lunes, 3 de junio de 2024

Hoy México decidirá seguir por el rumbo marcado por AMLO…

 Hoy México decidirá seguir por el rumbo marcado por AMLO...



Por Geraldina Colotti

foto; Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez.

Pase lo que pase en las elecciones del 2 de junio, México tendrá por primera vez a una mujer como presidenta. De hecho, hay principalmente dos candidatas que compiten por el liderazgo del país: Claudia Sheinbaum, ampliamente favorecida en las encuestas y que se presenta por la coalición “Sigamos Haciendo Historia”; y Xóchitl Gálvez, de “Fuerza y Corazón por México”, que reúne a los viejos partidos: Pri, Pan, Prd. Un tercer candidato, Jorge Álvarez Máynez, se postula por el “Movimiento Ciudadano”.

Casi 99 millones de personas acudirán a las urnas para elegir, además del presidente, más de 20.000 candidatos a nivel local, estatal y del Congreso. Se renovarán 128 escaños del Senado y 500 diputados. Nueve estados elegirán nuevos gobernadores, 1.098 diputados locales serán elegidos en 31 conferencias estatales y se votarán 1.803 municipios.

Según la Constitución, el presidente saliente, Manuel López Obrador (Amlo), que finaliza su mandato con un nivel de popularidad muy alto (agrada a dos tercios de la población), no puede volver a presentarse. Y apoyó firmemente a Sheinbaum, quien a su vez proviene del partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), confiado en poder continuar el proceso de cambio desencadenado por la Cuarta Transformación (4T). Un proyecto que ha modificado visiblemente la cara del país, creando una discontinuidad sustancial con el sistema partidista tradicional, que parecía imposible de socavar.

Los resultados son visibles a nivel económico, social y cultural, y también a nivel de la formación política de los militantes, que crecieron en la escuela de un pragmatismo dinámico, pero no sin un horizonte ideal. Combinando de manera realista la cuestión social con la de la independencia nacional y regional, Amlo inmediatamente dirigió su mirada hacia el sur, defendiendo a Cuba, Venezuela y Nicaragua: teniendo en cuenta (por ejemplo en la cuestión de los migrantes) el famoso dicho “pobre México, tan lejos del cielo y tan cerca de los Estados Unidos”, pero también intentando desmentirlo. De hecho, apoyó la integración latinoamericana, se opuso a los “golpes institucionales” en el continente y respaldó firmemente la libertad del pueblo palestino frente al régimen sionista, en el diseño de un mundo multicéntrico y multipolar.

Un proyecto sólido, orientado hacia un progresismo consecuente, capaz de implementar también reformas estructurales a favor de los sectores populares. Capaz, por ello, de contrarrestar los numerosos ataques de la extrema derecha, bien apoyada por los grandes medios de comunicación, por las corporaciones judiciales y por los think tanks de Washington, decididos a replicar también en México (donde han organizado varias conferencias internacionales), la ola negra que tiene el viento en popa ahora. Pero sin éxito.

En México no ha “aparecido” ni un Milei. Por lo contrario, como pasa cuando la verdadera izquierda tienela hegemonía, la derecha se avergüenza de presentarse como tal y, como sucede con la antagonista de Claudia Sheinbaum, muestra también una supuesta cara “progresista”. La verdad es que en México, con Morena, los sectores populares, a pesar de todos lo que aún falta por hacer en el gigante azteca y a pesar de todas las contradicciones, no se han quedado sin representación, y no se han desviado hacia falsas banderas. De hecho, el temor de que un aumento del consenso entre los candidatos de la oposición conduzca a un estancamiento de las reformas debido a la falta de mayoría abrumadora en el parlamento surgió claramente durante la campaña electoral.

Están en juego dos modelos diferentes de país: por un lado, el retorno al neoliberalismo, representado por Xóchitl y Máynez, por el otro, el humanismo mexicano de Obrador, que en los últimos años ha funcionado porque ha socavado las causas estructurales de la injusticia social, y que Sheinbaum promete continuar. Los indicadores muestran una reducción de la pobreza del 41,9% en 2018 al 36,3% en 2022, lo que significa haber emancipado de la pobreza a más de 5,1 millones de personas, tanto en las regiones ricas como en las marginadas del sur.

En el bando contrario, tanto a nivel nacional como internacional, muchos esperan que Claudia, una física de 61 años, ganadora de un Nobel colectivo de estudios climáticos y que dirigió el gobierno de la Ciudad de México, nieta de judíos perseguidos por el nazismo y que habían huido a Europa, siga los pasos de otros “delfines” de presidentes salientes que, en América Latina, han virado hacia la derecha, destruyendo el camino anterior.

Sheinbaum, aunque mantiene un perfil independiente, ha prometido continuar la agenda de Amlo, consolidando proyectos de infraestructura y manteniendo medidas de bienestar, como los subsidios a la electricidad, que han beneficiado a millones de mexicanos. “Por el bien de México, primero las mujeres pobres”, dijo la candidata de Morena, recordando los resultados obtenidos por su gestión en Ciudad de México: reducción del 49% en el número de mujeres en riesgo de violencia, y también del 30% de los feminicidios, una verdadera plaga del país, con políticas de prevención adecuadas; construcción de tres nuevas universidades, becas, programas de transición ecológica y transparencia en los fondos públicos.

Uno de los temas principales de la campaña electoral fue, con dos diferentes enfoques, el de la violencia de los cárteles criminales que también caracterizó esta elección, durante la cual muchos candidatos a la alcaldía fueron asesinados. El lema de la izquierda fue: “Abrazos, no Balazos”, en las antípodas de lo que le gusta a la derecha y que hace referencia a la represión de Bukele en El Salvador o la de Milei en Argentina. En cambio,  la IV Transformación apunta a ofrecer a los jóvenes mayores oportunidades laborales y formativas.

La nueva presidente también tendrá la tarea de nombrar un nuevo juez de la Corte Suprema. En caso de victoria de Sheinbaum, se espera que se elija a un progresista para equilibrar el tira y afloja que se ha producido hasta ahora contra el gobierno progresista. Pero, mientras tanto, la derecha latinoamericana y sus aliados europeos, que han intentado manipular visiblemente las encuestas a favor de la candidata de Morena, como lo están haciendo para las elecciones presidenciales en Venezuela, esperan que su coalición no tenga una mayoría sólida en el parlamento, para intentar lastrar las reformas: como se ha visto en Brasil y como lo estamos viendo en Colombia contra el gobierno de Gustavo Petro.

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