sábado, 20 de octubre de 2007

Dos Cachorros del Imperio “ladran” al paso de la caravana de la Revolución liderada por Chávez

Hernán Mena Cifuentes

De Judas, mercenarios y lacayos están llenas las páginas de la historia, sin embargo, son contados los hombres que poseen simultáneamente tan abyectas cualidades, por lo cual son repudiados por sus pueblos, porque, con un beso de lealtad y amor fingidos, los entregaron como a Cristo a sus amos imperiales, en busca de una cuota de poder como premio a su traición, concedido cual mendrugo arrojado a un siervo hambriento, y entre esos símbolos vivientes de deslealtad y vende-patrias, figuran Vicente Fox y Jorge Quiroga. Y es que ambos, además de traicionar a México y Bolivia, renegando de su condición de hijos de esas 2 heroicas naciones miembros de la gran Patria Latinoamericana, se convirtieron en apátridas agentes del Imperio, primero como gobernantes de sus países, y luego como mercenarios, atacando a la Revolución Bolivariana y a su líder, el presidente venezolano Hugo Chávez Frías, quien se identifica plenamente con la lucha que contra la dominación de Estados Unidos y de otras potencias libran mexicanos y bolivianos desde hace siglos. Pero, por ser sus trayectorias harto conocidas por propios y extraños, sus actividades conspirativas contra el mandatario nacional, es ignorada por la mayoría, pese a la amplia divulgación que sus declaraciones tienen en los medios al servicio del Imperio, lo cual estimula su enfermiza inclinación al servilismo, tan fuerte, que les llevó a entregar la soberanía de sus países a Washington y ahora, en hipócrita prédica supuestamente dirigida a proteger la democracia en Venezuela, exaltan principios y valores que jamás defendieron mientras fueron presidentes, desatando sus calumnias contra el comandante Chávez Frías. Y es que, tanto Vicente Fox, como Jorge Quiroga, son miembros de esa especie, afortunadamente hoy en franco proceso de extinción, que durante más de un siglo prosperó en América Latina y el Caribe, en medio de un nefasto proceso evolutivo originado en EEUU, nación que hizo de ellos sanguinarios dictadores o “democráticos” mandatarios títeres, para manejar a su libre albedrío, la inmensa y lucrativa hacienda que, despectivamente llamó su “patio trasero”, explotando a su pueblo y adueñándose de sus recursos naturales a través de un saqueo gigantesco que le permitió erigirse en un Imperio, el más poderoso del planeta. Ambos personajes son dignos representantes de las oligarquías criollas, que durante siglos se nutrieron de la sangre del pueblo y que mas recientemente, como virus oportunistas se asociaron, al capitalismo salvaje y su modelo neoliberal que tanto daño han ocasionado a la región, sistema y modelo a los que, Fox y Quiroga, han servido incondicionalmente, al diseñar y ejecutar mientras fueron presidentes, planes económicos y tratados bilaterales que únicamente favorecían a Washington, mientras que llevaban a sus pueblos a extremos de miseria y pobreza. Ahora, tan serviles y dóciles como antes, actúan cínica e impunemente como soldados de la conspiración global que Washington ha desatado contra el proceso revolucionario venezolano, realizando giras, ruedas de prensa y otras actividades en las que Chávez Frías es blanco de sus calumnias, aplaudidas y elogiadas por su amo imperial y la oposición golpista de Venezuela, que como Fox y Quiroga, es cómplice incondicional de EEUU. Por lo visto, tanto Fox como Quiroga padecen un complejo incurable, digno de ser analizado por psicólogos o psiquiatras, provocado por el fracaso político, económico y social de sus gestiones y por una falta de remordimiento de conciencia que su psiquis en conflicto impedida de reconocer la traición hecha a sus pueblos, antítesis de la labor desarrollada por Chávez a través de su obra integradora y solidaria con los pueblos hermanos de la región, lo cual genera en ambos, una explosión de odio y envidia hacia el mandatario venezolano. Ya Fox se había revelado una vez más en Mar de Plata, como peón de Washington, al tratar de incluir en la Cumbre presidencial que allí se celebró en diciembre