Por: Juan Afonso
Después de casi 10 jornadas de inscripción a aspirantes a militantes del PSUV que acumulan la disposición de mas de 5 millones de compatriotas a ser parte de esta experiencia orgánica inédita, estamos próximos a la instalación de las 26 mil asambleas que darán vida a un proceso organizativo, constituyente y fundacional en su fase de estructuración a nivel nacional. Todo indica que en cada uno de los rincones geográficos del país habrá presencia orgánica de hombres y mujeres que de manera voluntaria decidieron ser parte del PSUV para contribuir a la profundización del proceso revolucionario venezolano. La instalación de las asambleas lleva implicita una tarea de elaboración política, teorica, metodologica y estatutaria montada sobre toda una experiencia de lucha y claves conquistadas desde el Caracazo hasta ahora:
Redundante de la República
En Proceso Constituyente
Con Democracia Participativa y Protagónica
Antiimperialista, Anticapitalista y en perspectiva Socialista.
·Continental e Internacionalista
Pacifica y en defensa activa bajo la concepción unitaria cívico-militar del Pueblo en Armas.
Son rasgos gruesos de un proceso revolucionario todavía en curso, inconcluso, permanente y que tendrá un transito irreversible si logramos disipar las grandes amenazas internas y externas y si los oprimidos del mundo en sus luchas obtienen victorias revolucionarias contra el capitalismo mundial que permitan abrir la compuerta del Socialismo del Siglo XXI. De allí el carácter internacionalista que seguramente se debatirá en la fase fundacional del PSUV y todo la contribución que tendremos que multiplicar en la lucha extensiva por la emancipación de la Humanidad y en defensa del Planeta.
Una amenaza a combatir
Después del 3 de diciembre Chávez define el carácter Socialista del gobierno. Y vale la pena detenerse en este hecho porque pareciera que es imposible ser un consecuente nacionalista en el mundo actual, dominado por la globalización del capital, sin ser revolucionario, antiimperialista y anticapitalista, menos aún en medio de la presión y disposición de cambio de las mayorías oprimidas. El gobierno que Chávez preside está sometido a la presión y lógica de clase que debe dirimir toda revolución o contrarrevolución: el tránsito del poder de manos de una clase a otra. La revolución bolivariana no se salva de esas presiones mediadas por factores políticos y económicos que toman partido e inciden en las contradicciones de clase de todo Estado y que genera lo que se ha denominado como dualidad de poder. El tránsito del nuevo poder, tensionado objetivamente por la disposición de cambio, carencias y exigencias de un pueblo oprimido, colocan a Chávez en un debate con él mismo que lo conduce, cada vez más , a fortalecer el contenido social del gobierno bolivariano (carácter Socialista) y revolucionar el poder institucional que preside a fin de evitarse el papel fatal de convertirse en árbitro o mediador entre los dueños del capital y los distintos sectores del pueblo explotado.
Hasta ahora hemos visto como se le ha restado espacios a varios dueños del capital nacional e internacional: Chávez se ha metido con las reglas del juego capitalista y eso aviva los planes conspirativos. El PSUV inicia su construcción en medio de medidas asumidas por Chávez muy superiores a la que generaron los hechos golpistas del 2002 y 2003. Por supuesto, estamos en mejores condiciones que antes, pero la acumulación privada de capital y la voracidad que adquiere en un país como el nuestro es la gran amenaza subterránea y silenciosa que continúa y con fuerza. ¡Las relaciones capitalistas siguen dominando un estado con presupuestos que ya rompen la cota de los 200 billones de bolívares al año y donde ahora se cambian dólares para importación, a través de CADIVE, que rondan casi los 100 millones de dólares diarios! Una parte importantísima de este capital del estado (que es dinero del pueblo) lo está usufructuando la vieja burguesía y otra, la nueva, que se está conformando por la natural disputa de poder que generó la llegada de Chávez al gobierno en 1998. Si volvemos al problema de la dualidad de poder que generan los recursos y riquezas que administra todo Estado con los capitalistas nacionales y del mundo se empieza aclarar la desgracia que puede suceder con o sin propiedad privada y como las borrosas fronteras entre un empresario, un banquero, un latifundista, un burócrata y un corrupto (productos de carne y hueso de la sociedad capitalista) se diluyen a la hora de tomar una posición definitoria sobre la cuestión del poder y su correspondiente carácter de clase. En el antes, en y después del golpe del 2002 tenemos la película de los reacomodos políticos y de clase, la polarización que se dio por el control de los recursos del Estado y por eliminar una opción comprometida con los explotados. No olvidemos que el naciente PSUV tiene sus Febreros, Abriles y Diciembres protagonizados por el Pueblo Bolivariano, los cuales constituyen lecciones claves para orientarnos en la discusión estratégica y programática que tiene como fondo el problema económico y que hay que reconducir hacia los sectores explotados y no propietarios de la población con soluciones urgentes, de carácter excepcional para problemas excepcionales que aún pesan sobre la gran mayoría del pueblo y que tocan el empoderamiento y control urgente de las instituciones y recursos del estado por parte de las organizaciones sociales que empiezan a surgir por fuera de la lógica capitalista. Aprendamos del viejo proverbio popular: ¡Nadie amasa una fortuna sin volver harina a los demás!
