
El Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha reconocido oficialmente que no existen contratos ni informes jurídicos que respalden la colocación de lingotes de oro por un valor cercano a los 5.000 millones de dólares en el exterior. Esta operación, realizada en julio de 2024 bajo la gestión de Santiago Bausili y Luis Caputo, involucró el traslado clandestino de los lingotes en un avión comercial durante la madrugada, sin dejar rastro documental alguno.
La admisión del BCRA se produjo en respuesta a requerimientos de la Auditoría General de la Nación (AGN), donde la entidad afirmó que «los contratos de colocación de lingotes de oro con el BIS y/o cualquier otro depositario del exterior no existen». Esta falta de papeles impide cualquier auditoría sobre la operación, valorada en 4.981 millones de dólares, y ha generado una «saga de silencios y evasivas» desde las denuncias iniciales.
La operación está «floja de papeles», según fuentes consultadas, ya que los lingotes salieron sin contratos registrados ni trazabilidad, evaporándose en el extranjero posiblemente en Londres o Basilea. Esto ha entorpecido los controles de la AGN, que ahora ha sido habilitada para avanzar en acciones legales por entorpecimiento, tras la jura de nuevos auditores.
Las implicaciones legales son graves: la inexistencia de documentación abre un «flanco penal» para los funcionarios involucrados, al tratarse de bienes públicos bajo custodia y no privados. La Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal ordenó al BCRA entregar información precisa, reprochando el uso unilateral de excepciones a la transparencia. Expertos como el economista Carlos Rodríguez, exasesor de Javier Milei, calificaron el episodio como «insólito» y advirtieron sobre posibles usos del oro como garantía para préstamos ya consumidos.
En el contexto económico actual, con el oro cotizando en récords históricos cerca de los 4.400 dólares la onza, estos lingotes actúan como «salvavidas contable» para las reservas del BCRA, estimadas en negativo por hasta 18.000 millones de dólares según analistas. La incertidumbre sobre su ubicación real genera sospechas en el mercado, especialmente ante presiones judiciales internacionales y la limitada liquidez de las reservas brutas.


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