Carola Chávez.
“Estemos preparados, hay un pequeño chance de que nuestros líderes horrendos puedan, sin saberlo, llevarnos a la tercera guerra mundial. ¿Qué lograríamos en Siria aparte de más endeudamiento y un posible conflicto de larga duración? Obama necesita la aprobación del Congreso (para poder atacar militarmente a Siria). Repito, a nuestro muy estúpido líder, NO ATAQUES A SIRIA, si lo haces muchas cosas malas pasarán y los Estados Unidos no ganará nada”. Así se expresaba Donald Trump en 2013, poco antes de lanzar su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos. Así se expresó durante su campaña, denunciando el gasto enorme en guerras y proponiendo usar ese dineral en beneficio de la gente. Entonces para los medios, Trump ya no fue más el taquillero millonario excéntrico, y se convirtió en un peligro para la humanidad. Así lo titularon y bajo las alarmantes letrotas negras, siempre una foto del la amenaza inusual y extraordinaria con bisoñé en medio de una estúpida morisqueta. Las letrotas negras se tornaron rojas cuando el misógino, xenófobo, tarado, psicópata, amigo de Putin ganó la presidencia.
Fue tan intensa la campaña mediática contra este loco, que hasta Venezuela, protagonista del cotidiano titular horrendo de primera plana de los últimos años, fue olvidada. El mundo pasó más de un mes sin saber de Venezuela, pero empapándose en los detalles del bisoñé de Trump, del sufrimiento silente de Melania, del negro futuro que Trump supone. Convertido en la burla del periodismo mundial, nunca vimos nada así contra un presidente gringo. Los medios corporativos lo destrozaban en cayapa como los hemos visto hacer contra mandatarios de otros países que a la Casa Blanca, le han parecido incómodos. Ahora la incomodidad estaba adentro de la Casa Blanca.
Convencido el mundo de que Trump es un monstruo apocalíptico que merece todo nuestro rechazo, viene este y bombardea a Siria, sin permiso del Congreso, sin siquiera presentar pruebas falsas ante el Consejo de Seguridad de la ONU, como hiciera Bush antes de atacar vilmente a Iraq. Nada, Trump, asumió ser el “líder horrendo que nos está llevando a la tercera guerra mundial”. Entonces, los grandes medios, sin disimulos, -ya nadie disimula- hacen borrón y cuenta nueva, convirtiendo al imbécil en un respetable líder justiciero.
“Estemos preparados, hay un pequeño chance de que nuestros líderes horrendos puedan, sin saberlo, llevarnos a la tercera guerra mundial. ¿Qué lograríamos en Siria aparte de más endeudamiento y un posible conflicto de larga duración? Obama necesita la aprobación del Congreso (para poder atacar militarmente a Siria). Repito, a nuestro muy estúpido líder, NO ATAQUES A SIRIA, si lo haces muchas cosas malas pasarán y los Estados Unidos no ganará nada”. Así se expresaba Donald Trump en 2013, poco antes de lanzar su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos. Así se expresó durante su campaña, denunciando el gasto enorme en guerras y proponiendo usar ese dineral en beneficio de la gente. Entonces para los medios, Trump ya no fue más el taquillero millonario excéntrico, y se convirtió en un peligro para la humanidad. Así lo titularon y bajo las alarmantes letrotas negras, siempre una foto del la amenaza inusual y extraordinaria con bisoñé en medio de una estúpida morisqueta. Las letrotas negras se tornaron rojas cuando el misógino, xenófobo, tarado, psicópata, amigo de Putin ganó la presidencia.
Fue tan intensa la campaña mediática contra este loco, que hasta Venezuela, protagonista del cotidiano titular horrendo de primera plana de los últimos años, fue olvidada. El mundo pasó más de un mes sin saber de Venezuela, pero empapándose en los detalles del bisoñé de Trump, del sufrimiento silente de Melania, del negro futuro que Trump supone. Convertido en la burla del periodismo mundial, nunca vimos nada así contra un presidente gringo. Los medios corporativos lo destrozaban en cayapa como los hemos visto hacer contra mandatarios de otros países que a la Casa Blanca, le han parecido incómodos. Ahora la incomodidad estaba adentro de la Casa Blanca.
Convencido el mundo de que Trump es un monstruo apocalíptico que merece todo nuestro rechazo, viene este y bombardea a Siria, sin permiso del Congreso, sin siquiera presentar pruebas falsas ante el Consejo de Seguridad de la ONU, como hiciera Bush antes de atacar vilmente a Iraq. Nada, Trump, asumió ser el “líder horrendo que nos está llevando a la tercera guerra mundial”. Entonces, los grandes medios, sin disimulos, -ya nadie disimula- hacen borrón y cuenta nueva, convirtiendo al imbécil en un respetable líder justiciero.
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