lunes, 29 de septiembre de 2025

Cuatro Temas | Contra EEUU, la respuesta debe ser multidimensional

 


Venezuela atiende, en todos sus planos, la pugna con el poder imperial

Si la agresión bélica de Estados Unidos (EUA) contra Venezuela es multidimensional, multifactorial, híbrida, cognitiva y difusa, la respuesta también ha de tener esas características. Eso es lo que se percibe en este tempestuoso e incierto escenario de confrontación geopolítica.

El gobierno bolivariano ha hecho todo lo posible para defender la soberanía, la independencia, el derecho a la libre determinación y la heroica herencia de nuestros libertadores, dando respuestas contundentes en cada faceta del ataque orquestado desde Washington. El planteamiento ha sido claro: si EEUU quiere dialogar y llegar a acuerdos viables, Venezuela está plenamente dispuesta. Pero si, en vez de discutir, quiere insistir en sus fracasadas estrategias de máxima presión y, aún más, escalarlas hasta el nivel de la agresión armada, el país también estaría presto a contestar.

Carta a Trump, jugada magistral

El fin de semana se divulgó el contenido de la carta que el presidente Nicolás Maduro le envió al de EUA , Donald Trump, en el que le invita a retomar la vía de la conciliación y el entendimiento, dejando a un lado las narrativas construidas por factores interesados en la violencia y la guerra.

El gesto ha tenido el factor sorpresa entre sus atributos. Fue un cambio inesperado en el clima de la relación bilateral, que el gobierno de Trump ha llevado previamente hasta un nivel prebélico. En la misiva emerge la figura diplomática de Maduro, quien no en vano fue el canciller del comandante Hugo Chávez durante los seis años de mayores avances en la independencia y solidez de nuestra política exterior.

En el devenir de esta pugna, el gobierno venezolano ha tomado la iniciativa pública de proponer un retorno a la sensatez, lo cual se perfila como una jugada magistral, de alta política.

El presidente Maduro ha hecho énfasis en el daño que a ambas naciones les hacen las noticias falsas; y los relatos divorciados de datos reales e irrefutables acerca de la producción, tráfico y consumo de drogas. Con la racionalidad de nuestro lado, la ya desproporcionada y guerrerista actitud del gobierno de Trump queda todavía más a la vista en su grotesco perfil.

El pueblo va a los cuarteles y los cuarteles van al pueblo

La movida diplomática de alto vuelo es una de las dimensiones de la respuesta. Pero, de ningún modo es la única. Acicateada por circunstancias indeseables, la unión cívico-militar-policial que ya caracterizaba a la sociedad venezolana, se ha elevado a la categoría de fusión.

En el poco tiempo que ha corrido desde que EUA materializó su agresión armada en el Caribe, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, los cuerpos policiales y, sobre todo, el pueblo civil, se han consolidado como un solo puño.

Millares de venezolanos y venezolanas de todas las edades, niveles educativos, y postura política; se alistaron para formar parte de la defensa de la nación. Buena parte de ellos y ellas ya han iniciado labores de entrenamiento para enfrentar cualquier eventualidad.

En un segundo paso, se cambió la dirección del movimiento: así como el pueblo civil fue a los cuarteles a ponerse a la orden, los militares salieron de sus recintos para participar en las intensas actividades de las comunas y otras formas de organización ciudadana.

Maniobras militares en el Caribe

Bien se sabe que los sujetos que ostentan un gran poder (sean individuales o colectivos) suelen preferir los escenarios seguros para exponer su fuerza. En el caso de EUA, hay innumerables ejemplos históricos de ese tipo de comportamiento abusivo y arrogante que se ensaña con el más débil.

Es por ello que se hace necesario, en el espectro de las respuestas a sus agresiones, mostrar también los dientes y los músculos. Hacerle ver al fortachón exhibicionista que si lleva la provocación a la siguiente escala, bien podría tener costos muy elevados.

En esa onda se han inscrito las respuestas propiamente militares que ya Venezuela ha dado, ante la actitud pendenciera del poder imperial en el Caribe. La Aviación Militar Bolivariana ha efectuado vuelos en el espacio jurisdiccional, lo cual ha molestado a la flota estadounidense que navegaba en las cercanías; y esta perpetró —según confesión propia— crímenes de guerra contra embarcaciones civiles venezolanas.

Más recientemente, todos los componentes de la FANB han realizado maniobras de entrenamiento y reivindicación de la soberanía en las zonas marinas amenazadas por el poderío naval estadounidense. Quedando claro que no somos los más débiles de la partida. Las capacidades militares venezolanas van a responder en caso de ser necesario.

La ultraderecha anda ultraperdida

En este complejo ambiente, el factor disonante de la unidad nacional es, desde luego, la ultraderecha que clama por la invasión extranjera, a la que ve como su pasaporte extraconstitucional al ejercicio del poder.

Durante los días iniciales de la arremetida gringa en el Caribe, ese factor aplaudió a rabiar y mostró, una vez más, su peor cara, profiriendo amenazas de terribles venganzas y dando ultimátum. Se les vio envalentonados por la acción del adversario externo. Pero, como suele pasarles, los anunciados desplomes, las vaticinadas traiciones, las pronosticadas deserciones no se han producido.

De nuevo andan rezongando por los rincones y ahora, completamente fuera de límites, tratan de activar focos de violencia y de apoyo a la agresión foránea, que esperan cristalicen a propósito de los actos de canonización de San José Gregorio Hernández. Queda claro que la ultraderecha antipatriótica está tan ultraperdida que pretende convertir esta gran celebración del pueblo venezolano en un festín de sangre.

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