de 2005, al Tratado de Libre Comercio para las Américas, punto que no figuraba en la agenda, perversa extensión del Nafta, North América Free Trade Association, que el mandatario mexicano, había suscrito años antes con EEUU y Canadá, pero que, por la digna posición asumida por Chávez, Kirchner, Lula, Vázquez y Duarte, impidió que se consumara ese nuevo acto traición, sepultando allí para siempre, al anexionista Alca. Descompuesto su rostro por la ira y fuera de sí, Fox arremetió irrespetuosa y groseramente, primero contra Kirchner, el anfitrión de la Cumbre, y luego contra Chávez, defendiendo a capa y espada, como siervo que es de Bush Jr., la propuesta imperial de incluir al Alca, actitud que tuvo la inmediata y digna respuesta de ambos mandatarios, siendo la del presidente venezolano la más contundente y acertada, al llamarlo con toda la razón del mundo, “Cachorro del Imperio”, nombre con el que se designa desde entonces a todos los vasallos al servicio de Washington. Quiroga, por su parte, quien jamás fue electo por el voto popular, pues ocupó la presidencia de su país entre 2001 y 2002, a raíz de la muerte de Hugo Banzer, por ser vicepresidente y “delfín” del militar y ex dictador, nunca pudo cumplir su sueño de triunfar en las urnas, pues sufrió solo derrotas en su intento, primero, vencido por Sánchez de Lozada, otro Cachorro del Imperio, quien huyó del país el 17 de octubre de 2005 derrocado por el pueblo tras ordenar el genocidio de El Alto y escapar hacia EEUU, donde su amo Bush Jr. lo protege de la extradición para que responda por ese crimen de lesa humanidad. Posteriormente, en diciembre de 2005, Quiroga sufrió una aplastante derrota frente al candidato del Movimiento al Socialismo, Evo Morales, el indígena aymara, quien, a partir de su histórico triunfo está enterrando, con el apoyo solidario de Chávez y Fidel, que le ayudan en el proceso de reconstrucción económica, social y moral de su patria, la Hija predilecta de Bolívar, a fin de superar medio milenio de esclavitud, humillación y saqueo padecidos por su pueblo a manos de imperios y corporaciones extranjeras. La última derrota de Quiroga, evitó que se cumplieran sus planes de entregar el gas boliviano a las transnacionales estadounidenses, pues pretendía, como Sánchez de Lozada lo intentó, enviarlo hasta un punto del litoral que Chile le arrebató en el siglo XIX, como botín de la Guerra del Pacífico, y desde allí hasta California, para así completar la total entrega de sus energéticos, pues ya el petróleo, le había sido virtualmente regalado a las corporaciones extranjeras, situación que se revirtió con la histórica nacionalización del gas y el petróleo decretada por Morales el 1º de Mayo de 2006. Una vez que dejaron la presidencia, a Fox y a Morales no les quedó otro camino que convertirse en mercenarios de primera línea del Imperio, que ha sabido aprovechar el odio y la envidia que ambos sienten por Chávez Frías, a quien el primero considera como responsable de su bochornoso fracaso en Mar de Plata, y el segundo, por creer que la ayuda solidaria y desinteresada de la Revolución Bolivariana ha impedido el triunfo de los planes desestabilizadores y secesionistas que por mandato de Washington él adelanta para entregar otra vez a Bolivia a las garras del Imperio. Vicente Fox, quien de camionero repartidor de Coca Cola, pasó, gracias a su habilidad como vendedor, a presidir la sucursal mexicana y más tarde la gerencia para toda América Latina, de la más poderosa transnacional de las bebidas gaseosas del planeta, firma que tiene un expediente criminal en varios países, acusada de utilizar sicarios para asesinar a dirigentes sindicales, y una vez convertido en hombre rico, incursionó en la política, para convertirse entre 2000 y 2006, en presidente de los mexicanos. Una vez que dejó la presidencia, y tras dejar al pueblo mexicano sumido en abismos de pobreza, corrupción y violencia social, que dejó como saldo las políticas neoliberales de su gobierno al incorporarse sumisamente al proceso de globalización que le fue impuesto por EEUU, y cuyo más claro ejemplo fue la firma del Nafta, Fox