*JUAN MARTORANO.
Este es el segundo artículo que
había prometido, y en las próximas líneas quiero referirme a una situación
bastante delicada, que creo importante atender en el marco de la afectación que
la misma origina a cientos y cientos de ciudadanos y ciudadanas en la República
Bolivariana de Venezuela.
En primer lugar, quiero citar
textualmente lo dispuesto en el artículo 50 de nuestra Constitución, que
establece lo siguiente: “Toda persona puede transitar libremente y
por cualquier medio por el territorio nacional, cambiar de domicilio y residencia, ausentarse de la República y
volver, trasladar sus bienes y pertenencias en el país, traer sus bienes al
país o sacarlos, sin más limitaciones que las establecidas por la ley. En caso
de concesión de vías, la ley establecerá los supuestos en los que debe
garantizarse el uso de una vía alterna. Los venezolanos y las venezolanas
pueden ingresar al país sin autorización alguna.
Ningún acto del Poder Público podrá establecer la pena de extrañamiento
del territorio nacional contra venezolanos y venezolanas”. (Resaltado y
subrayado del articulista).
Pues bien, hace algunos días,
después de haber ejercitado mi derecho al descanso y a la recreación, y al
compartir en familia durante el asueto de la Semana Mayor, debía retornar a la
ciudad de Caracas a mis compromisos políticos y laborales. Desde hace más de un
año, y producto de circunstancias que no vienen al caso mencionar, me he venido
trasladando vía aérea hacia el estado Bolívar. Obviamente, el trasladarme por
ese medio, pese a ser un poco más costoso, es menos desgastante y mucho más
expedito en medio de las responsabilidades que debo atender, amén de que mi
poder adquisitivo de alguna manera me lo permite.
Pero en medio de estos
obstáculos, he podido notar como buena parte de las aerolíneas privadas que
prestan sus servicios en vuelos nacionales en mi país, se han venido sumando al
boicot y al saboteo, reduciendo sus frecuencias de vuelo hacia el estado
Bolívar, dificultando a varios usuarios y usuarias el traslado hacia dicha
entidad federal.
Alegan las referidas empresas que
el motivo de tal reducción (la cual apuesto que la hicieron de manera
unilateral, sin consultar con absolutamente nadie) es producto de la falta de
liquidación de divisas por parte del Gobierno Bolivariano, que no le permiten
adquirir los repuestos y la realización del mantenimiento a las aeronaves.
Pero lo cierto del caso, es que
lo que nos sucedió a un grupo de usuarios y usuarias en el aeropuerto Manuel
Carlos Piar de Puerto Ordaz, desde mi punto de vista es totalmente
inconcebible, y paso de seguidas a narrar la experiencia.
Como ya lo señalé, en uso de mi
derecho a la recreación y al descanso, me trasladé hacia Ciudad Guayana a
visitar a mi familia. Ya había adquirido con previsión y antelación los boletos
de ida y vuelta para la ciudad capital, correspondiéndome mi retorno el lunes
17 de abril de 2017, a las 10:30 am por la aerolínea Rutaca Airlines.
Pues bien, llegando a eso de las
8:15 am para mi chequeo y entrega de boarding pass, una de las promotoras de
dicha aerolínea me dijo lo siguiente: “Señor,
no tenemos hora de confirmación de la salida del vuelo, puesto que tenemos UN
SOLO AVIÓN para cubrir todas las rutas de nuestra empresa. A las 2 pm se
entregará el almuerzo. Déjenos su número de celular para informarle cualquier
cosa, acá también le dejamos un número para que se comunique cualquier cosa. Si
va a abandonar el aeropuerto, por favor avísenos”.
Llama poderosamente la atención
como una aerolínea privada nacional de transporte de personas tenga una excusa
tan chimba para justificar tanta indolencia e inoperatividad.
Inmediatamente procedí a
comunicarme con alguna gente de Caracas, señalándoles esta contrariedad, a lo
que uno de los compañeros me recordó un dato extremadamente importante: “Recuérdate que para hoy ellos convocaron a
un paro a nivel nacional”. Era 17 de abril, lunes posterior a la Semana
Santa.
