sábado, 24 de noviembre de 2007

Cuatro días de una gira que estremecieron de amor y esperanza al mundo

Hernán Mena Cifuentes

No ha de pasar mucho tiempo para que los pueblos pobres del mundo, sumidos en pobreza, ignorancia, hambre, enfermedad y guerras, cosechen los frutos de la nueva siembra de amor y esperanza que hizo durante la gira de cuatro días que por igual número de países de Europa y el Medio Oriente, realizó el presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, en el contexto del proyecto integrador, de paz y de solidaridad humana que es la Revolución Bolivariana. Fue otro de los periplos, esta vez mucho más corto, que Chávez realiza en busca de paz, armonía, amor y solidaridad entre los pueblos, en su constante lucha por alcanzar para ellos y para su país, una mayor calidad de vida, procurando al mismo tiempo, rescatar el respeto y la dignidad a los que tienen derecho, ante el grosero intento del imperio y de otras naciones de someterlos a su brutal dominio económico, social y cultural a fin de preservar privilegios que, junto con las oligarquías criollas disfrutaron durante siglos. El jefe del Estado habló a los dignatarios y ministros de energía reunidos en Riad durante la Cumbre y a sus homólogos de Francia, Irán y Portugal “con su estilo peculiar y combativo, entre otros temas, sobre la urgente necesidad de ayudar a los pobres del planeta; sobre el inminente fin de la vida en la tierra, de no frenarse a tiempo la insaciable sed del consumismo de las grandes potencias que propicia guerras, envenena el ambiente, aumenta los precios del petróleo y reduce las reservas mundiales del energético y sobre las gestiones que adelanta para liberar a cientos de prisioneros en Colombia. Convencido como está, de que sólo el diálogo franco y directo, exento del hueco e hipócrita lenguaje que a veces se habla en las cumbres donde prevalece la clásica diplomacia de salón, el mandatario sudamericano se dirigió, de igual a igual, a reyes, príncipes y otros miembros de las casas reales presentes en la cita de Riad, con la misma sinceridad que lo hizo con su homólogos de Irán, Francia y Portugal durante el resto de su gira. Lo hizo, recordándoles una vez más, que en el mundo existen millones de marginados y excluidos, mientras que otros disfruta de una riqueza que, como un acto de justicia y solidaridad humana merece ser compartida con los pobres del planeta. Chávez se dirigió igualmente a las grandes potencias imperiales y coloniales que durante siglos amasaron y siguen amasando las fortunas que hoy tienen, conquistadas en base a la esclavitud y explotación de esos pueblos y al pillaje y saqueo de sus recursos naturales, riqueza de la que hoy hacen obscena ostentación y alarde, mediante consumismo degradante que, además de constituir un insulto a la pobreza, es una amenaza para la vida del planeta y de todos las criaturas que lo habitan, por los letales efectos de los contaminantes que emanan de sus autos e industrias. El jefe del Estado hizo en Riad un dramático llamado a los socios de la Opep, para que vendan el energético a precios solidarios a las naciones que carecen de dinero suficiente para pagarlo a los altos precios que hoy se cotiza el producto en el mercado, debido entre otras cosas, a la reducción de las reservas estratégicas de Estados Unidos, al modelo consumista, a la crisis financiera de esa gran potencia y las manipulaciones de los intermediarios en los mercados, y no por culpa de la organización, como se pretende hacer creer para desacreditarla y descalificarla. El presidente le hablaba así a los asistentes a la III Cumbre de la Opep, la organización que el rescató hace 7 años, para devolverle la dignidad y soberanía que había perdido a manos de las potencias occidentales, especialmente de EEUU, uno de cuyos presidentes, Ronald Reagan, juró que “la pondría de rodillas”, como en verdad lo hizo, mediante chantaje, amenazas, maniobras políticas y financieras que hicieron que el energético que producía, llegase a venderse a preciso viles, hasta que Chávez llegó para salvarla durante la II Cumbre celebrada en Caracas, en el año 2000. Fue gracias a su activa participación, en aquella reunión, en la que expuso, junto con su ministro de Energía y demás asesores, la terrible realidad de una organización sometida al Imperio, que saqueaba su riqueza petrolera, comprando a 10 dólares el barril, y que para agravar la situación, en Venezuela, un grupúsculo de vende-patrias, conspiraba para privatizar la industria cuya propiedad había sido rescatada 40 años atrás, de las garras de las “7 Hermanas” por Juan Pablo Pérez Alfonso, y otros 4 patriotas ministros árabes, que Chávez logró salvar nuevamente a la Opep. Ahora, el mandatario vuelve a protagonizar otra batalla aún más urgente y decisiva, no en defensa y único interés de los productores, que obtienen buenos precios por el energético, como resultado, en buena parte, del fracaso de las maquiavélicas políticas desplegadas por EEUU y sus aliados a fin de poner de rodillas a la Opep, maniobras que se devolvieron como un búmeran contra ellos, que hoy ven cómo una espiral de precios agobia a sus consumistas sociedades, pero que, a pesar de ello no descansan en su empeño por dividirla o destruirla. Además de proponer que se establezcan precios especiales para la venta de petróleo a los países pobres del planeta, obligados a cancelar los elevados precios de hoy, provocando desajustes en sus presupuestos, Chávez Frías, propuso la introducción definitiva de la geopolítica en la Opep, un hecho que ha estado siempre vinculado a la industria, pero ha permanecido excluido debido a la filosofía estrictamente técnica que ha mantenido la organización, lo cual disminuye su capacidad y potencial de potencia geoestratégica que como organización le está reservado más allá de lo meramente económico. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, destacado economista, quien devolvió a su país al seno de la Opep, de la que se había sido retirado como parte de las maniobras del Imperio que en complicidad con gobiernos títeres y la oligarquía criolla desplegó para debilitar a la organización y para mantener la riqueza energética de Ecuador bajo su dominio, se solidarizó con la propuesta de su homólogo venezolano señalando que “es imposible reducir a la OPEP a una organización técnica.”¿“Acaso por el petróleo no hay invasiones y guerra?”, recordó para respaldarlo. Fue esa propuesta del presidente venezolano respaldada por Correa, una simiente destinada a germinar mas temprano que tarde, cuando a la Organización de Países Exportadores de Petróleo, se sumen como miembros, países como Brasil en América Latina y otras naciones de África y de Asia, que han sufrido en carne las conspiraciones, injerencias e invasiones desatadas por EEUU y otros imperios y potencias coloniales que se apoderaron de sus energéticos y demás recursos naturales, aplicando el poder de la geoestrategia. De Riad, Chávez siguió junto con su amigo y compañero de lucha antiimperialista, el presidente iraní Ahmoud Ahmadinejad hacia Teherán, en la cuarta visita que realiza el mandatario sudamericano al país persa, donde se reunieron durante hora y media y “destacaron las relaciones bilaterales y los estrechos vínculos en los sectores económico, bancario, ingeniero y petroquímico”, según indicaron fuentes de la cancillería de Irán. Consultado el mandatario latinoamericano sobre la crisis económica y financiera que afecta a EEUU, país que importa más de un millón de barriles de petróleo diarios de Venezuela, manifestó que “el imperio del dólar está derrumbándose. Pronto dejaremos de hablar de dólares, porque el valor del dólar está cayendo y el imperio del dólar está derrumbándose y, con el imperio del dólar se derrumbará el imperio de los EEUU.” Tras su breve visita a Irán, el Comandante y presidente, siguió viaje hacia París, donde sostuvo una reunión con su par francés, Nicolás Sarkozy, cuyo tema central fueron las acciones que adelanta Chávez como mediador en el proceso de canje de unos 500 guerrilleros, prisioneros en manos del gobierno colombiano, y cerca de medio centenar de presos en poder de las Fuerza Armadas Revolucionarias Colombianas, entre quienes se encuentra la senadora y ex candidata presidencial franco-colombiana, Ingrid Betancourt. El optimismo del jefe del Estado venezolano que exhibía durante la reunión con Sarkozy como mediador, en torno a un desenlace feliz de las negociaciones que realiza, se vio intempestivamente opacado por el anuncio hecho por su homólogo colombiano que desde Bogotá, dio un plazo perentorio a sus esfuerzos negociadores, fijando el 31 de diciembre próximo para que se realice el canje total, que deberá estar precedido de la liberación de una parte o la totalidad de los cautivos en poder de las Farc. El ultimátum de Alvaro Uribe Vélez cayó como un baño de agua fría sobre quienes esperan una mayor colaboración del gobierno de Bogotá, que insistentemente, ha venido colocando obstáculos al proceso, pero no así sobre Hugo Chávez Frías, quien, con la serenidad y firmeza que le son características, respondió a su par colombiano que “no es buena la impaciencia', mientras que millones de voces en Colombia repudiaron el plazo dado por Uribe, exigiéndole que no ponga una fecha inamovible para el canje. Por su parte, la mayoría de los analistas, se basan en el hecho de que, si el Presidente colombiano no ha logrado nada en tal sentido durante los 5 años que lleva en el poder, se hace imprescindible darle mayor tiempo a un mediador que, voluntariamente y sin ningún interés personal, como algunas personas ganadas por el odio y la mezquindad así lo aseveran, diciendo que Chávez lo único que busca es acrecentar aún más su cimentada imagen de líder nacional, regional y mundial, pese a todo lo que se diga, lo verdaderamente cierto es que el mandatario venezolano hoy se presenta como el único capaz de resolver tan delicado asunto. Para darle aún más fuerza a esa opinión, algunos aseguran que, de darse el éxito del canje humanitario, ello podría ser el punto de partida hacia una meta en la que tienen puesta su mirada esperanzadora millones de colombianos que sueñan con el fin de una guerra que desangra al país desde hace medio siglo, que comenzó con las masacres de miles de campesinos por las bananeras estadounidenses y que, como un incendio asola al país hasta nuestros días tras el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, perpetrado por la oligarquía, la chispa que encendió “El Bogotazo.” Por eso, los 4 días de la gira de Hugo Chávez Frías, estremecieron de esperanza no solo a Colombia, sino al resto de los pueblos pobres del planeta que también sueñan como los colombianos con un mundo donde el amor y la paz se impongan al odio y a las guerras, tal como está escrito en el mensaje de solidaridad y justicia que pregona por el mundo Hugo Chávez Frías.

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