Mario Silva
Querido Eliécer:Cumplo con informarte que el paciente José Matos, falleció, murió, peló bola, se fue pa’l otro mundo –como mejor lo entiendas-, ayer en la mañana. O sea, ya se encuentra en paz, sin dolor y feliz de haber estado hospitalizado en el Pérez Carreño desde el mes de abril. Es decir, o sea, estimado Eliécer, murió por las causas “naturales” que provocan una septicemia... O sea, kamarada Eliécer, qué quieres que te diga, el hombre tenía 36 años, pero tuvo la culpa de ser atendido por unos “excelentes” profesionales que lo operaron “velozmente” cinco meses después, porque a un geneticomedicovenezolanofóbico le dio por hacer unas denuncias que no tienen fundamento... ¡Viva la muerte!Lamento muchísimo, amantísimo Eliécer, no haberte informado que José Matos le dio por morirse sin previo aviso y ser tan desconsiderado con el gremio médico. Es que ese José Matos es una vaina seria. No entiende de defensas a ultranza y comete la bajeza de morirse así no más, como si la septicemia que él mismo se impuso en el organismo, no fuera un asunto irresponsable que buscaba involucrar a esos médicos inocentes, tan profesionales, tan buena gente, a los que le debo una disculpa ante el país... En nombre de José Matos, que, repito, ahora está feliz dejando por estos predios un embrollo de padre y muy señor mío, te pido disculpas por ser tan ofensivo.Por otro lado, compañero Eliécer, debo confesar que me siento atribulado con tus opiniones y desde ya, me declaro firme defensor del Dr. Natera, de la salud privatizadora, de las clínicas privadas, de todos aquellos insignes profesionales de la capitalización justa y honrada que se pretende desde el sector que tanto defiendes. José Matos no es más que uno de esos irreverentes desconocidos que le complican el presupuesto a la nación; presupuesto que, por cierto, debería destinarse íntegro al salario de los médicos y no a las toneladas de medicinas que, irónicamente, provienen de esa isla repleta de comunistas llamada Cuba. Es más, con esto último, te prometo que le haré llegar una carta a Chávez protestando la injerencia castrista en materia de salud.En cuanto a saber si fue un médico venezolano o cubano a quien se le ocurrió meterle mano a mi vieja para que me pariera, lamento informarte que no lo recuerdo y te pido disculpas por no saberlo. Mi madre tampoco ha sabido darme razón sobre el particular. Es que provocaste mi curiosidad y, después de leer este artículo tuyo tan repleto de reflexiones interesantes, fui a preguntarle quién fue el doctor o doctora que me trajo al mundo. Nada, nada de nada... De todos modos y a pesar de sus 84 años, le increpé duramente que no lo recordara y pudiera sacarme de este trauma tan grande que me ha dejado la medicina venezolana.¡Ah! Por último: Gracias a ti, he logrado ver la luz y quisiera pedirte un favor: Como la memoria de mi madre está tan deteriorada, ¿podría, de ahora en adelante, gritarle al mundo que tus manos prodigiosas me han reparido al mundo?
Atentamente,
Mario Silva García
PD: Disculpa, José Matos no puede firmar porque se le ocurrió morirse... O sea, ¿qué quieres que te diga?
martes, 2 de octubre de 2007
Carta corta para el Doctor Eliécer Alvarado
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Actualidad
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