezuela.

Lo cierto es que su soberbia y prepotencia parecen hacerle olvidar que hace 60 años sufrió una derrota militar a manos de los ejércitos de Corea del Norte y de la República Popular China, que hicieron retroceder más abajo del Paralelo 38, a pesar de contar como ahora cuenta en Irak y Afganistán con el apoyo de 15 naciones miembros de la ONU que intervinieron en ese conflicto bélico de más de 3 años que dejó un saldo de mas de millón y medio de bajas fatales.

Apenas transcurrido un mes de su fracaso militar en Corea, ese asesino en serie que es EEUU, volvió a perpetrar otro de sus crímenes más infames, cuando en agosto de 1953, la CIA derrocó al primer ministro Mohammed Mossadegh por haber nacionalizado la industria del petróleo en manos de las transnacionales yanquis y europeas y poner en marcha una serie de reformas sociales y económicas a favor del pueblo.

Pero, de nada le sirvió restaurar en el poder al corrupto y sanguinario Shah, Reza Pahlevi, quien por instrucciones de Washington importó los vicios y costumbres de la sociedad estadounidenses y del resto de Occidente con la finalidad de erradicar la milenaria cultura y religión de un pueblo con el apoyo de una oligarquía corrupta y consumista, conjura a la que se enfrentó la población iraní y los ayatolas liderados por Jomeini, que en enero de 1979 destronaron al monarca.

Pero el asesino en serie, en su irracional empeño por aniquilar a la Revolución Islámica, volvió a intentarlo, pero esta vez, no volvió personalmente al lugar del crimen, sino que envió en su lugar a su cómplice de entonces, Saddam Hussein, cuyo ejército armado por EEUU con armas convencionales y armas químicas, invadió al país persa en septiembre de 1980, dando inicio a una guerra de más de 8 años que también dejó mas de millón y medio de muertes y que terminó en otro fracaso, porque no pudo derrotar a Irán.

Debieron pasar varias décadas, entre nuevas y variadas fórmulas ensayadas por Washington para acabar con la Republica Islámica de Irán, como el desencadenamiento de una conspiración interna apoyada por los sobrevivientes de la corrupta oligarquía que apoyada por la CIA realiza atentados terroristas y desata violentas protestas disturbios contra el transparente y comprobado el reciente triunfo electoral del presidente Mahmoud Ahmadinejad

Además, Washington ha desatado simultáneamente junto con sus aliados europeos y otros estados serviles una campaña de mentiras denunciando que el pacífico programa nuclear que desarrolla Irán, dirigido a garantizar el suministro eléctrico del país, está orientado a la fabricación de armas nucleares, lo cual ha sido descartado por c la Organización Internacional de Energía Atómica, OEIA y por sus propios servicios de inteligencia.

Sin embargo y, pese a las contundentes pruebas que contradicen las denuncias falsas del Imperio, el Consejo de Seguridad de la ONU, dominado por las grandes potencias cómplices de Washington, han aprobado una serie de sanciones orientadas a impedir el avance del programa nuclear que adelanta Irán y, no satisfecho con ello, EEUU y su secuaz el Estado sionista israelí que, sí tiene armas nucleares, y a quien nadie lo denuncia, se aprestan a atacar al país persa.

Sólo están a la espera de iniciar otra de sus aventuras bélicas, apelando como siempre, a la mentira, como lo hicieron en 1899 al hundir el Maine, para declarar la guerra a España; como lo hicieron en 1964 en el Golfo de Tonkin para atacar a Vietnam del Norte, como lo hicieron para invadir a Irak, asegurando que tenía Armas de Destrucción Masiva, y como lo han hecho en estos días al hundir al Cheonam con una mina yanqui colocada bajo su casco, para culpar del crimen a Corea del Norte y declararle la guerra.

Esa ha sido la vil costumbre de EEUU desde su creación hace 234 años, un incontrolable y demencial afán de hacer la guerra, que lo ha convertido en el más grande predador de pueblos pobres y militarmente débiles, pero ricos en dignidad y valentía como México, Nicaragua, Haití, Panamá, República Dominicana, Irak y Afganistán, pero jamás se atrevió a combatir contra una gran potencia y sólo lo hizo con su oportunista participación en la Segunda guerra mundial.

¿Será por ese compulsivo enfermizo empeño del Imperio que se niega a aprender las lecciones de la historia que recuerdan que en esos dos países, Irán y Corea del Norte, se estrellaron una y mil veces sus sueños de conquista y que, no obstante piensa vencerlos, a pesar de haber sufrido a manos de ambos pueblos las más humillantes derrotas, es lo que ahora le obliga a regresar al lugar del crimen que una vez cometió en cada uno de ellos"

O, ¿será acaso, que quienes detentan el poder oculto en Washington aún siguen creyendo en la fallida fórmula económica de invertir en guerras para enriquecerse aún más con las armas que les vende el complejo militar industrial, las cuales paga con el dinero de los impuestos que le cobra a su propio pueblo, y que les ha arrojado al abismo de la recesión lo que hoy les impulsa a esta nueva guerra"

Sea lo que sea, y si es que se atreve a desatarla, EEUU no podrá vencer, porque, como advierte Fidel Castro en su sabia reflexión del 24 de junio, fecha coincidente con otra similar de hace casi dos siglos cuando en la llanura de Carabobo, Bolívar derrotó al Imperio español, en Irán le espera un fracaso aún mayor, pues será no sólo el ocaso del imperio yanqui, sino el de toda la humanidad que desaparecerá bajo la furia del terror nuclear.

Además, si se da el caso, como señala Fidel al decir, “cómo me gustaría estar equivocado”, y no se desencadena el temido apocalíptico conflicto nuclear, y en cambio se produce una guerra con armas convencionales, a EEUU y a su vasallo les espera, un ejército que ellos subestiman, una fuerza armada de un millón de hombres y su capacidad de combate y a las fuerzas de aire, mar y tierra de los Guardianes de la Revolución.”

“A estas se añaden, -destaca el líder de la Revolución cubana en su escrito- los 20 millones de hombres y mujeres, entre 12 y 60 años, escogidos y entrenados sistemáticamente por sus diversas instituciones armadas entre los 70 millones de personas que habitan el país.”

Y, ojalá no se le ocurra a Washington iniciar su próximo conflicto bélico en Venezuela, escogida como blanco principal de sus planes de conquista regional por ser la Revolución Bolivariana, avanzada del proceso integrador iniciado hace 200 años, cuyos estandartes fueron rescatados por el comandante Hugo Chávez Frías, a quien el Imperio no le perdona el ser ejemplo y propulsor del nuevo proceso libertario que hoy camina con la espada de Bolívar a lo largo y ancho de la Gran Patria latinoamericana y caribeña.

Porque, no será como antes, cuando invadía impunemente a sus pueblos con sus cañoneras plagadas de marines, sino que deberá enfrentar, no sólo al pueblo venezolano, sino a los demás pueblos hermanos que tras una larga pesadilla de más de un siglo que los sumió en abismos de hambre, miseria, enfermedad e ignorancia, impuesta por el Imperio y sus vasallos de las oligarquías criollas, han despertado en pos de la Utopía que les llevará hacia la meta de un “mundo posible.”

Como se desprende de ese escenario prebélico, presentado por Fidel, estadista, político y veterano luchador social y militar protagonista de la historia desde hace mas de medio siglo con una trayectoria de triunfos sucesivos y aplastantes sobre el imperio yanqui, una agresión armada contra Irán, contra Corea del Norte o Venezuela, no hará más que adelantar “la muerte anunciada” de un imperio cuyos días están inexorablemente contados.

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