Pero ahí es que empezó cristo a
padecer, puesto que comenzaron 10 horas de calvario y de faltas de respuestas. En
medio de esta tribulación, me conseguí con un buen amigo, al que tenía tiempo
que no veía, y nos empezamos a hacer compañía, quien además de brindarme un
café, empezamos a conversar sobre diversos tópicos de la realidad política
nacional e internacional.
Así nos fue transcurriendo el
tiempo, hasta que decidimos ambos subir a la sala B del Aeropuerto Manuel Piar
de Puerto Ordaz a esperar nuestro avión, y ahí a eso de las 12 m, la aerolínea
Rutaca (que era donde nos íbamos a trasladar) nos autorizó para un “snack”, y
procedimos a almorzar allí. Era lo único que nos garantizaba la referida
aerolínea.
De hecho, nos señalaron algunas
de sus empleadas, que sería a eso de las 3 de la tarde donde sabríamos si
nuestro vuelo hacia Caracas se cancelaría o no.
Pues bien, luego del almuerzo,
empezó un lapso desde las 12:30 hasta
las 4:30 pm en l que no teníamos ningún tipo de información. El amigo y yo solo
veíamos una pista vacía a la expectativa de que llegase algún avión y tener
algún tipo de respuesta. Los empleados y empleadas de Rutaca Airlines, durante
ese lapso de tiempo, prácticamente se esfumaron y no daban la cara. En lo
personal, me sentí atropellado, afectado y vulnerado en mis derechos.
A las 4:30 pm fue cuando salió
finalmente una trabajadora a dar la cara y a señalarnos que ellos estaban
contratando un avión de Laser o Estelar, para que a eso de las 7:30 pm nos
trasladará a Caracas. Es importante destacar, para los que hemos tenido la
oportunidad de estos viajes aéreos, lo difícil que se pone la subida a Caracas
después de las 6 pm, y más cuando se refiere a los taxis del Aeropuerto
Internacional de Maiquetía, que te sacan los ojos de la cara, más sin embargo,
estaba dispuesto a esperar.
Pero resulta, que la aeronave,
hasta el momento en que permanecí en el aeropuerto, a las 6:30 pm, no llegaría,
y que el coordinador de Rutaca autorizaría otro “snack” para que la gente
cenara, más no garantizaban ni el hotel, ni mucho menos el traslado de ninguno
de nosotros a nuestros destinos en Caracas. ¡Qué falta de respeto y abuso en
verdad!
Producto de esa indignación y
ante el riesgo que podía correr por una salida tardía, y con todo lo que ello
implicaba, procedí a retirarme del aeropuerto, ante la falta de respeto y que
la misma línea no me garantizaba el canje del boleto para una fecha que me
fuese más cómoda y me garantizase mi seguridad, y gracias a otro amigo, me dio
la cola hasta mi casa en Guayana.
Luego me enteré que llego un
avión a eso de las 9 pm y a las 10:30 pm fue que finalmente el vuelo 310 de
Rutaca Airlines que debía salir a las 10:30 am de ese lunes 17 de abril de
2017, salió a esa hora.
Afortunadamente, no todo fue
malo, ya que gracias a algunas gestiones, regresé a Caracas vía terrestre con
los compatriotas y camaradas trabajadores de la CVG y Sidor que vendrían a la
marcha del pasado miércoles 19 de abril, y así fue como pude regresar a la
ciudad capital.
A su vez, pude celebrar el
milagro de la vida, y el nacimiento de mi bella y querida sobrina, Natalia
Valentina, a la que aproveché para conocer y darle todas las bendiciones.
Ahora bien, luego de este relato,
debo permitirme hacer algunas reflexiones y consideraciones al respecto.
En primer lugar, me llamo la
atención que no solo fuimos los usuarios de Rutaca Airlines que resultamos
afectados en nuestros vuelos hacia Caracas el lunes 17 de abril de 2017.
También la aerolínea Aserca Airlines, que es una aerolínea privada pero de las
que sale más puntuales en el país, y no tengo problemas en reconocerlo, también
presentó este “extraño retraso” ese día.
