martes, 3 de junio de 2014

Todo comenzó con el magnicidio de Chávez.

Esta confusa historia que hoy vivimos comenzó con el asesinato de Chávez. Al Comandante lo mataron, no cabe duda, absurdo es pensar lo contrario. Las evidencias que sustentan la tesis del asesinato son muchas y son contundentes.
Después de su muerte, entramos en turbulencia que amenaza con torcer el rumbo. Este ciclo histórico no puede terminar en fascismo, o en socialdemocracia, en pacto, eso sería otro magnicidio. Lo que resta a la Revolución es regresar al comienzo de este ciclo histórico y analizar las causas y consecuencias del magnicidio. Y tomar las medidas, las correcciones, necesarias.
Es inaudito que este hecho clave en la historia nuestra se deje pasar como si fuese algo inexplicable, inevitable, sin consecuencias, un capricho de raros dioses. Es una actitud equivocada. El Comandante tiene todavía mucho qué decir, tiene mucha fuerza para pelear, no es tiempo para confinarlo en el recuerdo, en las ceremonias, a las fotos en la pared. Así como Chávez trajo a Bolívar y a Cristo al combate contra las oligarquías, es tiempo de convocar al Comandante para que se ponga al frente de la batalla.
Chávez sentía el magnicidio biológico, de sus propias palabras pueden oír su alerta, el audio está en elaradoyelmar.blogspot.com
Lo primero es preguntarnos, ya establecido el asesinato, que dicho sea de paso siguen utilizando la misma distracción al hecho consumado que tuvieron con la amenaza de magnicidio (descreimiento, discusiones, sofismas, chistes), es necesario preguntarnos: ¿por qué lo hicieron, qué buscaban?, ¿quiénes lo hicieron? Esas son las preguntas importantes, las que no pueden pasar desapercibidas.
Las respuestas fluyen, sólo es necesario un poquito de intuición: lo hicieron para yugular a la Revolución, la marcha al Socialismo, ese es el motivo del crimen. ¿Quiénes? Los interesados en parar el Socialismo en un país petrolero lleno de historia heroica, los afectados por la ola libertaria que crecía en el continente: ¡las oligarquías!, las del norte y las de aquí adentro. ¿Modus operandi? Similar al de miles de asesinatos iguales a éste y que aún después de siglos no se aclaran.
Y por sobre todo, los empeñados en borrar de la memoria colectiva el recuerdo de un país, de un pueblo humilde que un día, tras un Mesías, intentó construir el Reino de Cristo aquí en la América. Esos que no han cesado en su empeño de acabar con la esperanza, que no aceptan concesiones, llamados a la paz, que sólo quieren las cenizas del Socialismo.
No entremos hoy a considerar si las oligarquías magnicidas están logrando su objetivo. Reflexionemos sobre la conducta de los revolucionarios: qué estamos haciendo para preparar a la masa chavista para el mejor homenaje al Comandante, que es seguir adelante en el camino al Socialismo. Cómo están la conciencia revolucionaria, la pasión, de la masa, qué hacemos para elevarlas. Las respuestas no son alentadoras. No nos engañemos, el giro hacia la derecha que da la dirigencia repercute en la masa, confunde a los cuadros medios. Con cada alcahuetería con el oligarca, con el capitalista, con cada pacto económico, con cada debilidad frente al enemigo se pierde la mística, la pasión, afloran las conductas derechistas con la fuerza de la aprobación de los superiores, aparece la persecución al chavismo -aunque esto parezca absurdo- que ahora hiede a extremismo, a errores cometidos, a conductas de otras épocas.
La masa busca con desespero llenar el vacío de la ausencia de un Chávez combativo que se le pare a la oligarquía. He allí un gran peligro, el vacío lo puede llenar un falso mesías.
Volvamos a Chávez, retomemos el camino del Socialismo, definamos al enemigo, la oligarquía en cualquiera de sus versiones, al capitalismo, al imperialismo. Como decía la Liga: Desechar las ilusiones, prepararse para el combate.
¡Chávez Vive! de verdad en la marcha hacia el Socialismo, en el ¡Horror a las Oligarquías!
www.elaradoyelmar.blogspot.com

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