inició una campaña de mentiras y calumnias contra Chávez, llegando un día al extremo de anunciar en un acto de imperdonable injerencia, que “cabalgaría hasta Caracas para combatir lo que llamó el populismo del presidente venezolano. La cabalgata se quedó en simple amenaza, y la acción que prometía fue frenada hace una semana por la tormenta política desatada por acusación hecha en su contra, de haberse enriquecido ilegalmente durante el sexenio presidencial, cuyas huellas los investigadores buscan en su lujoso rancho San Cristóbal y sus costosos Hummers, mientras que, simultáneamente, un pueblo que padece el hambre y la miseria dejados por el Nafta ha derribado en un acto de repudio la faraónica estatua erigida en su honor por un alcalde de su partido. Mas su odio no da tregua ni descanso y en el marco de su campaña plagada de rencor desatada contra Chávez, con un tono de hombre adolorido y apesadumbrado por la pobreza que nunca pudo ver en su México, dice “sentir pena por el pobre pueblo venezolano, -porque, según asegura,- el presidente venezolano le está haciendo mucho daño a su gente con una política que hará subir la inflación y desencadenará una devaluación.” ”No se quedó allí Fox en su discurso, ya que, en sintonía con ese otro mercenario que es Quiroga, repitió, como el niño astuto que lee de memoria la cartilla, para satisfacción de su maestro, las mismas acusaciones, que cual música de un disco rayado, han hecho insistentemente contra el presidente Chávez desde la Casa Blanca y durante las giras realizadas por América Latina, por los más altos funcionarios yanquis, señalándolo como el desestabilizador de la región que, por cínicas y falsas, nadie con dos dedos de frente cree. Quiroga ha hecho lo mismo, con la diferencia y el agravante, de que lo hizo en Venezuela y, pese a que sus palabras del pasado domingo constituyeron un irrespeto a la majestad del jefe del Estado por parte de un ciudadano extranjero, constituyéndose al mismo tiempo en un acto de injerencia en los asuntos internos del país, violatorio de su dignidad y soberanía, las autoridades venezolanas tuvieron la hidalguía de tomar sus declaraciones como provenientes, o bien la postura irracional de un demente, o la actuación de un payaso, destinadas a aliviar su frustración ante la figura triunfal de Chávez y, de cumplir al mismo tiempo con su papel de vasallo del Imperio. Manifestó el político boliviano de ultraderecha, que “Chávez utiliza la riqueza de los venezolanos para financiar convulsiones sociales y someter a gobiernos títeres, lo que representa, -dijo- la amenaza más grande contra la libertad en América Latina”, miope visión que ese summa cum laude en Ingeniería Industrial del College Station de la Universidad St. Edward´s, de Austin, Texas, tiene de la nueva realidad que presenta la región a partir de la irrupción del Comandante Chávez como avanzado de una generación de gobernantes, cuya meta es la integración latinoamericana y caribeña, teniendo como principio la solidaridad y la igualdad entre sus miembros. De allí que, los aullidos de esos dos “Cachorros del Imperio, como lo son Quiroga y Fox, que además exhiben en su currículum vitae, un historial de Judas, mercenarios y vasallos, se pierden frente un muro de silencio sin eco alguno, acallados por las voces de los pueblos, que ven en Hugo Chávez Frías y su misión integradora y de solidaridad con los excluidos de América Latina, el Caribe y del resto de planeta, la luz de un rayo de esperanza que los ilumina para salir de las tinieblas en las que han vivido durante siglos. Y mientras la caravana de la Revolución Bolivariana liderada por el Comandante y Presidente prosigue su marcha triunfal, dejando a su paso la huella de sus éxitos, la campaña fracasada y enfermiza de calumnias y ofensas desplegada por Vicente Fox y Jorge Quiroga por órdenes de Washington y sus lacayos de las oligarquías criollas, no hace mas que evocar las palabras del Hidalgo Caballero Don Quijote de la Mancha, quien dirigiéndose a su escudero, le dijo: “Nos ladran Sancho, señal de que avanzamos.”

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