También es importante destacar
que para que los que usamos este medio de transporte, si lo planteamos desde el
más puro estilo capitalista, ESTAMOS PAGANDO POR UN SERVICIO, NO ES UNA CARIDAD
NI UN FAVOR QUE NOS ESTÁN HACIENDO, y están obligados por las leyes a
garantizarnos dicho servicio, o en su defecto, a resarcirnos por los daños y perjuicios que
nos hayan podido ocasionar.
Esta aseveración la aprendí de mi
camarada y amigo Eduardo Samán. Cuanta falta hace en nuestro país no solo una
Superintendencia que nos ampare en nuestros derechos socioeconómicos, sino una
que sea lo más parecido a lo que hizo Samán en su momento, que no es más que
nos garantice la defensa y el acceso a los bienes y servicios que redunden en
nuestro bienestar y vivir bien.
Seguramente amiga lectora y amigo
lector no se enterará de este tipo de situaciones, puesto que le ocurrió fue a
una aerolínea privada. Pero libre dios que la que hubiese incurrido en esta
actitud hubiese sido Conviasa o alguna de las empresas o aerolíneas del
Gobierno Bolivariano. Hubiese sido hasta trending topic en las redes sociales.
Se demuestra también que la
empresa privada puede ser tan ineficiente y prestar tan mal servicio y que la
indolencia e irresponsabilidad no es un patrimonio exclusivo de las empresas
públicas, como lo quiere hacer ver la propaganda de la derecha.
Autocríticamente debemos señalar
la labor del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) en el estado
Bolívar). Ya que por su actitud displicente, y hasta complaciente, uno no sabe
si es que son funcionarios de una institución obligada a garantizar los
derechos de los usuarios y usuarias del transporte aéreo en la República
Bolivariana de Venezuela, o si también forman parte de la nómina de las
aerolíneas privadas. ¿O será que ellos también con su actitud, forman parte de
las acciones de sabotaje, de las acciones tendentes a generar molestias y
malestar a los usuarios y usuarias de estos servicios para que despotriquen en
contra del Gobierno? Me pregunto.
También me señalaba el amigo que
me acompañó en dicho vía crucis, que llamaba la atención que muchas líneas aéreas
privadas (Rutaca Airlines una de ellas) han estado reduciendo las frecuencias
de vuelos nacionales, más por concesiones otorgadas por el mismo Estado, están
aumentando sus frecuencias en vuelos internacionales, obviamente porque les
resulta más “rentable”. Es importante que el Ministerio del Transporte y el
compatriota Ricardo Molina, tomé nota sobre esta situación.
Y como dicen popularmente: “El
que está picao de culebra, cuando ve el bejuco brinca”. En este momento de
amenazas y ataques a la Revolución, estas empresas privadas llamadas
aerolíneas, no escapan a la posibilidad de que se sumen al boicot y a las
agresiones contra el Gobierno Bolivariano.
Tan es así, que en el libro “Los
Documentos del Golpe” editado por la Defensoría del Pueblo y la Fundación “Juan
Vives Suriá”, en algunas de las hemerotecas mostraron recortes de periódicos
del año 2002, donde se observa el boicot que esas mismas aerolíneas realizaron
para sumarse a los planes de derrocamiento de la Revolución Bolivariana
liderada por el Comandante Hugo Chávez.
Estemos alertas, puesto que los
enemigos de la Patria no descansan y tratarán de escalar en los conflictos. Y una
de esas maneras es aumentar los estados displacenteros de nuestra población en
varios órdenes, para afectarnos y originar hechos de alteración de orden
público, que justifique las salidas violentas y crear las condiciones de una
guerra civil en el país.
Estamos obligados en estos
momentos no solo a mantenernos informados, sino a organizarnos para hacer
frente a estos ataques. No le dejemos la responsabilidad exclusiva al
Presidente Nicolás Maduro y a las instituciones del Estado en la defensa de
nuestra soberanía e independencia nacional.
Afortunadamente en esa
oportunidad fracasaron, y en esta oportunidad volverán a fracasar.
¡Bolívar y Chávez Viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron
siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
*Abogado,Activista por los DerHumanos,Militante Revolu y dela Red
Nacional Tuiter@s Socialistas ( http://.juanmartorano.blogspot com /http:juanmartorano.worpress. com).jmartoranoster@g mail ,j_martorano@hotmail.com , _. a .
@juanmartorano ( en Tuiter
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