viernes, 26 de octubre de 2007

El fascismo se estrelló en Bolivia contra la solidaridad entre Cuba y Venezuela

Hernán Mena Cifuentes

Los oligarcas como los fascistas son históricamente traicioneros y cobardes, como tales aprovechan las sombras o espacios bajo su dominio para atentar contra los pueblos, las instituciones y sus dirigentes que luchan por su libertad, independencia e integración. El jueves 18 de este mes, a eso de las 3 de la mañana y a las 4 de la tarde, en la ciudad de Santa Cruz, ocurrieron dos explosiones. La primera en el barrio San José Obrero y la segunda en el sector Equipetrol, ambas detonaciones provocaron daños estructurales a dos residencias. La sede del consulado de Venezuela y una vivienda habitada por un grupo de médicos cubanos, afortunadamente sin causar heridos ni perdida de vidas humanas. El doble atentado se inscribe en la conspiración desatada por la poderosa oligarquía del país del Altiplano a raíz del aplastante triunfo electoral del presidente Evo Morales, en diciembre de 2005, y al proceso revolucionario que adelanta gracias a la victoria que puso fin a siglos de esclavitud, humillación y miseria en las que vivió sumido este pueblo. Santa Cruz, junto con las provincias de Beni, Pando y Tarija, forma parte de la Media Luna, próspera región agropecuaria, rica, además, en gas, petróleo y otros recursos naturales. Región convertida en feudo de la rancia y opulenta oligarquía boliviana, cuyos terratenientes se adueñaron de esas tierras mediante títulos forjados y, junto con inescrupulosos empresarios, se asociaron a las corporaciones trasnacionales, convirtiendo a ese territorio en un Estado dentro del Estado boliviano llegando a amenazar con separarlo de Bolivia. De esas 4 entidades, Santa Cruz es el centro donde operan las organizaciones fascistas, constituidas por partidos políticos, gremios empresariales y agropecuarios conformados por las élites que durante décadas fueron amos y señores del País, los que años más tarde se enriquecieron aun más, asociándose a las grandes corporaciones extrajeras para saquear el gas y el petróleo boliviano, mientras millones de indígenas y campesinos bolivianos sufrían hambre, pobreza y enfermedad. Son ellos los mismos que miraban con desprecio al pueblo originario, los aborígenes aymaras, quechuas y otras etnias que desalojaron de sus ancestrales tierras para enriquecerse ilegalmente. Hoy, viendo perdidos sus obscenos privilegios como resultado de la nacionalización de los hidrocarburos, de la reforma agraria y por otros históricos procesos adelantados por el gobierno de Evo Morales, se dedican a conspirar desde los territorios que aun dominan contra la revolución política, económica y social que lidera el presidente Morales. Su desesperación es tanta que al mismo tiempo atentan contra Venezuela y Cuba en suelo boliviano, a fin de impedir el avance y consolidación de ese proceso que recibe el solidario apoyo de las revoluciones lideradas por Fidel y Chávez. Estos gobiernos latinoamericanos, Cuba y Venezuela, llevan educación y salud al pueblo boliviano a través de programas de alfabetización y atención medica, enseñan a leer y escribir a los analfabetas, curan enfermedades y salvan vidas. Y es tan irracional el odio que ciega a los conspiradores que atentan contra quienes desde un consulado coordinan esos programas a nivel regional. Un grupo de abnegados facultativos que habitan una residencia entregados a la humanista y ejemplar misión de salvar vidas. Su demencial ha sido repudiada, no sólo por el pueblo boliviano, sino también en todo el mundo, ya que pone una vez mas al desnudo su criminal inclinación al terrorismo y sus mezquinos intereses. Esos actos, son propios de la conspiración incubada en la perversa alianza con el imperio, orientada a frenar, no sólo el desarrollo de la democracia boliviana, sino al proceso integrador que ha resurgido en la región, liderado por el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, quien junto con su homólogo cubano Fidel Castro, han rescatado el sueño de Bolívar a través del ALBA, la Alternativa Bolivariana para los pueblos de América del Sur y el Caribe, a la que se han sumado Bolivia y Nicaragua y que pronto habrán de adherirse Ecuador y otros pueblos hasta conformar la Gran Patria latinoamericana y caribeña. Viendo como fracasaban sus conspiraciones, primero contra Cuba en el ultimo medio siglo y luego contra Venezuela en los últimos 8 años, EEUU y sus cómplices se han dedicado durante dos años a conspirar contra el proceso liderado por Evo Morales. Han sido prácticas macabras, entre otras, la amenaza de secesión de las cuatro ricas provincias dominadas por la oligarquía; marchas, paros de protesta, obstrucción parlamentaria, y ahora, los atentados en contra de instalaciones cubanas y venezolanas en Bolivia. Esos dos últimos sucesos revelan lo cobarde y traicioneros que son los fascistas, pues se escudan en las sombras y aprovechan los espacios de poder que detentan para desbordar su odio en momentos, cuando sus víctimas duermen, o se están en desventaja por la superioridad numérica del atacante, como ocurrió hace 5 años en Caracas, cuando una horda de golpistas venezolanos y miembros de la 'gusanera' de cubanos al servicio del Imperio, sitio a la embajada de Cuba en las aciagas horas vividas por el pueblo venezolano durante el efímero golpe del 11 de Abril del 2002. Fue otro error de cálculo de los muchos que ha cometido el imperio y sus vasallos en la guerra implacable que libran contra unos pueblos dignos y soberanos como los de Bolivia, Cuba y Venezuela, pues no afectó en nada, la decisión de La Habana y de Caracas, de proseguir con su política de hermandad y solidaridad con la Paz. Si creyeron que iban a amedrentar a los dirigentes de esas dos revoluciones con esa arma del terror dinamitero, la misma se devolvió como bumerang contra ellos como lo demuestra la respuesta dada por el canciller venezolano Nicolás Maduro al ataque. 'Todo el apoyo moral, político y material que le estamos dando al presidente Evo Morales y al pueblo de ese país, se va a acrecentar, por lo que seguirán contando con el respaldo del gobierno bolivariano del presidente Hugo Chávez Frías y de todo el pueblo venezolano'. 'Este ataque explosivo terrorista, -dijo más adelante el ministro de exteriores- viene a sumarse a los ataques que viene desarrollo esta minoría de la oligarquía boliviana. Hemos visto en las últimas 48 horas, como se ha desatado la furia, la descomposición moral de esta oligarquía racista'. Maduro puso el dedo sobre una llaga purulenta, al recordar la complicidad de EE.UU. con los sectores poderosos, no sólo del país del Altiplano sino de todo el resto de la región, a fin de conservar su secular dominación sobre esos pueblos, a los que sumieron en abismos de miseria, ignorancia y enfermedad mientras ellos se enriquecían a expensas de la explotación de sus recursos, un saqueo que llego a su fin, al irrumpir una generación de gobernantes progresistas que han revolucionado y están cambiando el mapa político, económico y social de América Latina y el Caribe. Por ello, no habrá acto, por cobarde o traicionero que sea, que doblegue la indomable voluntad de esos líderes y sus pueblos, unidos y decididos como están hoy Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Avanzada del sueño libertario e integrador que tuvo Bolívar hace 2 siglos, hecho realidad también en el país del Altiplano, donde Evo Morales, un hijo del pueblo aymara, con la ayuda y solidaridad de Fidel Castro, Hugo Chávez Frías y sus revoluciones, esta rescatando para su pueblo, la justicia y dignidad que durante siglos le negaron los imperios y la oligarquía boliviana.

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