Jerónimo Carrera
Volver a Madrid, donde no había estado desde 1967, ha sido una grata experiencia para un "venezolano de nación", como lo soy yo. Con antepasados hispanos de varias generaciones en nuestro privilegiado país tropical, y feliz de conservar esa raíz por vía del imborrable idioma de Castilla. Cumanés, por más señas, de la vieja ciudad de Cumaná, la misma del Mariscal Sucre, quien fuera republicano hasta más que el propio Simón Bolívar, como lo prueban las observaciones críticas hechas por él al proyecto bolivariano de un Senado vitalicio en la Constitución de la entonces recién fundada República de Bolivia.
Cuarenta años no pasan en vano, claro, y aquí lo demuestra el hecho de haber sido motivo de esta visita mía, en forma de lo más normal, asistir en representación de nuestro Partido Comunista de Venezuela (PCV) a la Fiesta que por sus 30 años de vuelta a la legalidad ha organizado nuestro partido hermano, el Partido Comunista de España (PCE). Un hecho que bastaría para probarnos que el fascismo español, más conocido con la denominación de franquismo, está muerto y bien enterrado.
En efecto, el PCE recuperó su legalidad justamente en 1977, hace ahora treinta años completos, tras la muerte del fascista Francisco Franco el año anterior, y la firma triste de un pacto de transición, aparentemente muy democrática. El precio, sin embargo, pagado por los comunistas y toda la izquierda española, fue nada menos que su aceptación de la herencia substancial de Franco, es decir, el regreso a la monarquía, con un Borbón al frente. El consiguiente abandono de las ideas republicanas, a mi juicio, aunque posiblemente más aparente que real, resultó fatal para la vieja generación de bravos luchadores que se habían enfrentado tenazmente con armas en la mano al fascismo y habían dado al mundo figuras revolucionarias tan notables como Dolores "La Pasionaria" Ibarruri.
Así, al igual que luego sucedió también en Chile tras del fascista Pinochet, el Departamento de Estado yanqui logró sin mayor esfuerzo transformar en democracias a los regímenes más reaccionarios y criminales. Todo esto a punta de dólares, y contando ciertamente con la ingenuidad de algunos sectores de la llamada izquierda democrática, influenciada casi naturalmente por "socialistas" como el alemán Willy Brandt.
Lo importante ahora, de todos modos es que empieza a sentirse en España cierto grado de descontento con la democracia formal. Con sus políticas neoliberales, que generan inestabilidad laboral y la inocultable pobreza extrema de un nuevo sector masivo, poco tomado en cuenta hasta ahora, pero que ha devenido en importante parte integrante de todas las sociedades del continente europeo, como es el de los inmigrantes.
Todo esto lo he podido palpar en la Fiesta de nuestros camaradas españoles que ha tenido lugar en los predios de Casa de Campo, un extenso y agradable sitio de recreación en la capital española. Celebrada una semana después de la que en París tuvieron los comunistas franceses, y dos semanas después de la de los comunistas portugueses en Lisboa, en esta ocasión también el interés por la situación en Venezuela se expresó fuertemente, con un elevado sentido de solidaridad y de simpatía hacia la revolución bolivariana.
En fin, para mí lo que resultó más interesante, entre las muchas y variadas actividades de esta breve visita a Madrid, ha sido el mitín central de la Fiesta, en el cual hablaron sucesivamente los dirigentes comunistas Juan Iglesia, Juan Ramón Sanz, Felipe Alcaraz y Francisco Frutos, secretario general del PCE este último. Todos estos oradores, en un lenguaje claro y sin regodeos, rindieron homenaje de adhesión a los principios republicanos. Sus palabras emocionadas me trajeron recuerdos de mi infancia y más temprana juventud, entre 1931 y 1939, cuando la inolvidable República Española tanto contribuyó a mi personal formación revolucionaria.
Sostuve luego una extensa conversación en la sede del PCE con el camarada Frutos, resaltando su evocación de la trascendencia mundial de la revolución rusa de 1917, cuyo 90° aniversario va a ser todo un acontecimiento internacional este 7 de Noviembre próximo.
Ahora presiento, aquí en Madrid, que no ha de estar muy lejano el día cuando en España, como parte del proceso de recuperación integral del pensamiento socialista en toda Europa, renazca la República.
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