Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
El Socialismo, de la noche a la mañana, quedó fuera del juego político, convertido en retórica. Se nombra de vez en cuando y sólo en los protocolos, o para usarlo como hoja de parra que disimula, maquilla, operaciones capitalistas de gran calado. Como ésta de las zonas especiales que ya están en camino, especies de santuarios para el capitalismo.
Estas zonas especiales evidencian, tal como las conferencias de paz económicas, la verdadera naturaleza de la pugna que hoy sucede en Venezuela. Veamos.
Por un lado, tenemos las zonas especiales que se anuncian con fuegos artificiales de todos los colores, menos el rojo. Se dice que el modelo es el chino, que en Shangai ha dado buenos resultados. No toca aquí detenernos en esos “buenos” resultados, quizá sea suficiente decir que aquel éxito de la expansión del capitalismo, (de ninguna manera del Socialismo, tal como lo ordena el Plan de la Patria, el de Chávez), está sustentado por mano de obra en condiciones de esclavitud, ha producido millonarios y millones de esclavos. Es comprensible, el capitalismo se basa en la explotación de los obreros, así es en China, en Rusia, en Brasil o en las zonas especiales venezolanas, no hay otra forma de producción capitalista.
Las zonas capitalistas salvajes, también conocidas como zonas especiales, requieren condiciones excepcionales para la explotación del trabajo. Allí no funciona la ley del trabajo (atención, Will Rangel), se establece la repatriación libre de la explotación del trabajo en forma de divisas, son especies de cotos de caza del capitalismo, de “patente de corso”.
Hasta aquí, las poderosas zonas capitalistas, respiro para los capitalistas mundiales, sobre todo para los chinos que están empachados, ahítos, de dólares, atapuzados de mercancías.
Al lado de estos verdaderos oasis para los capitalistas nacionales e internacionales se proponen, tímidamente, Zonas Socialistas. Si la intención es verdadera, el reto es enorme: al lado de las zonas capitalistas, establecer Zonas Socialistas, los dos sistemas enfrentados. Ya la experiencia fracasó en China, el reto es tan importante cuanto difícil. Se debe afrontar con mucha seriedad, no se puede dejar al Socialismo inerme frente al monstruo capitalista.
¿Cómo prepararse para esta batalla? Lo primero es sincerar la posición del gobierno: ¿cuál es su lado de la talanquera en este combate? Está con el capitalismo de las zonas especiales, o con el Socialismo de las Zonas Socialistas.
¿Cómo serán estas Zonas Socialistas? ¿Cómo funcionarán, qué objetivos tendrán? ¿Serán sólo para guardar las apariencias, para maquillar la deslealtad con el Plan de Patria?
¿Qué justifica crear capitalismo, abrirle las puertas, cómo beneficia eso al Socialismo? ¿Es posible la convivencia de los dos sistemas? ¿Está convivencia es armónica, o el capitalismo pretenderá comerse al socialismo como hizo en China? En ese caso, ¿qué posición tomará el gobierno? O mejor, ¿cuál le será permitida por el gran capital internacional?
Si vamos al Socialismo, ¿por qué crear, fortalecer, al enemigo del Socialismo, al capitalismo?
Si vamos al Socialismo, ¿por qué crear, fortalecer, al enemigo del Socialismo, al capitalismo?
¿Si son Zonas Socialistas verdaderas, cómo deben ser? Profundicemos.
La Zona Socialista tiene que ser un campo de combate contra el capitalismo, es decir, contra la zona capitalista, por la construcción del Socialismo. Allí, el principal deber tiene que ser, tal como dijo el Che, luchar contra el imperialismo donde quiera que esté, hacer la Revolución, construir el Socialismo.
Por eso, las Zonas Socialistas, deben estar dotadas de un poderoso sistema de comunicación. Por ejemplo, sería bueno que se le asignara a TVES, a un diario, unas horas en el sistema de medios públicos. Allí debe funcionar el PSUV, como una vanguardia, en la que sus militantes sean los primeros a la hora del sacrificio y los últimos a la hora del reparto de los beneficios: “los mejores entre los buenos”. Deben existir Brigadas de Trabajo Voluntario y brigadas internacionalistas. El ALBA, en su mejor sentido original, de alianza cultural, humanista y no capitalista, debe encontrar allí su realización.
Deben contar las zonas socialistas con un régimen especial económico, jurídico, que defienda, proteja, impulse al Socialismo.
Deben, las Zonas Socialistas, que serán arietes de la lucha contra el capitalismo, poseer un Instituto de Altos Estudios del Socialismo para afinar la teoría revolucionaria, alimentarla con la práctica. Este Instituto podría empezar sus actividades con la convocatoria a una conferencia socialista, de los socialistas, que reúna a los mejores pensadores revolucionarios del país y del mundo, que sacuda a tanto fraude que ha pasado por aquí, a tanto Dieterich. Que mantenga grupos de estudios y de producción teórica, que alimente la batalla contra las zonas capitalistas.
Son interrogantes, dudas, proposiciones que merecen análisis, atención. Ojalá que así sea, que la dirección nuestra se percate del terreno peligroso que pisamos y tome medidas para defender al Socialismo, al legado de Chávez. Ojalá las Zonas Socialistas, el Socialismo, tenga un décimo del apoyo y la urgencia de las zonas capitalistas. Ojalá podamos un día tener claro los dos lados de la talanquera.
¡Socialismo o barbarie! ¡Viva Chávez!
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