Roger Blanco-Fombona
Seguir creyendo en la inocencia de la iglesiacatólica, apostólica y romana y su mansedumbre en lapolítica mundial es, cuando menos, una candidez. Eshistoria que a mediados de los años 60 se levantó enAmérica una nueva concepción del cristianismo y quefundida con las posturas más representativas delmarxismo-leninismo, dieron paso a una nueva doctrinareligiosa popular, llamada “Teología de laLiberación”. Sin embargo, esta nueva idea fue (y es)ferozmente combatida por la más acérrima yrecalcitrante derecha católica, apoyada por los EE.UU.El Opus Dei, brazo ideológico y económico de laIglesia Católica, enfrenta con todo el poderío queeste posee, a todo lo que le huela a pueblo, indio,negro, o pobre. Por ende persigue constantemente a lossacerdotes que osen, si quiera, pronunciar la palabraJusticia Social o Socialismo.Por otra parte, la experiencia del llamado Socialismoreal, o Bloque socialista, ocurrida en Europa desdeprincipios del siglo XX, se enfrentó al podereclesiástico y a su capacidad de acumulación decapital, y fundamentalmente, tierra. De ahí se deriva(de esta lucha) el divorcio entre el socialismo y ladoctrina católica. Aquí en América otro tanto ocurría,cuando en México, la jerarquía eclesiástica defendíacon las armas su “derecho divino” a poseerdescomunales latifundios, mientras echaba de sustierras a los indígenas.Occidente, utilizando esta dicotomía como excusa,penetró las bases sociales de varios de los procesosen el mundo, esgrimiendo el arma más poderosa que lareligión tiene; el temor a Dios. Una verdadera campañade terrorismo fue esparcida por toda la tierra.A finales de los años 70 es electo por el Vaticano unsacerdote polaco como Sumo Pontífice de la Iglesia.Este “paladín de la nueva cruzada por el cristianismo”se hizo llamar Juan Pablo II, resumiendo en estenombre los dos pilares sobre los que se levanta lacúpula de la iglesia católica: los apóstoles Pedro yPablo. Su antecesor habría asumido la mismadenominación y murió en extrañas circunstancias y queaún no están del todo claras. Karol Wojtyła,apenas se invistió como Papa, asumió la defensa de la“pax americana” y se trasformó en un acérrimo enemigode la URSS. El llamado Papa amigo fue, durante toda suvida terrenal, un activo socavador de las bases delsocialismo en el mundo, siendo participe de la caídadel bloque socialista.Por eso, algunos revolucionarios con memoria vemos conhorror y estupor como se recomienda, en los batallonesdel PSUV formados en la parroquia El Paraíso de laciudad capital, se incluya como lectura para el debateideológico, las ideas de este defensor delimperialismo yanky. Una fulana pastoral llamada “MiReino no es de este Mundo”, que recoge, a nuestrojuicio, una sarta de falsos arrepentimientos y que nobuscan nada más que volver a penetrar al movimientorevolucionario. ¿Por qué ocurre esto? ¿Será que lafalta de memoria o el desconocimiento de la historiareciente es tal, que permitiremos que la mano invasorade la ideología dominante del imperialismo capitalistadomine las bases del PSUV? Esto nada tiene que ver conla figura del Cristo Revolucionario que tanto necesitael movimiento socialista, y que fue la punta de lanzacon que los defensores de la teología de la liberaciónrasgaron el velo que la jerarquía romana tejió. Nopermitamos que vuelvan a infiltrarnos, ¡Proletariosdel mundo, unios!.
rogebf@yahoo.com
martes, 14 de agosto de 2007
Mi reino también debe ser de este mundo
Etiquetas:
Ideología y Socialismo del Siglo XXI.
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