Asambleas de Batallones para defender y profundizar el proceso revolucionario desde las bases
Como se podía prever, la construcción del PSUV no está desligada de la confrontación cada vez más nítida de clase que se produce en todo proceso revolucionario. Desde el 27 de mayo con la salida del aire de RCTV la oposición hace intentos por elevar los niveles de calentamiento de calle, aunque están en declive no es descartable un repunte. La conspiración se mueve con un plan que incluye la posibilidad de hacer intentos por sabotear la Copa América. Aunque vienen de derrota en derrota no dejarán de insistir en su plan: movilizan, se foguean, hacen trabajo de captación; no pararan, se trata de una clase que fue desalojada del control del poder, que aún vive de las relaciones capitalistas del estado y que junto al gran capital transnacional apuntan a recuperar su antiguo papel dominante a costa de lo que sea. Estamos viviendo un proceso revolucionario que tiene sus fortalezas, pero que puede revertirse si nos equivocamos en la caracterización de la confrontación. Por supuesto que todos queremos vivir en paz y en la más pacifica armonía, pero no perdamos de vista que la lógica capitalista reproduce y fortalece a los enemigos del proceso. Lleva agua de manera natural a ese viejo molino que no deja de moverse contra lo nuevo que está surgiendo. El solo hecho de que en las Asambleas de los Batallones se discuta la confrontación en términos de clase, que veamos la conspiración asociada a los dueños del gran capital mundial, que evaluemos la importancia geopolítica y riesgo que tiene Venezuela en el escenario internacional, seria un salto importantísimo que permitiría hacer visible el proceso bolivariano como una sumatoria de confrontaciones a lo interno y que dependerá, en el contexto internacional, del avance de la sumatoria de las luchas de otros pueblos contra el capitalismo.
Compatriotas se aproxima la instalación de las Asambleas de Batallones, no queda otra que actuar como revolucionar@s, como forjador@s de libertad, consecuentes con la disposición de cambio que empieza a transitar Nuestramerica, acompañados por ese liderazgo ganado a pulso por Chávez en su lucha anticapitalista, antiimperialista, rumbo hacia una salida Socialista para la Humanidad, en solidaridad y unificando las luchas de los pueblos del mundo. Instalemos Asambleas Revolucionarias, donde la Soberanía resida plenamente en sus miembros y donde los propulsores se diluyen en ella como unos miembros más. Impulsemos la más amplia democracia revolucionaria para el debate, ordenemos la discusión interna, su agenda, sus relatores, tiempos de intervención, director de debate, todo en permanente consulta y decisión asamblearia. Construyamos a conciencia una nueva cultura política, con solidaridad revolucionaria, desterrando desde el principio cualquier asomo nefasto de trampas o zancadillas propias de conductas y métodos de camarillas, mafias y burócratas. La verdad, la transparencia, el desprendimiento y la honestidad revolucionaria por delante. Se trata de una inmensa tarea donde esculpiremos un instrumento organizativo para hacer avanzar la revolución en estrecha correspondencia con el Pueblo Bolivariano, respetando sus ritmos, sus espacios e instancias autónomas, juntos forjando una nueva cultura y relaciones de solidaridad contrapuestas a la alienante sociedad capitalista: ¡Llegó la hora de escoger la semilla para cualificar la siembra!
sábado, 7 de julio de 2007
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